Emma.
Trato de dormir, pero el bebé me despierta dos veces en la madrugada pidiendo el biberón, «Por suerte hay agua dentro del glamping» aunque no es suficiente.
A la tercera vez me veo obligada a salir por más y para cuando vuelvo, Vladimir lo tiene en brazos sentado en el piso mientras me mira mal.
—¡Qué mono te ves! —bromeo.
—Este fenómeno no puede estar aquí...
—No te autoeches —preparo el biberón—. Nos gusta tu compañía, muevelo un poco para que se calme...
—Mira pequeña puta...
—Ya me encargo, no entres en pánico y mejor dime cómo dormiste — recibo al bebé dándole el biberón— ¿Soñaste conmigo? ¿O soñaste que eras un modelo de tinturas para el cabello?
Veo un amago de sonrisa, pero se termina poniendo una almohada en la cara.
—Lo noté y eso ya me alegra el día —lo sigo molestando—. Estoy siendo una buena esposa.
La jornada empieza temprano, debo asearme rápido y abordar la moto con el Underboss encontrándome con que las cosas no son como ayer ya que se adentran en varios pueblos causando desmanes; roban, arrebatan e incendian llevándose lo que les place y yo siempre me alejo con Bendi y Kira.
Es la misma rutina que sucede en los días que transcurren, mejorando la herida de Cédric y quitando el sangrado que padecí mientras el niño va adaptándose al biberón.
—Cúbrelo con esto —la novia de Maxi le pone una chaqueta encima cuando el olor a gasolina es demasiado fuerte—. Esperemos aquí.
Estamos detrás de la gran pared de un banco local y la Bratva está saqueando el dinero. Él bebé ha tomado un poco de peso en los cinco días que lleva conmigo siendo mi única distracción; lo alimento, juego con él y duerme conmigo.
Vlad no se ha portado tan mal, trata de darme una gran parte de las sobras que deja. Entiendo que no pueda hablarme, pero su indiferencia merma cuando estamos a solas. Ya no se queja tanto por el bebé, está tan concentrado en sustituir a su padre que no tiene tiempo para eso.
—Ven, pequeña puta —me llama antes de subir a la moto. Tiene una mochila cruzada en el pecho y yo me apresuro a seguirlo queriendo salir del caos.
Los moteros no tardan en ponerse en marcha siguiéndolo, pero él se va quedando atrás después de estar varios minutos en la carretera.
—Avancen —indica—. Siento un ruido extraño en el motor.
Espero en una de las rocas mientras se encarga, la mochila que me pone a sostener tiene un montón de joyas y tomo uno de los anillos el cual me baila en el dedo cuando me lo mido.
—Se lo quité a un cadáver —dice y me lo quito de inmediato.
—Ni por los difuntos tienen respeto — sigo mirando— ¿Qué hacen con el que no tiene dinero? ¿Le roban el hambre? ¿La dignidad?
Saca una botella de agua acercándose a mi lugar.
—Hay muchas cosas aquí —rebusco mientras sostengo al bebé con un solo brazo—. Creo que estos aretes se te verian lindos.
Recuerdo a mamá quien tiene pendientes hasta para ir a correr. El Underboss observa al niño mientras sigo curioseando.
—No soy de tener cosas valiosas, ¿Sabes? —comento— Papá dejó de comprarme porque siempre las pierdo —toco los pendientes de corazón que me han acompañado todo este tiempo—. Les dije a mis amigas que era oro blanco cuando me preguntaron por estos y se lo creyeron... Dejo de hablar al sentirme como la loca que divaga sola.
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Boss
SpiritualHistoria original de Eva muñoz SI MOLESTA LO BORRO Publicacion de segunda parte "queen" se puede ver en mi perfil.