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-¡¡Merry Christmas!!

Kaminari está más que emocionado pero sus trabajadores lo están muchísimo más no entendiendo nada de nada Midoriya. Todos le han ido dejando caer que la fiesta de Navidad que van a organizar es mejor cada año pero nadie dice nada. Guardan silencio tras juguetonas sonrisas.

-Ahí tenéis vuestro uniforme para esta noche. Espero que sean de vuestro agrado.

Todos y todas corren a sus respectivas cajas. Gritan emocionados. Ríen. Inician sesiones de fotos sin tener permiso para subirlas a ninguna red social. Todos se divierten a excepción de uno que observa el fondo de su caja aterrorizado.

****
Midoriya duda.

Lleva un buen rato en el vestuario haciendo de tripas corazón para usar los accesorios que Kaminari ha elegido para tal emocionante ocasión, y por ser su primera Navidad trabajando en el local.

Aún sigue escuchando las risas de sus compañeros siendo incapaz de unirse a la diversión.

¡Ese tipo de cosas le dan muchísima vergüenza! Por no hablar de que no se ha disfrazado desde los eventos escolares... Ni siquiera en la Universidad o en alguna fiesta a la que haya acudido siendo adulto pues todas ellas eran elegantes, refinadas, con invitados repipis donde te miraban con desdén e indiferencia si vestías o llevabas algún accesorio de marca blanca.

Resopla nervioso.

Sí o sí tendrá que usarlo, salir ahí afuera, que todos le vean, aguantar la vergüenza y...

-Si sale vistiendo así no creo que llegue vivo al alba, Izuku.

Su cuerpo se encoge al verle apoyado en el marco de la puerta a través del espejo.

Es la primera vez que vuelven a verse tras lo sucedido en el callejón.

Un beso.

Fue un beso nada más.

Pero fue un beso intenso, húmedo y candente. Después vino la nada. El regresar cada uno a sus asuntos. Midoriya a servir copas. Bakugou a pasar el rato con el resto de la banda. No hubo despedidas. Es más, Midoriya no recuerda en qué momento Bakugou desapareció en un completo silencio.

-No se lo quite, se ve muy sexy.

Tarde. Midoriya ya se ha quitado las orejas de conejito ocultándolas mientras se dispone a salir del vestuario siendo detenido.

-¿Me está evitando? – su voz le parece triste – ¿He dicho o he hecho algo que le haya molestado? Si es así, me disculpo. Y si su actitud conmigo es por el beso de la otra noche olvídelo. No significó nada. Fuimos controlados por el alcohol y la adrenalina.

Midoriya desvía la mirada.

Que diga que lo olvide, que no significó nada le ha molestado más de lo que creía.

Él lleva días preocupado. Mirando a la puerta cada vez que entraba un cliente con el corazón encogido por si era él y desplomarse al no serlo.

Aquí el único imbécil preocupado he sido yo todo el tiempo... Piensa el peliverde, pero está tan hundido en su propia decepción que no ha notado que había algo más profundo y oculto en el tono usado por Bakugou.

-¿Me lo deja un momento? – le quita las orejas y la cola. A Midoriya le tiemblan las manos cuando Bakugou las usa - ¿Qué tal estoy? ¿Me sienta bien o me veo ridículo? – se mira de arriba abajo – Es la primera vez que uso algo así. En el hospital utilizo un gorro de Papá Noel en estas fechas para que los niños tengan menos miedo ante su próxima operación.

Casualidad o Destino (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora