Omega | Ineffable Husbands

Antes de la tormenta

Jamás en su vida Crowley se había sentido tan nervioso, bueno quizá la sensación se podría comparar a cuando le pidió a Aziraphale ser su novio, y cuando casi le pide que se casen, o quizá cuando él y su omega por primera vez tuvieron sexo en...bueno, el alfa siempre había tenido momentos que le alteraban todos sus nervios, pero estos solo eran cuando Aziraphale estaba de por medio.

—¿Listo, señor?—Belcebú con mucho cuidado hizo entrega de ambas flores que estaban resguardadas por un cristal que permitía admirar su belleza, además de dejarle cerca el mini refrigerador que mantenía intacto el helado.

—No, pero espero llevarme mejor con Adán, estoy seguro de que él puede responder mejor mis preguntas que su padre o Muriel, esa niña es demasiado tierna y leal con Aziraphale que dudo que diga algo más allá de lo permitido.

—¿Tan empeñado estás en saber quién es el padre de los niños? Creí que habías dicho que eran tuyos.

—Bueno, solo quiero eliminar a quién lo tocó, después de eso podré dormir como un bebé. Te lo aseguro— Crowley sonrió imaginando la escena— Ahora si me disculpas, iré a ver a mi futura familia.

La otra Alfa frunció el ceño, siendo consiente de pronto del significado de aquellas palabras, que hacían eco a lo que ella venía pensado desde que observó el empeño de Crowley por recuperar a Aziraphale.

—¿Qué va a pasar con nosotros cuando su omega decida darle una segunda oportunidad?

—No lo sé, aún no lo decido por completo, pero esa pregunta deberías hacérsela a Aziraphale, si él quiere que siga en esto, entonces todo seguirá como hasta ahora, sino, tendré que evaluar las posibilidades— Crowley parecía brevemente perdido— Mientras ve a hacer el encargo que te dije.

—Si señor. Nina y Maggie ya van para el Soho. Ambas saben qué deben de hacer. Al mas mínimo movimiento que les parezca sospechoso, ellas me lo harán saber.

Crowley más satisfecho, salió del lujoso lugar dónde se hospedaba.

Si bien él nunca había considerado que pudiera existir una vida más allá de la que le habían impuesto sus padres, si sabía que cuando se uniera con su omega, tendría al menos que dejar de ser tan visible en el negocio, pues no solo sus rivales podrían querer hacerle daño, sino también la misma policía lo acosaría y él jamás pondría en peligro a su familia.

Así que después de considerar las posibilidades durante gran parte de esos días, llegó a la conclusión de que el puesto de líder tendría que ocuparlo Belcebú, ella era la más indicada para el trabajo pues tenía todas las cualidades que los antiguos lideres de la organización le enseñaron en su momento a Crowley.

Pero nunca admitiría en voz alta que pensaba bien de la mujer.

—¡Crowley!— la voz de Muriel fue lo primero que escuchó el alfa una vez se bajó del Bentley, que parecía feliz de estar cerca de aquella familia. No era que el auto tuviera vida, pero había veces que Crowley creía que si, pero eso era otra de las cosas que jamás diría en voz alta.

—Muriel— el alfa extendió los brazos en dirección a la pequeña, cargándola antes de dar unas cuantas vueltas con ella—¿Cómo estás?— cuestionó después de que ambos dejaran de reír.

—Bien, ya lo extrañaba.

—Pero si apenas me viste.

—Shhh, mi hermano no lo sabe.

Crowley acarició los negros cabellos, sin dejar de sonreír, claro qué podría acostumbrarse a eso.

—Eso me alivia, sino sabrá que rompí el trato— ambos bajo la atenta mirada de Aziraphale y Adán, se acercaron hasta los asientos traseros— Esto es tuyo, pequeña— los ojos de le pequeña se iluminaron justo como lo hacía la mirada de su omega cuando veía algo que le gustaba.