CAPITULO 29 - "DEVONCHKA.."

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Emma.

Hay etapas de la vida donde el mundo pierde la razón de ser, ya no
sueñas, ya no te ilusionas, simplemente te resignas al cambio repentino designado por el universo. Yo no quería que me secuestraran, no quería problemas, pero los problemas me hallaron a mí y porque amaba a los míos callé con tal de protegerlos.

Callé para que mi hermana no volviera a hundirse, para que mi familia no perdiera el ser más importante del apellido. Callé por mis sobrinos y callé para que mi cuñado no volviera a perder a la mujer que ama. Y sé que está mal actuar a la espera de algo a cambio, pero me decepcionó de cierta manera que pidiera mi muerte de la forma en que lo hizo.

Lo entiendo, está preocupado porque su legado está en riesgo, pero lo que
dijo sumado al último acontecimiento con mi familia me convenció de que mi vida es una farsa y yo llevo años engañándome a mí misma con algo que no soy.

—El que ames algo no quiere decir que seas bueno en ello —la voz de
Vladimir se oye lejos—. Y aceptarlo duele más que dejarlo, pero si no lo
haces seguirás sufriendo por la misma estupidez y hay otras formas de sentirse bien...

Mete una pastilla en mi boca. He probado la cocaína en busca de apagar el peso aplastante que me corroe, pero no me gustan los efectos. Me siento rara, mareada, con náuseas y confundida sobre el piso de la alcoba donde yazco acostada al lado del Underboss. El techo se ve raro y él mueve mi cara en busca de mis labios propinándome un beso largo.

—Me gustas —dice sujetando mi mano mientras sonríe— como no tienes idea porque estás tan rota como yo y las personas rotas somos buenas causando desastres.

Asiento con lágrimas en los ojos. «Me cansé» de ser la niña buena, la
puberta fracasada y esa que hace cosas por otros, pero nadie hace nada por ella.

—Seremos letales hasta que llegue tu hora, porque mientras mejor te
comportes, más tardaré en hacerlo —asegura—. Así que entretenme, que cada sonrisa es un día más de vida para ti.

Me enfoco en sus ojos, le he gustado siempre, de eso no tengo dudas, sin
embargo, eso no me garantiza nada, ya que sus deberes le exigen que
derrame mi sangre.

—¿Y si dejo de ser una James? —pregunto—¿Una amenaza, una
enemiga? ¿Y si te demuestro que puedo ser parte de tu mundo?

Suelta a reír.

—¿Me dejarías vivir a tu lado, Vlad?

—Ya veremos pequeña puta —susurra—. Ya veremos...

Los ojos se me cierran y mi subconsciente se centra en una sola cosa; yo ya no le debo nada a nadie y si esto es mi único salvavidas lo voy a tomar.

El león ronda mientras que el sueño me hunde no sé por cuánto tiempo,
pero una oleada de vómito es lo que me despierta mandándome al baño. La casera no ha salido desde que Vladimir llegó y yo me apoyo en el váter sudando mientras los intestinos se me contraen.

Logro moverme cuando creo que paró, me muevo a lavarme la boca, pero termino vomitando en el lavamanos con Vladimir bajo el umbral.

—Novata —se burla mientras hago gárgaras.

—Me siento mal...

—Es mientras te acostumbras —me saca—. Luego no querrás parar.

Asiento sorbiendo lo que me pica en la nariz. Los efectos secundarios me
dan dolor de cabeza. Él se ocupa de mi dispositivo de rastreo buscando a la mujer que lo tenía y se hace pasar por mí mientras yo me preparo para partir con Koldum.

Me llevo el enjuague bucal, ya que por lo que veo las náuseas van a
seguir y mientras vomito en las aceras de North Pole, Vladimir se pierde volviendo con una botella de licor, se mete dos pastillas pasandola con el alcohol antes de ofrecerme la botella que me empino mientras me aplaude.

BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora