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Está tan en shock que le ha costado reaccionar hasta ser abofeteado por la estrepitosa carcajada de Bakugou. Una risa que no baila el mismo vals que su turbia mirada.

-¿Se está riendo de mí? ¿Por eso me trajo aquí?

En un arrebato de furia, Midoriya toma a Bakugou por el cuello de la camisa soltándole inmediatamente tras responderse a sí mismo. El reflejo que ve le aterrada. Acaba de ahogarse en un océano de sangre oscuro, frío y escalofriante.

-Llevo semanas oliéndome que mis viejos y la escoria de los Uraraka estuviesen tramando algo así que decidí sacarle de Japón para que las noticias no pudieran alcanzarle pero como ve su prometida, o ahora mi prometida, es mucho más conocida de lo que podría imaginar.

-Uraraka no es su prometida.

Bakugou pasa de largo hacia una pequeña mesa. Mira las botellas de alcohol hasta dar con un whisky bastante potente. Se lo sirve y en el mismo silencio se lo bebe de un trago.

-¿Quiere?

Sirve otra copa al mismo tiempo que se desabotona el cuello de la camisa y se afloja la corbata.

-Prefiero mantenerme sobrio.

-Cierto, usted prefiere tintarse los pulmones de tabaco ante una situación de ansiedad o estrés.- le guiña el ojo para después bebérselo de otro solo trago y lanzar el vaso contra el suelo con rabia - ¡ESOS JODIDOS BASTARDOS! – Midoriya retrocede un paso. Tiene ante él a un hombre totalmente distinto al conocido - ¿Cuándo me dejarán en paz?

Murmura muy bajito.

En la televisión vuelven a salir sus fotografías, y ya no solo individuales, sino también acompañando a sus respectivas familias en fiestas glamurosas, saludándose, tomándose una copa juntos, hablan de sonrisas secretas que se dedican.

-¿Desde cuándo conoce a Ochaco?

-Prácticamente me he criado con ella.- responde secamente – Esa maldita cara redonda... - toma aire lentamente – Nuestras familias siempre han querido que nos casáramos, y lo tenían todo más que planeado hasta que usted me salvó – parece que el Bakugou que Midoriya conoce ha regresado – Uraraka le anunció a su abuelo que había conocido a alguien y que pronto le pediría matrimonio... - ríe volviendo a su otro ser – Pobre desgraciado, pensé. No sabe dónde se está metiendo...

-Es posible que no le caiga bien al abuelo de Ochaco, y que ha habido cosas muy raras en la empresa pero hemos superado muchos obstáculos para poder estar juntos.

-Y lo dice el que la dejó plantada en el altar.

-Tengo mis motivos.

-Y ahora sus motivos de mierda me salpican a mí.

Un duelo de miradas inicia la primera batalla.

-Disculpe, perdóneme.- se frota los ojos cansado – Usted no tiene la culpa de nada. Usted no es el culpable de esta situación. Hizo lo correcto y más sabio. Pero sigo sin entender por qué quiere recuperarla.

-Porque la amo.

Tocado y hundido al primer golpe.

-No la conoce.

-¿Usted sí?

-Conozco su verdadera cara, la cara que no le muestra ni al público ni a hombres buenos, bondadosos y de gran corazón como usted.- se separa de la mesa caminando sobre los cristales – Ella solo quiere ser deseada por todos, sentirse el centro de atención, ser arropada, amada. Y ahora mismo me la imagino sentada en el sofá de su enorme apartamento en Nueva York, disfrutando de un bloody mary mirando las noticias extasiada.

-Debería llamarla.

-Le aconsejo que no lo haga.

-Tengo que saber qué está pasando y seguramente Ochaco quiere que la llame para hablar de la situación.

-Y yo le confirmo que esa es la peor decisión de todas porque lo que busca es tenerle de nuevo comiendo de la palma de su mano.- simula con los dedos un pico golpeando su mano izquierda – Ahora es el centro de atención, tal y como a ella le gusta. Estará recibiendo miles de mensajes. Cientos de llamadas. Será tendencia. Su imagen se estará viendo en todos los canales de cotilleos del país y, seguramente, del extranjero. Y no solo ella. La mía también, y la suya muy pronto... - endurece el rostro – Esas hienas se alimentan de hacer sufrir a los anónimos y darles vida a los famosos – resopla – Hágase un favor y salga del triángulo en el que nos acaban de meter a la fuerza. Relájese unos días en París y espere a que Uraraka le llame porque querrá saber por qué no la ha llamado ni ha ido detrás de ella. Estará enfadada, molesta, y como la puta perra que es querrá saber porque su perrito faldero no ha ido corriendo a olerle el culo.

Midoriya no ha soportado más y ha golpeado primero.

Ha ganado la batalla.

Pero la victoria le sabe muy amarga.

Como la sangre que Bakugou se relame del labio partido. Éste sonríe limpiándose la herida con la lengua.

-Llámela, arrástrese, deje en claro lo que piensa de usted.

-No sabe nada de nosotros.

-Para mi desgracia sí porque he tenido que escucharlo de sus propios labios.

Cierra los ojos sintiéndose culpable al revelar un secreto que no tocaba. Midoriya le mira confundido y avanza un paso hacia él.

-Izuku, hablemos en otro momento. Estamos muy alterados y podemos atacarnos sin quererlo.

-No va a ir a ninguna parte hasta que no me cuente todo.

Le detiene del brazo. Todo en Bakugou ha vuelto a cambiar reflejando ahora un ser vulnerable, débil pero al mismo tiempo lleno de rabia.

-Solo le diré que se ha estado riendo de usted todo este tiempo.- habla con voz ronca – No digo que no le ame, o que no haya habido sentimientos de ella hacia usted, pero lo que sí sé es que solo es un proyecto. Alguien a quien sonsacar provecho para su futuro.

-¿Y qué va a sacar de mí? – pregunta exasperado – Vengo de una familia humilde. Trabajé duramente para poder costearme la carrera de arquitectura. Trabajé muy duro para entrar en una buena empresa siendo recomendando por uno de los mejores profesores que-

-Es amigo del abuelo de Uraraka.

Esa confesión le ha desestabilizado. Bakugou empieza a recuperar terreno en el segundo asalto.

-La empresa del abuelo de Uraraka se jacta de contratar a empleados de baja clase para hacerlos ascender, que el mundo sea conscientes de ellos y que estos le deban hasta la última gota de su sangre. Supongo que vería en usted un posible candidato pero no contó, o tal vez sí, que su nieta y usted se enamorarían – juguetea con el pico de su corbata.

-No creo nada de lo que dice.

Esas palabras le afectan. A Bakugou por recibirlas. A Midoriya por decirlas.

-Está en todo su derecho a no hacerlo, pero nunca le he mentido, y he sido transparente todo el tiempo.- el peliverde se estremece con la sonrisa dedicada – Podrá salir de dudas el día que ponga las cartas sobre la mesa frente a su prometida, pero hágame caso y espere que sea ella quien se ponga en contacto primero. De esa forma se dará cuenta de que le soy cien por cien sincero, Izuku – un último intercambio de miradas – Otra cosa, esa boda jamás se hará realidad por tanto estese tranquilo. No tengo intención alguna de meter mi culo en esa jodida familia, y mucho menos de casarme con una zorra astuta.

Con un débil buenas noches se encierra en su habitación dejando a Midoriya ahogándose en su desesperación.

Casualidad o Destino (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora