Entré en casa, cerrando la puerta detrás de mi. Los ojos de Max se clavaron directamente en los míos en el mismo instante en el que atravesé el umbral de la puerta del salón. Su gesto expectante me hizo saber que él también estaba emocionado y deseando saber qué había pasado.
-Me han dado el trabajo -susurré al ver que Fynn dormía en el sofá, completamente ajeno a lo que había a su alrededor.
Max se levantó rápidamente pero en completo silencio, y me abrazó con ganas, hasta hacer que mis pies se separasen del suelo. Nuestros cuerpos giraron sin hacer mucho ruido, tan solo unas cuantas risas que hicieron que Fynn se moviese ligeramente en el sofá pero que, afortunadamente, no despertase.
-Estoy tan orgulloso de ti, liefje -mis ojos se llenaron de lágrimas y, por primera vez en mucho tiempo, eran de alegría. Tenía trabajo y, lo que para otra persona sería algo completamente normal, para mi era lo mejor que me había pasado últimamente. No era solamente conseguir trabajo, era tener independencia, era tener una rutina, era tener mi propia vida.
-Empiezo mañana -le informé con entusiasmo. -Daré clases de ballet a niños de ocho años. Sé que son muy pequeños, pero... me hace mucha ilusión -confesé antes de morderme el labio inferior, intentando controlar aquella enorme sonrisa que había sido incapaz de borrar desde que había salido del despacho de la que, a partir del próximo día, sería mi jefa. Se llamaba Corinna, y parecía una mujer realmente agradable. -Todavía hay un puesto vacante así que he pensado en llamar a Juls y... creo que me iré a vivir con ella.
La sonrisa que estaba plasmada en su rostro desapareció de un momento a otro. Lo entendí perfectamente. Yo era la culpable. Lo había sido desde el principio. Le había hecho daño, mucho daño, y justo cuando todo parecía volver a ser como antes, le estaba diciendo que me marchaba.
-Lex...
-Max, escúchame, por favor -pedí tomando su mano, guiándole conmigo hasta el sofá. -Esto es lo mejor para los dos.
-Pero yo pensaba que... las cosas empezaban a ir bien -susurró con el nerviosismo reflejado en sus ojos.
-Están empezando a ir bien, y quiero que siga siendo así... Por eso creo que lo mejor es que los dos tengamos nuestro espacio -le expliqué sin soltar su mano.
-¿Y Fynn...?
-Puedes venir a mi casa, o yo a la tuya. No va a haber ningún problema con eso, Max. Te lo juro -él dejó escapar un largo suspiro, de esos que esconden unos nervios desmedidos. -Es nuestro hijo. Y si algo he aprendido después de todos los errores que he cometido, es que él está por encima de todo. Y merece unos padres felices y estables. Nos necesita a los dos, pero también necesita que estemos bien. Y creo que necesitamos nuestro propio espacio para conseguirlo.
-Joder... No estoy seguro de que esto sea buena idea, Lex -explicó, y yo me aferré más fuerte a su mano. -No quiero que todo se vaya a la mierda otra vez.
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The Fight | Max Verstappen & Charles Leclerc (Salvation Parte 2)
FanficCada guerra es una destrucción del espíritu humano -Henry Miller