16. El cazador cazado.

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Tres días lejos de NuNew, lo estaban volviendo loco. Lo llamó cientos de veces pero NuNew rechazó todas y cada una de sus llamadas, también fue hasta la casa de su madre y a pesar de que la mujer fue tolerante, no pudo ver ni hablar con su hijo.

Zee pensó durante esos tres días que podría haber dicho la mujer para que NuNew se negara a recibirlo cuando todo iba tan bien, pero no llegó a ninguna conclusión más que la obvia: el matrimonio de NuNew y Norban Panich.


Zee cada día se convencía más que ese matrimonio no era más que una farsa, y si alguna vez sintió pena por haberse acostado con el esposo de su padre, ya no la sentía. NuNew solo estuvo tres veces en la habitación de su padre, mientras que él, le había hecho el amor veinte o más veces, había dejado de contar hace mucho tiempo. Había probado cada centímetro de la piel de NuNew, lo había besado y lo había llenado con sus fluidos más que nadie. NuNew le pertenecía. Además sentía que NuNew también lo reclamaba a él. ¿No era eso más fuerte que cualquier documento legal?

Habían pasado semanas desde que Zee se ausentó de su casa y de sus negocios en Zúrich, debía regresar para ordenar sus finanzas y poner en venta sus propiedades, no podía seguir viviendo en Suiza mientras las cosas con NuNew no estuvieran ordenadas. Había pospuesto el viaje dos veces esperando que el joven entrara en razón y se decidiera a aceptar hablar con él, pero la situación no mejoraba y en Suiza había negocios que requerían su atención.

Zee le mandó un último mensaje a NuNew, avisando que debía partir pero que regresaría pronto.

Tomó el avión y regresó a su hogar.


***


NuNew leyó el mensaje muchas horas después y se sintió más triste, desde su habitación había escuchado la voz de Zee hablando con su madre cada una de las veces que fue a verlo, pero no pudo bajar a recibirlo, las palabras de su madre se lo impidieron.

Ahora NuNew tenía miedo de que Zee ya no regresara y lo dejara solo con su esposo. Regresar a la vida que tenía antes de Zee, era demasiado angustiante para NuNew. Tener que vivir junto a un hombre al que no deseaba, un hombre que lo abandonaba por meses, regresar a la soledad y la frialdad de una vida sin Zee. ¿Cómo se acostumbraría a eso? Zee le había enseñado y mostrado tantas cosas.

La vida de NuNew se debatía entre dos frentes, el primero de ellos era la lejanía de Zee, ese peso lo estaba hundiendo a profundidades que jamás creyó posibles, pero el segundo frente lo estaba trastornando: esa mujer española que había sido elegida por Norban Panich para casarse con Zee. De día NuNew pensaba en cuánto extrañaba a Zee pero por las noches, se revolcaba en su miseria al imaginar que esa mujer estuviera cerca de él.

Ignorar a Zee era lo más difícil que había hecho en toda su vida, tenía recuerdos vagos de su vida antes de Zee, pero los recuerdos que juntos habían forjado estaban en su mente, vividos como un dibujo en tres dimensiones. Recordaba cada detalle de sus encuentros con Zee. Recordaba sus besos y su olor y se ensimismaba al rememorar cuán bien encajaban sus cuerpos, como dos piezas de un único rompecabezas. Zee le daba un sentido de plenitud que no sabía que existía en el mundo. Había vivido ciego antes de conocerlo y perderlo le resultaba escalofriantemente triste.

Su madre lo obligaba a comer, contrario a lo que hizo, cuando de niño, le prohibía los alimentos que a todos los niños, los hacían felices. La mujer rogaba que comiera chocolates, galletas dulces, papas fritas, cualquier cosa... lo que fuera, pero NuNew solo comía maní. Su madre buscó y preguntó si una persona podía vivir a base únicamente de maní y nunca encontró la información que buscaba, pero sí encontró un maní lleno de nutrientes con el que comenzó a llenar el plato de su hijo.

RENDIDO (Un esposo virgen) // ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora