Vestidas todas con los mismos vestidos negros, lo único que nos diferencia es el maquillaje y el empeño que pusieron algunas, un poco más en su peinado. A mí me da igual asi qué vine con el pelo semi recogido y con maquillaje bastante sobrio.
A la hora exacta estábamos todas en el salón. Hay mesas con dos sillas, hay juegos de sillones con una mesita y dos sillones, hay una pista de baile despejada en el centro, hay una barra libre de tragos y una mesa enorme llena de aperitivos. Hay 12 personas, entre hombres y mujeres con antifaces, y dos de ellas que ya conozco, roja y sonriente son su antifaz dorado.
—Muy bien ellos son nuestros invitados chicas, no sean tímidas y acérquese a conocerlos, han estado esperando por un tiempo este evento. Éxitos y que pasen una gran noche.
Las voz distorsionada por el alta voz se corta y comienza a sonar música suave pero actual de fondo. De a poco los grupos nos fuimos acercando los unos a los otros, lo primero que hice fue ir a la barra por un trago bajo la mirada insistente de roja y sonriente. El primero en acercarse es un hombre de antifaz negro, con exquisito perfume, traje negro y camisa color vino desprendida tres botones sin corbata.
—Estas hermosa esta noche Alex —<<vaya no me sorprende que sepa mi nombre>>— te ví jugar hace unos días, tú y Margot hicieron un trabajo increíble. Yo aposté por que ganarían ustedes.
—Sonrío forzadamente— Gracias, pero yo no sé tu nombre.
—No es necesario que lo sepas, no aún —se desprende el saco— Me encantaría conversar contigo un poco más. Hay demasiados interesados en ti y no quiero perder mi oportunidad.
—Me permites, debo ir al baño —tomo mi trago de un solo movimiento— ya vuelvo.
Salgo tomándome el vestido que roza el suelo y si me lo piso me caigo. Subo las escaleras a la biblioteca y me quedaré ahí encerrada hasta que esto termine, no tengo ganas de hablar con mis potenciales clientes, que al parecer son varios. Se me revuelve un poco el estómago de solo pensarlo.
Al salir del salón no veo a sonriente, sin embargo roja, frunce el ceño y la boca cuando me ve salir y yo trato de escabullirme lo más rápido posible.
Al llegar a la biblioteca veo a la rubia, bajo una luz tenue, está con el libro que estaba leyendo y una partida de ajedrez empezada.
—Te estaba esperando —se levanta y corre la silla para mí— siéntate por favor —es obvió que ya no puedo seguir escapando. Me siento y ella corre la silla hacia adelante—. Estoy muy feliz de verte —sonrie y casi me ciega por la calidez que irradia— veo que te gustó mucho el pijama que te mandé.
—Sí, es cómodo y suave.
—Me alegro. Te toca —miro el tablero y hago mi movimiento—. Alex ¿Puedo llamarte Alex? —asiento— me gustaría conocerte un poco más, me pareces una persona muy interesante.
—La verdad es que soy bastante aburrida.
—No lo pareció en los juegos y en estos días—mueve una pieza—, sabés bastante de cultura general y te la pasas leyendo, eres bastante atlética también.
—Me gusta leer.
—Y correr en la cinta a las 2 am —okay entiendo que me observan, pero es un poco incómodo que sepa tantas cosas—. Perdón si te incómodo, pero desde que te ví, no puedo sacarte de mi mente Alex —me acaricia la mano y la quito.
—¿Cómo debo llamarte?
—Como quieras —sonríe.
—Sonriente.
—Me gusta.
—¿Vas a comprarme?
—Voy a intentarlo, pero tengo varios a los que enfrentarme.
—¿Cómo quién?
—Jaque —sonríe— no puedo decirte.
—Hago mi movimiento— Jaque —ella baja la mirada incrédula al tablero, es una jugada imposible de librarse.
—Mate. Ganaste chica oscura —yo sonrió—. Me gusta que sonrías. Quisiera bailar contigo ¿Qué dices si volvemos al salón y bailamos una pieza? Si sigo aquí pueden penalizarme y pueden castigarte a ti —se para y extiende su mano, que tomo—. Por cierto estás aún más hermosa hoy, es muy rico el perfume que tienes puesto, aunque no es el que te mandé.
—Decidí usar el de la caja roja —llegamos al salón y bailamos abrazadas una pieza.
—Te dejo en manos de ella, ten cuidado es un poco impulsiva, pero es buena.
Me guiña un ojo, besa mi mejilla y se va, no está tan lejos cuando siento una mano en mi espalda baja y al mirar al costado veo su antifaz rojo y siento su embriagador perfume.
—Te estuve buscando.
—¿Y qué? —voltea para quedar frente a mí y me borra la marca del beso de sonriente— deja de limpiarme no soy un niño.
—Estoy feliz de verte, pero molesta porque no has hecho lo que te pedí.
—Jamás accedí a hacerlo, roja —levanta una ceja— de alguna forma tengo que llamarte.
—Se pega a mí oliendo mi cuello— Al menos te pusiste el que yo te regalé —se pega más a mí para que bailemos una pieza— vamos a tomar un poco de aire —me lleva afuera sin preguntarme—. Seré directa Alexandria, quiero el beso que me negaste.
—Sere aún más directa roja. Atrevete a intentar robarme un beso y verás que tan combativa puedo ser.
—Dejas que la rubia te bese —frunce el ceño enojada.
—Ella me lo da en la mejilla, y es muy educada.
Me lleva por la fuerza lejos de la vista de todos hacía una pared, forcejeamos, intenta besarme y la abofeteo, para luego empujarla y sacarmela de encima, ella se toma el rostro. Yo me aparto y me meto adentro furiosa, sonriente sale afuera para enfrentar a roja y yo me escabullo a mi habitación. En cuanto entro me dirijo al baño para bañarme y sacarme el perfume que ella me regaló de encima. El brazalete comienza a iluminarse en blanco, me visto con el pijama y me dirijo al cuarto blanco.
—Alexandria no puedes golpear a nuestros invitados —la voz suena exhausta.
—¡Pero ella si puede forzarme a besarla! No volveré a esa estúpida fiesta. Si quieres expulsarme, hazlo.
Doy media vuelta y salgo furiosa, alguien me llama pero lo ignoro, luego me toman del brazo y es sonriente. Sin decir nada me abraza, y yo me entrego a su abrazo, hundiendo mi rostro en su cuello, respiro su perfume, calmandome con su calidez.
—Dile —sonriente la increpa.
—Perdón por mi manera de actuar. No volveré a forzarte a besarme —me mira y exhala— de verdad lo lamento y de verdad no volveré a forzarte.
—Bien
Salgo pero me freno y volteo hacía sonriente, la beso en la mejilla y paso por enfrente a roja que arde en ira, mientras la rubia sonríe radiante. Subo las escaleras y se quedan discutiendo.
—Lo hizo a propósito, le pedí perdón y viste lo que hizo. Yo quería un beso de ella, desde mucho antes que tú, no es justo.
—Ven acá, déjala en paz ¿Quierés que nos penalicen o nos echen? Vamos.
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La chica oscura se enamoró de ellas
RomanceUna mansión y 5 millones si eres elegida ¿Qué puede salir mal si decides quedarte? Solo te piden un año para estar con quién te elija a cambio de todo ese dinero. Quizás enamorarte de sonriente primero y luego de roja es lo que cambio tus planes, qu...