De Regresó.

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Me cobije la cara con tus manos
Para seguirte amando... todavía
Me despertaste tú... casi dormido
Y me querías decir... no sé que cosas
Pero calle tu boca... con mis besos
Y así pasaron muchas...
Muchas... muchas horas

Dionisio se quedo sin habla solo parpadeaba y me sonreía pizpireto, estaba fascinado con las pocas estrofas que le regale.

-¿Te han dicho lo hermoso que cantas?.-Me dijo sobándose la nuca.

-Ey.- Le respondí con una sonrisa, me giré y tome mi ropa, comencé a vestirme y él entendió que ya era hora de irse, se paró y también se comenzó a vestir.

Al terminar ambos, nos quedamos viendo de frente.
El Gallero me miraba embelesado.

-¿Nos vemos para el desayuno?.- pregunto poniéndose su sombrero.

-Ándale, me parece bien.-Asentí y me senté en la orilla de la cama. Dionisio se acercó y me planto un beso en el cachete pa después salir de la recámara.

Me dejo sonriendo, hasta que sacudí la cabeza regresando a mi realidad.

-Taruga, pendeja, ¿Que haces?.- me quede quieta un momento haciéndome la gran pregunta.

Es cierto que desde hace tiempo la conexión que tuvimos el Gallero y yo fue al instante, es un hombre interesante, lleno de misterio, solitario y yo solo quiero que le vaiga bien, pero no puedo negar que las últimas veces que había estado tan cerca de sus labios, me los saboreaba mucho, y yo siento que él también, pero no sé. Siento que lo nuestro no puede ser, a pesar de que he notado que es demasiado inocente pa saber lo que mi presencia causa en la vida de los hombres.

El ha sido la única persona con la que he sentido que no ve mis ojos, sino más allá, como si me estuviera viendo el alma.

Termine de arreglar mi cuarto, después me dispuse a bajar para desayunar con todos en la fondita que estaba ahí a un lado de nuestro hostal.

-¿Quiubo pues?.-Les salude a todos ya que ellos habían llegado más temprano que yo, todos asintieron saludándome, Dionisio quedó a un lao mío, me regaló una sonrisa bonita y todos lo vieron ahí. Me senté.

-¿Que vamos a hacer?.-Dijo Secundino. -Yo diría que nos moviéramos de aquí, estamos muy cerca de Lorenzo y pueden buscarnos.

-Yo opino que nos vayamos pa Aguascalientes, Lorenzo no sospecharía que regresaríamos ahí porque ya no hay feria.-Mencionó Candelario y todos lo pensamos por un momento la proposición.

-Ey, creo que ta buena esa idea, mi vida esta en los palenques cantando, pero creo que tendré que guardarme un rato pa evitar cosas.-Mencione después de darle un trago a mi cerveza.- Si quieren que nos vaigamos hoy mismo, por mi no hay problema.

-Miren igual no nos precipitemos, hoy podríamos seguir aquí encerraditos, sin llamar la atención y ya mañana Dios dirá, podríamos salir temprano para llegar para la hora de la comida.-Volvió a hablar Don Secundino.- Yo tengo un conocido en una Hacienda a las afueras, podríamos llegar ahí a ver si nos da asilo.

-Ta bueno pues.-Respondió Dionisio y después le tomó un gran trago a su mezcal.

Todos quedamos de acuerdo pa irnos mañana por la mañana pa Aguascalientes, La feria de San Marcos había terminado hace dos semanas, y ahí nadie nos buscaría. Desayunamos rete sabroso y después nos reunimos en el cuarto más grande que era el de los muchachos (Javier, Agustín y Candelario) para seguir platicando un poquito, luego Dionisio arrimó una botella de tequila el más bueno de la región y se armó la bohemia cuando Agustín empezó a tocar la guitarra y Javier comenzó a cantar:

Yo sé que tu recuerdo es
Mi desgracia, y vengo aquí nomas a recordar
Que amarga son las cosas que nos pasan
Cuando una mujer que paga mal
Quien no sabe en esta vida la traición
Tan conocida que nos deja
Un mal amor

Quien no llega a la cantina
Exigiendo su tequila y exigiendo su canción
Me están sirviendo ya la del estribo
Ahorita ya no sé si tengo fe
Ahorita solamente
Ya les pido que toquen
Otra vez la que se fue

Y así estuvimos hasta la hora de la comida, tomando, cantando y platicando. Justina y Candelario fueron por tacos pa todos y nos seguimos de jiló hasta la entrada la media noche.

-Bueno yo ya me voy pa dormirme un rato.-Se puso de pie el gallero y se alzó un poco el sombrero. Enseguida Justina también se despidió y se fue a su cuarto.

-Espérate Gallero.-Le dije antes de que saliera por la puerta, el se quedó bajo el marco y yo me acerqué hasta un lado de él.

-Nos vemos en la mañana pues, descansen muchachos, no tomen mucho eh.-Les dije mientras tome del hombro a Dionisio para detenerme ya estaba un poco mareada, todos estaban aún impresionados por el echo de que yo lo tocara.

-Que descanses Caponera.-Me respondieron los muchachos. Asentí y salí del brazo de Dionisio.

Caminamos un poco más adelante por el pasillo.

-¿Gallero estas seguro de querer irte conmigo, con nosotros pues?.-Le pregunte mientras ambos observamos el cielo y caminábamos.

-Si pues, yo fui quien te metió en todo este desmadre, no me voy contigo porque le tenga miedo a Lorenzo, me voy contigo porque temo que te quiera hacer más daño.-Dijo y me observo frenando nuestro paso.

-No me perdonaría si ese cabron le hiciera algo.-Me tomó por el cachete y yo acaricié su mano en mi rostro.

-Estando contigo me siento segura.- Le dije y tome su mano libre, él me miró directo a los ojos.

-Y lo estarás.-Mencionó y poco a poco sentí como ambos nos íbamos acercando, hasta que me frene de golpe, no está bien lo que estoy haciendo.

Carraspe la garganta.- Bueno, que descanses Gallero, te veo al ratito.-Me despedí con la mano y cuando estaba apunto de darme la vuelta para irme a mi cuarto me jalo del brazo, me tomó de la cintura me pego a él y me planto un beso lleno de pasión, las notas del tequila en sus labios le daban el toque perfecto. Nos separamos por falta de aire y dejo un tierno beso en mi nariz.

-Que descanses Caponera.- Me soltó, le sonreí y me fui para mi recámara. Al llegar cerré la puerta detrás mío y me apoyé un poco en ella estaba incrédula por lo que acababa de pasar, Dionisio había sido el de la iniciativa pa besarnos, toque mis labios aún húmedos, en mi estómago sentí algo, emoción. Quien lo viera tan calladito al condenado.

Por la mañana Dionisio y Secundino salieron a conseguir una carreta más para poder viajar todos juntos, la compraron subimos nuestras cosas y partimos para Aguascalientes, nos esperaba un largo camino de 6 horas.

El Gallo De OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora