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No ha pasado ni media hora de haber empezado la cena y Midoriya lleva recibiendo insultos y palabras mal sonantes hacia su persona sin rechistar, sin protestar, y sin recibir ayuda por parte de su prometida que observa la iluminada ciudad a través de los cristales de uno de los mejores restaurantes.

Midoriya aguanta el rapapolvo como mejor puede. Intentando aguantar el tipo, intentando no alterarse, ni dejarse llevar. Si realmente quiere estar con ella tiene que aguantar...

Si de verdad te amase te protegería...

Es como si la voz de Bakugou le hubiera susurrado al oído esas palabras dichas por su subconsciente.

Aprieta la mandíbula.

No ha sabido nada de él.

Ni una llamada.

Nada.

Le echo de menos, Katsuki...

-¿Izuku? – vuelve a la realidad tras darse cuenta de sus verdaderos sentimientos – Mi abuelo te ha hecho una pregunta.

Mira a Uraraka quien tiene gesto malhumorado para después girarse hacia su abuelo quien a su vez le mira con desprecio.

-Mañana harás un comunicado en directo sobre por qué huiste de la boda. Mis abogados te darán el escrito que tienes que leer. Te disculparás con mi nieta frente a las cámaras. Rogarás por su perdón de rodillas, y después pondremos una nueva fecha de boda, aunque si por mí fuera te desollaría vivo ahora mismo – resopla – No entiendo por qué quieres casarte con un don nadie irrespetuoso, cariño.

-Porque era el mejor.

Le guiña el ojo.

-Mientras mi nieto no salga como el imbécil de su padre todo estará bien.

-Tranquilo, lo dejaremos a tu cuidado.

-¿Cómo dices? – Midoriya agita la cabeza - ¿Nuestro hijo será educado por tu abuelo?

-Claro cariño. No pretenderás que me encargue de un crío cuando tengo tantísimo trabajo.- ¿Trabajo? Pero si no trabajas, piensa el peliverde – Mi abuelo le enseñará todo lo que necesitará saber para heredar el negocio familiar. Recibirá la mejor educación. La que yo recibí – sonríe orgullosa – Y así – se acerca a Midoriya – Podremos tener muchos momentos juntos sin tener que atender a un mocoso.

Midoriya la mira horrorizado.

No era esa la imagen de familia que siempre ha querido.

-Brindemos, pues.- el abuelo de Uraraka levanta su copa – Por el comienzo de una nueva generación.

Uraraka también levanta su copa y ambos le clavan la mirada a Midoriya obligándole a imitarles. Duda. Mantiene la cabeza baja. Su mano se mueve muy lentamente hacia su bebida. Sus dedos se resisten en tomarla. Está a punto de tocarla cuando su móvil vibra sobre la mesa.

-Tengo que atender la llamada.

Huye de la habitación privada ignorando la voz de Uraraka.

Pero esa llamada es muchísimo más importante.

-¿Hola? – no recibe respuesta - ¿Katsuki? ¿Hola? – al otro lado escucha una copiosa respiración - ¿Se encuentra bien? ¿Ho- cuelga. Preocupado, le devuelve la llamada. El número al que llama está apagado. Vuelve a intentarlo. Nada. La señal no conecta. Tiene cobertura por tanto no es problema de su red. Algo ha tenido que pasar. Regresa veloz a la habitación – Lo siento, tengo que irme.

Casualidad o Destino (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora