El Casino.

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-¡Madres!.-Dijo apenada .

-¡Justina!.-Le grite viéndola y enseguida le lance una mirada a Dionisio estaba pálido de vergüenza.

-Yo...Yoo...- Fue lo único que pudo pronunciar Justina y después salió echa la mocha, colorada colorada.

Dionisio me miró serio.

-Dispensala a veces es medio terca.-Le dije entre risas apenada.

Dionisio negó entre risas.

-Ay Dios mío.-Suspiro.- Creo que ya es hora de que me vaya.-Se levanto de la cama y tomo su ropa, se vistió se acercó hasta mi lado de la cama y beso mi frente.

-Te veo en un rato.-Me dijo y yo solo asentí con una sonrisa.

Cuando se fue, me vestí y prepare mis cosas pa irme a bañar, después de desayunar y estar todos en la mesa, quería ir a conocer bien la hacienda.

-Bueno si me disculpan yo voy a ir a caminar un poco.-Me levante de mi silla y Dionisio me ayudo a retirarla, le sonreí en agradecimiento.

-¿Quieres compañía?.-Pregunto colocándose el sombrero.

-Ey.-Le asentí y le indique con la cabeza que me siguiera.

Caminábamos entre el arado, la hacienda estaba rodeada de árboles frutales al ver una higuera corrí a tomar uno de sus frutos.

-Mira Gallero, está rete lleno de higos. ¿Queres?.-Lo mire.

-Ta gueno.- Respondió y me acerqué corriendo al árbol, busqué los higos maduros listos pa cortar. Y los arranque, tome como 4 y lo dividí pa ambos. Nos sentamos debajo de un mezquine en lo fresquito, me termine la fruta de un senton.

-¿Están buenos veah?.-

-Ey, mira ese árbol de allá es un nogal.-Le apunte al otro lado del arado.- Y ese de allá es un manzano.-Voltie a ver a Dionisio el me miraba con ternura.

-Eres rete lista.-Me acarició el cachete sonriendo. Su comentario me hizo chivearme y sentí como mis pómulos se pusieron colorados.

-Bueno algo se.-Respondí me sonrió y nos abrazamos viendo el campo.

Después de pasar un rato ahí sentados y otro más caminando por las caballerizas de la hacienda volvimos a la casa grande, pasamos por la cocina para tomar un vaso de agua fresca y nos encontramos con Secundino y José.

-¿Como les va?.-Dijo Secundino tomándole a su cerveza.

-Bien, todo bien.-Respondi mientras Dionisio me llevaba de la mano, el solo sonrió emocionado mostrando nuestras manos unidas.

-Me alegra saber que están juntos, se ven bonitos pues.-Nos dijo y Dionisio me abrazó por la cintura.

-Nosotros también tamos felices.-Le dijo con una sonrisa bonita.

-Vamos a ir al centro, al casino ¿Ustedes gustan?.-Pregunto José y ambos nos miramos como poniéndolo en duda.

-Seria buena oportunidad para duplicar los pesos que te había comentado.-Le dije al Gallero.

-¿Será?.-

-Si Dionisio, vamos pues.- Me separe de él. -Voy por mi chal, no tardo.- Los tres ahí asintieron y un momento después ya estaba otra vez con ellos.

Llegamos al casino en el coche de José, pedimos un par de tequilas  y comenzamos jugando naipes Dionisio fue el encargado de duplicar nuestros pesos, nos fue bien ganamos varias veces, hicimos una pausa y aprovechamos para comer un poco y tomamos bebida, después nos fuimos a la ruleta donde ahí jugué por primera vez, gané. La suerte nos acompañaba esa noche, la gente a nuestros alrededores comenzaba a juntarse mientras jugábamos pues no habíamos perdido ni una sola vez y eso generaba algo de morbo.

Decidí dejar de jugar y solo el único que seguía apostando era Dionisio, pero ahora en más juegos, a pesar de que no tenía mucho conocimiento en algunos de ellos Secundino, José o yo le explicábamos lo que tenía que hacer y cómo hacerlo, es buen alumno aprendió rete rápido. Los tragos ya me estaban haciendo efecto y la boca me gorgoreaba pa cantar a todo pulmón y deleitar a todos ahí.

El mariachi que estaba ahí comenzó a tocar "El Último trago" y no pude aguantarme, me acerqué y les pregunté si podía cantarla a lo que ellos me miraron extrañados pero aceptaron y comenzaron de nuevo, mientras comenzaba le di un trago rápido a mi tequila.

Tómate esta botella conmigo
Y en el último trago nos vamos
Quiero ver a qué sabe tu olvido
Sin poner en mis ojos tus manos
Esta noche no voy a rogarte
Esta noche te vas de a de veras
Qué difícil tener que dejarte
Sin que sienta que ya no me quieras

Les cante entre los ahí presentes, me subí por un instante al escenario del lugar, luego volví con el público y me dirigí justo a dónde estaba Dionisio y le cante:

Nada me han enseñado los años
Siempre caigo en los mismos errores
Otra vez a brindar con extraños
Y a llorar por los mismos dolores
Tómate esta botella conmigo
Y en el último trago me besas

Brindó con su caballito viéndome a los ojos.

Esperamos que no haya testigos
Por si acaso te diera vergüenza
Si algún día sin querer tropezamos
No te agaches ni me hables de frente
Simplemente la mano nos damos
Y después que murmure la gente

Le tome la mano.

Nada me han enseñado los años
Siempre caigo en los mismos errores
Otra vez a brindar con extraños
Y a llorar por los mismos dolores

Lo levante de su asiento con el tequila en mano.

Tómate esta botella conmigo
Y en el último trago nos vamos

Lo bese sin temor alguno pra cerrar y todos a nuestro alrededor nos aplaudían, chiflaban y echaban desmadré querían que cantara más.
Sin dudarlo les pedí a los mariachis tocarán "El Gusto" con esas dos canciones sentí que volví a nacer de alguna manera, la música y la gente aplaudiéndome es lo que me da las fuerzas pa seguir aquí de pie luchando día a día.

-Gracias, Muchas gracias, que amables pues .-Hice una pequeña reverencia, me acerqué a la mesita donde estaba los tres hombres con los que iba acompañada.

-Ya quisiera irme, me voy ir adelantando eh.-Les dije, ellos se veían bastante a gusto.

-Nombre ¿Cómo crees que te vamos a dejar ir sola?.-Contesto Dionisio poniéndose de pie.- Nos vamos todos.-Se puso su sombrero, los otros dos se vieron extrañados pero aceptaron. De un hilo se bebieron sus tragos y salimos directo a la hacienda, los 4 ya entrados en la bebida llegamos por un último tequila a la cantina de la hacienda.

-¡Salú pues!.-Levante mi caballito repleto de tequilita y los demás también.

-Yo ya me voy a dormir, ha sido un día largo.- De un senton José se tomó su tequila y luego se despidió, se fue.

-Yo también me voy.- Dije poniéndome de pie, y Secundino y Dionisio caballerosos se pusieron de pie hasta que me fui de ahí.

Me dirigía a mi cuarto cuado oí que alguien me llamaba entre susurros.

-Ey...Ey...- me dijeron, cuando me giré ahí estaba él con una flor en la mano.

-¿No te vas a despedir?.-Me dijo con un poco de picardía, me dio la flor y me tomó de la mano llevándome para otro lado que no fuera mi cuarto.

El Gallo De OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora