Capítulo 22

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El reencuentro

Los 12 militares empezaron a comprobar su equipo. Era una misión sencilla en su planteamiento. Saltar en paracaídas cerca de la aldea en la que se encontraban 6 personas a las que debían acompañar al punto de extracción, 20 Km al norte, donde un helicóptero militar los recogería y trasladaría a un lugar seguro. El problema y la causa de la urgencia, era que un nuevo cabecilla militar se había hecho con el control de grupos armados en la zona y estaba saqueando y masacrando pequeñas poblaciones. En cuestión de una semana habían exterminado a unas 200 personas y barrían la zona de sur a norte. Era cuestión de horas que llegaran al poblado donde estaba establecida una ONG y la misión del Grupo de Operaciones Especiales era poner a salvo a esas 6 personas, y en la medida de lo posible, a los habitantes del poblado.

—Recuerden. El Equipo Charly se dirigirá desde la zona de salto hasta el punto de extracción asegurando el perímetro y comprobando que el camino de retorno es seguro. El equipo Bravo asegurará el acceso sur a la aldea, si llegan los problemas será por ese camino de tierra, y cubrirá al equipo Alfa mientras organizan el viaje. El equipo Alfa informará a los cooperantes y a los responsables de la aldea para que salgan cagando leches. ¿Alguna duda? —preguntó Alfonso.

—En el informe no se nombra las posibles fuerzas enemigas.

—Porque no tenemos ni idea de qué podemos encontrarnos. ¿No le gustaban las sorpresas, alférez Frías? —preguntó Alfonso irónico.

—Solo si no intentan matarme, mi capitán.

—No deberíamos encontrarnos con ninguna resistencia a menos que tardemos en sacarlos de allí. Pero nunca se sabe con esta gente. Desde hacía tres años su relación había quedado clara, de ello ya se había encargado Alfonso, pero, aunque eran compañeros y ambos confiarían su vida en manos del otro, todavía quedaba en ellos algo de hostilidad que camuflaban con comentarios mordaces.

El salto se efectuó sin problemas. Abrigados por la noche llegaron al suelo y cada equipo se dirigió al punto asignado. Alfonso dirigía el equipo Alfa con Potro como su segundo al mando. La, ahora, alférez Frías dirigía el equipo Bravo. En unos minutos los 8 militares llegaron a la aldea y tomaron posiciones. Aún no había amanecido y no se veía nada sospechoso. Localizaron el pequeño edificio de una planta donde operaba la ONG, el único de ladrillo.

—Bravo en posición. Todo despejado. Cubrimos tanto la plaza del poblado como el camino de acceso —la frase tranquilizó a Alfonso. La alférez Frías era la mejor tiradora que conocía. Si había problemas podría contar con ella.

—Recibido. Entramos en la aldea.

Desde el centro de la aldea Potro y Alfonso pudieron apreciar que las puertas del edificio de la ONG estaban abiertas. Quitaron el seguro de sus armas por si se trataba de una encerrona y pidieron confirmación a sus dos compañeros que los cubrían desde ambos lados de la plaza. Alfonso habló pausada y tranquilamente lo más alto que pudo.

—Les habla el capitán Alfonso Galán, del ejército español en representación de la Unión Europea y la OTAN. Se encuentran ustedes en grave peligro. Por favor, salgan para que podamos informarles. Esperó unos segundos antes de repetir el mensaje, pero ya podía observar cierto movimiento desde las ventanas de las construcciones de adobe. Del edificio de la ONG salió apresuradamente una mujer morena con una coleta mal hecha, pantalón corto y sujetador intentando colocarse una camiseta mientras caminaba hacia ellos. Alfonso pudo ver la silueta de otra mujer que se quedó entre las sombras, sin salir del edificio. Sin duda, acababa de despertarlas, la que se acercaba a ellos andaba rápido, supuso que preocupada, y habló cuando estaba a escasos metros de ellos:

—Hola. Soy la doctora Perrie Edwards, ¿qué está pasando aquí?, ¿de qué peligro hablan?

—Soy el capit...

El Teniente y La chica "Hippy"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora