AU| Mike Wheeler, pertenece a una familia adinerada pero de principios morales sólidos, y aspira convertirse en un honorable agente de policía
Pero su vida se ve sacudida cuando su hermana mayor Nancy se involucra con el líder de la mafia, Jonathan...
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Will observaba con atención mientras su padre, Lonnie, limpiaba meticulosamente su arma en la pequeña sala de entrenamiento.
— Will, ven aquí.- llamó Lonnie con una voz firme y autoritaria. Will se acercó, sintiendo la mirada penetrante de su padre clavada en él. — Necesito que lo hagas bien. En este mundo, no hay espacio para errores. La puntería es tu mejor aliada, y debes aprender a confiar en ella, te salvará el trasero.
Will asintió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Había practicado durante años su habilidad para disparar, y sabía que era lo único en lo que realmente destacaba. Sin embargo, también sabía que su padre no era alguien fácil de complacer.
— Aquí no hay segundas oportunidades.- dijo Lonnie, mientras colocaba el arma ensamblada en la mesa frente a ellos. — Solo los más fuertes sobreviven. La fuerza es todo. No se muestra piedad, ni aunque supliquen ¿entiendes?
Will tragó saliva y asintió, evita contradecirle, pero Jonathan dice que la fuerza no siempre es la respuesta; la inteligencia a veces es más efectiva. Y Will está de acuerdo, pero no puede contradecir. Se prepara para lo que vendría a continuación. Lonnie tomó el arma y la sostuvo con firmeza, mirando a su hijo con una expresión dura.
Se encontraban en una habitación sombría, con la única iluminación proveniente de una tenue lámpara colgante. Frente a él, un hombre estaba atado a una silla, con una bolsa oscura cubriéndole la cabeza. Will, con la mandíbula tensa, miraba fijamente al hombre atado. Un temblor incontrolable recorría su cuerpo.
— La primera lección es la disciplina.- continuó Lonnie. — Debes aprender a controlar tus emociones en todo momento. La ira y el miedo solo te llevarán a cometer errores fatales. Sostenla con fuerza.
Will asintió solemnemente mientras tomaba una pistola de su padre. Podía sentir la frialdad del metal contra su piel.
— Mantén tu dedo fuera del gatillo hasta que estés listo para disparar.- instruyó Lonnie. — Recuerda, siempre apunta a la cabeza si quieres neutralizar a tu objetivo de inmediato. No quiero que te vuelvas un maricón como esos debiluchos. Mantén tus emociones bajo control, nunca dejes que te nublen el juicio.
Will asintió nuevamente, absorbiendo cada palabra de su padre. Aunque herido por las palabras de su padre, hizo todo lo posible por ignorar los comentarios y concentrarse en su objetivo.
Sostiene el arma con manos temblorosas, sus ojos fijos en el hombre frente a él. La frialdad del metal en sus manos contrasta con la tensión que se apodera de su cuerpo. La decisión de disparar pesa en su mente como una carga insoportable. Antes le disparaba a muñecos, y ahora a una persona real.
A un traidor.
El silencio es casi ensordecedor mientras Will traga saliva, sintiendo el nudo en su garganta.
