Hablemos
Anahí lo miraba atónita apoyada en el tronco. Ahora quería conversar, ahora a Alfonso sí le interesaba lo que ella tuviera que decir, después de rehuir sus intentos de acercamiento y dejar claro que ella no le importaba lo más mínimo. Sabía que estaba sorprendido por su confesión. Jamás se le habría pasado por la cabeza la posibilidad de que ella regresara, después de infinidad de llamadas y mensajes sin contestar, y mucho menos que, al hacerlo, lo descubriera en actitud cariñosa con otra mujer. Anahí llevaba mucho tiempo deseando su reencuentro, imaginando todos los días cómo sería su conversación cuando se vieran. Porque ella no iba a darse por vencida y un día iría a buscarlo de nuevo. Cuando reuniera el coraje suficiente para enfrentarse al hecho de que Alfonso tuviera pareja o quizá, incluso, se hubiera casado. Esa realidad era demasiado dolorosa y se había centrado en su carrera y en ayudar a los demás, dejando de lado otros aspectos de su vida, como su felicidad, influida por la cobardía de enfrentarse a una realidad para la que no estaba preparada. Era más fácil para ella vivir con la incertidumbre que asumir la certeza, al menos de momento... En todas esas ocasiones en las que se había imaginado manteniendo esta conversación con él, lo veía enfadado, incluso en actitud hostil, pero en su mente recreaba la escena en la que le contaba que volvió a buscarlo, que no era capaz de alejarse de él y entonces su conducta cambiaba. ¡Qué tonta había sido! No solo no cambiaba, sino que además la humillaba hablando maravillas de la otra mujer.
—Claro, capitán. Pueden seguir con la conversación como si nada, que aquí en mitad de la selva, perseguidos por guerrillas sanguinarias y con un soldado enfermo, es lo más importante ahora mismo. Que solucionen su situación sentimental.
Anahí miró a Perrie, alucinada, y Alfonso congeló a la doctora con la mirada.
—¿Está poniendo en tela de juicio mi profesionalidad, doctora? —respondió en tono gélido.
—No lo sé, dígamelo usted, capitán. ¿Está siendo profesional? No quiero morir aquí porque usted esté más concentrado en Anahí que en los asesinos que nos persiguen.
El comentario sorprendió tanto a Alfonso que no pudo evitar una ligera sonrisa. En ese momento escucharon ruido a sus espaldas y los compañeros del equipo Bravo se identificaron. El capitán miró por última vez a la doctora y se acercó a sus hombres para recibir el informe.
—Bravo 1 y Bravo 2 avanzan para encontrarse con el resto del grupo.
—¿Está todo en su sitio?
—Sí, capitán.
—Buen trabajo. Descansen un poco solados. Doctora, venga conmigo —se la llevó aparte para hablar a solas con ella, mientras Anahí se ocupaba de Potro—, ¿cómo avanza mi alférez?
—Ahora descansa más relajado. No delira, no tiene espasmos y respira normalmente. Si dentro de media hora sigue igual creo que podríamos moverlo sin peligro.
—De acuerdo. Ahora doctora, para su tranquilidad, le diré que no va a morir hoy aquí. De hecho no creo que lleguen muy lejos los «guerrilleros sanguinarios» en caso de que decidan perseguirnos, y si lo hicieran estarían muertos antes de poder vernos siquiera.
—Parece muy seguro, capitán. Pero lo cierto es que ellos son más, están armados, matan por diversión, conocen su país y seguramente estarán muy cabreados.
—Hagamos un trato. Le voy a decir lo que creo que va a pasar. Si acierto, usted me contará todo lo que Anahí le ha contado de mí y de lo nuestro, aparte de satisfacer mi curiosidad sobre algunos asuntos...
—¿Y si falla?
—Si fallo... no importará porque, según usted, estaremos todos muertos.
—Qué bien se le da dar ánimos —apuntó sarcástica Perrie.
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El Teniente y La chica "Hippy"
FanfictionSinopsis: El teniente Alfonso Galán, del Grupo de Operaciones Especiales (GEO), ha sido entrenado para enfrentarse a cualquier situación. Por eso, rescatar a una joven hippy que se ha quedado suspendida de un poste mientras colgaba una pancarta anti...