-11-

35 7 0
                                    


Pensó que el viaje sería a una ciudad cercana de la capital.

A un pueblecito remoto.

No que tenía que sobrevolar el planeta aterrizando en plena capital parisina.

Midoriya está anonadado.

No es la primera vez que viaja fuera de tierras japonesas, ni tampoco pisando tierras europeas pero sí es su primera vez en la ciudad del amor, lo que resulta irónico pues su luna de miel habría tenido lugar precisamente ahí.

Y la mezcla remordimiento, de emociones contenidas, no deja de mirar aquí y allá los altos edificios, las calles iluminadas con decoración Navideña, las sonrisas parisinas y turistas en su trayecto hacia el hotel. Y no un hotel cualquiera. Uno de los mejores hoteles de cinco estrellas.

Si ya el pecoso se ha quedado en shock con la bienvenida que ha recibido en forma de olores dulces, música por todas partes... Enmudecerá cuando suba a su habitación. Una villa con piscina privada y una terraza con las mejores vistas de la ciudad.

-N-no puedo...pagar...esto...

Murmura dejando caer su bolsa de equipaje.

-No se preocupe, todos los gastos corren a cuenta del hospital donde trabajo.

El volcán dormido de su interior ha empezado a temblar. No está solo. Bakugou está allí, ha llegado un día antes que él, y el verle en albornoz recién salido de la ducha no ayuda mucho.

-¿Su hospital?

Bakugou asiente.

-¿Quiere una copa? ¿O prefiere darse una ducha primero?

Le mira de arriba abajo. Inconscientemente, Midoriya también mira hacia abajo. Suspira aliviado por si su mini Izuku ha tenido la brillante idea de saludar sin su permiso.

Carraspea.

-Le pedí que me acompañase para que respirase aire no viciado ni contaminado por los recuerdos. Y París me pareció perfecto.

-París era el inicio de mi luna de miel.

-Vaya, cuánto lo siento, si lo hubiera sabido... - ambos callan – Entonces, dígame qué lugares iban a visitar para llevarle a otros totalmente distintos – le pide acortando distancias. Midoriya ve gotas de agua a punto de caer desde las largas pestañas de Bakugou. Esa noche su mirada es limpia y transparente – París tiene muchos lugares con encanto, mucho más que los más visitados y turísticos. Lugares ocultos. Secretos.

-¿Por qué eligió París?

-Ah, eso, es porque tengo trabajo.- pasa por su lado secándose el cabello – Mañana tengo una conferencia en la Universidad Perre et Marie Curie – traga saliva ante su muy buena pronunciación en francés – Tiene un pase para poder entrar, si le apetece. Luego podemos ir a almorzar juntos.

-¿No cree que no deberían verle conmigo? – Bakugou finge no escucharle – Sigo siendo carne de cañón en las cadenas de prensa rosa en Japón. Usted es bastante conocido en su mundo, hasta da conferencias en el extranjero.

La toalla cae a los pies de Bakugou quien se inclina hacia adelante con los antebrazos apoyados en sus piernas, las manos entrelazadas y el albornoz un poco caído por la parte derecha de su hombro. Midoriya tiene que centrarse en no apartar la mirada del infierno.

-Ya le fue el gavilán con el cuento de la familia Bakugou.

Susurra sonriendo con frialdad.

Midoriya siente que ha metido la pata.

-¿No le ha parecido extraño que le registrara en este hotel con el nombre de Deku? – sí, la verdad es que le ha sorprendido mucho – Aquí no está registrado Katsuki Bakugou, sino Kacchan. ¿Por qué cree que he hecho eso? – empieza a sentirse como un tonto – No es por mí, por mi protección, o por el qué dirán si descubren que me he ido de viaje a París con un hombre, más concretamente con aquel que dejó plantada en el altar a la nieta del Clan Uraraka – el tono usado es igual de frío que su sonrisa – Si no por usted – se pone de pie manteniendo la distancia – Podría tener muchos problemas si descubren que se ha ido con un hombre a la ciudad donde habría pasado muchas horas encerrado en la habitación del hotel follando como conejos con su recién convertida en esposa – aprieta la mandíbula ante su falta de modales - ¿Qué diría la pobre de Uraraka si supiera que el heredero de los Bakugou ha secuestrado a su aún prometido y fue él quien le ayudó a escapar el día más importante de su rosada vida? – se encoge de hombros mientras recoge la toalla – Todo eso dirá la prensa si nos descubren, Deku, y no tengo intención alguna de que mis actos egoístas por querer alejarle de la realidad unos días terminen ahogándole. Quiero que estos días sean su salvavidas, su flotador, o también puede aferrarse a este cuerpo si lo desea – da un mordisco al aire. Midoriya sigue guardando silencio – Puede regresar a casa, si lo desea.

Camina directo a su habitación privada. No era así como se había imaginado darle la bienvenida pero mejor ser sincero, directo y...

-¿Y qué hay de usted? – pregunta - ¿También busca un salvavidas? ¿Un flotador? ¿También huye de la realidad?

-¿Se está ofreciendo como tributo?

Ronronea, sin embargo Midoriya le aguanta la mirada. Lo dice muy en serio.

-Vaya a descansar, Izuku. El día de mañana será muy largo, y si no quiere ir a la conferencia le pediré al dueño del hotel que le prepare un itinerario en condiciones de lugares fuera del alcance de los estúpidos guiris. Y si mañana cuando despierte no le encuentro porque ha decidido marcharse a casa, igualmente... Buenas noches, que descanse.

Exhala un largo suspiro en cuanto Bakugou ha desaparecido. Toma aire repetidas veces. Le duele el pecho. Se siente mareado. No entiende nada. No sabe explicar lo que está sintiendo en ese momento.

Ni tampoco Bakugou. Quien se hunde en su trabajo para mantener la mente fría y ocupada. Ha vuelto a ser un egoísta y sabe que tendrá que serlo mucho más al caer el atardecer del día de mañana...

Casualidad o Destino (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora