CAPITULO 30 - "EL LEON, EL BORREGO Y EL CACHORRO."

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Tipo de narrador: Omnisciente.

El antes y despues.

A toda víctima le surgen las ansias de revelarse, momentos de euforia
donde se centran en un propósito y es acabar con el victimario. A Emma le había llegado ese momento, justo cuando el cielo adquirió un tono gris con grandes nubarrones que fueron oscureciendo Alaska a pesar de que todavía no era de noche.

Lo curioso es que a nadie le llamó la atención, ya que es común en ese
sitio lleno de nieve. Nadie se fijó en la oscuridad que anunciaba algo más
que un mal clima.

Cada quien estaba inmerso en lo suyo creyendo que hacían lo correcto
defendiendo sus propios intereses, pero lo cierto es que muchos estaban
equivocados, en especial los que ofrecieron a Emma en sacrificio porque no notaron que esa pequeña sí era un borrego, pero no cualquier borrego; este tenía un aire especial que más que ser una ventaja era una condena ante el Boss de la mafia rusa, el cual ella se había puesto como meta derrotar aferrándose a su hijo quien parece ser el arma perfecta para acabar con el león que clamaba algo más que su sangre.

Emma tiene que matar a Ilenko e Ilenko tiene que matar a Emma, los
motivos sobran y la menor de las James sabe que si no lo hace no podrá caminar al lado de Vladimir en el sangriento mundo de la Bratva. El patinaje le dio una patada al igual que sus seres queridos y no quería volver a saber de él, es más, sentía que lo odiaba después de haberlo amado tanto.

Por su parte, Vladimir tiene claro que le gusta Emma. De hecho, a veces piensa que es algo más que gusto, en especial cuando la ve rota y perdida porque a Vlad no le gustan los colores, le gusta lo gris, le gusta que beba, que pelee y que huela a alcohol porque eso le demuestra que son dos almas en desgracia acorralados en una adicción.

Ambos bajan de la camioneta en dirección a la puerta de la fortaleza
Romanov. Emma tomada después de celebrar lo bien que le fue en el bar.

Hubo algunos descuadres de dinero, se llevó un par de golpes cuando tuvobque sacar a un par de problemáticos, pero le fue bien al final de cuentas. Y con cada minuto que pasa se ve más inmersa en en ese mundo despiadado.

—Mañana vendrán varios miembros de la hermandad —comenta Vlad—.
Son importantes, no lo arruines.

Ella asiente adentrándose en la sala. Es tarde, podrían quedarse en otro
lado, pero el Underboss no va a renunciar a su casa y su padre tiene que acostumbrarse a sus reglas, ya que Emma es su pareja de momento.

Vlad se echa en el sofá y Emma se sienta a su lado dejando que se suba
sobre ella llenándola de besos con sabor a alcohol. La desnuda, se coloca el preservativo y ella permite que la folle ebria en aquel sofá esforzándose para que la quiera cada día más.

Necesita que Vlad la quiera más a ella que al Boss y siente que su vida es un mismo patrón, ya que a lo largo de su existencia ha tenido que esforzarse vanamente para que la miren, para que la escuchen, para que le hablen. El mundo la nota cuando le toca y no puede repetir eso con el Underboss.

Ilenko aparece en su cabeza y la nariz le arde instantáneamente, cosa que nota Vladimir cuando su mirada se pierde.

—¿Qué pasa?

—Es que me acordé de cierta cosa...

La abraza. El Underboss la envuelve entre sus brazos como si supiera que
se acordó del Boss y él no quiere que se acuerde de lo que pasó entre los
dos porque ese tipo de recuerdos duelen de una forma diferente.

—Me vas a proteger, ¿Verdad? —le pregunta Emma— De él.

Vladimir asiente seguro sin saber que es otro que también está
equivocado. Emma se balancea suavemente mientras él se adentra más en ella y lo que empieza en el sofá termina en la cama del Underboss con ambos mirándose.

BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora