Capitulo 11

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Las semanas fueron pasando, Tord había llegado a un buen sitio gracias a sus conversaciones placenteras, según bastantes mujeres.

Estaba en el tope de lograr aprender lo que sería comportarse y endulzarse con alguien, quizás también el hecho de ser menos cohibido o tímido, pues ahora hablaba sin problema alguno.

Aunque a veces se quedaba pasmado cuando tenía que sonreír a boca abierta o le comentaban sobre sus cuernos de pelo.

Las dos féminas que eran sus maestras se encontraron orgullosas, casi como si hubiesen criado a un hijo ideal...

Y Tom era el menos ideal por así decirse, noche tras noche, día tras día, no importa como pero siempre era rechazado.

¿Por que llevaba un mal gusto con las mujeres? Incluso las trataba bien, pero parecía que estaba hecho para ser rechazado, eso pesaba de mucho...

—Vamos, ¿Que tal si intentas con la chica de allá? —Daphne miro penosa al de azul, quien ya se veía bastante cansado y agotado por los múltiples malos tratos de las muchachas.— Ánimo, puedes lograrlo.

Ah, Tom llegó a preguntarse: ¿Cuál era la meta para todo esto?

Después de una noche más desastrosa, teniendo en cuenta que la última chica con la que hablo tenía un Chihuahua en el bolso y le mordió el dedo, estaba decidido a echar una larga y deprimente siesta.

No hay nada mejor que consolarse con la almohada y frazadas...

Pero como siempre, hay alguien que tiene que llegar para joderte, ¿No?

En el caso de Tom, ese era Tord, quien ni apenas se había tirado a su cama, Tord ya se encontraba tirando de la frazada y agarrándolo del cuello de la sudadera desde la espalda cuál gato bebé.

—¡Tom despierta!
—No, ya no tiene sentido. —Intentando hacerse el dormido protesto a ojos cerrados y brazos cruzados.
—¿Vas a quedarte deprimido ahí sin lograr éxito alguno?
—Lo dice al que le caen las mujeres a los pies.

Tord suspiro dando una mirada hacia arriba mientras curveaba las cejas, otra vez con eso.

—Aparte ya es tarde, ¿Que piensas hacer a esta hora? Déjame dormir. —Se soltó del agarre y jalo sus frazadas una vez más, cubriéndose entero.

Tord nego con la cabeza, Tom se hallaba bastante terco y algo deprimido, así que lo único que propuso fue tirarse cual sandwich en su encima, un gruñido se escuchó.

—¡Ay!, ¡¿Que haces?! —Tom intento levantarlo, teniendo en primera plana las risas burlonas del noruego, quien aún sonreía de lado con labios cerrados.
—¡Te dije que te despiertes!
—¡¿Para que?!

Pronto se vio la figura de Tord deslizándose por la cama, Tom había elevado la frazada para quitarse al cuernudo de encima, más este apareció siseandolo, con el dedo índice en la comisura de sus labios, una mirada tranquila junto a sus labios ensanchados en una sonrisa se pudieron ver.

Tom frunció el ceño, algo confundido.

—Edd y Matt pueden regañarnos, en especial Edd, llegó casi muerto del cansancio que se durmió en el piso de la cocina.
—¿En serio? —Tom dió una mirada de preocupación, algo decaído, más el de acento lo jalo de ambos brazos para que saliera de la cama, casi logro caerse por ello.— ¿Que vamos a hacer...?
—Silencio y solo tu sígueme. —Aun con esa pequeña sonrisa a labios cerrados se fue en plena oscuridad, Tom renegó, no estaba de humor para sea lo que sea y tuviera planeado aquel de rojo.

Y tal como lo pidió, solo llevo siguiéndolo, todo se encontraba oscuro, apenas podía ver parte de su mano, notaba levemente la luz de la noche iluminando ciertos lugares, quizás si se hubiese visto una película de terror estaría algo pavoroso en esos momentos.

Pequeños Favores Entre Rivales [Multiship]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora