17 Dando con Margot

404 67 6
                                    

—¿Quién eres? Déjame dormir —voltea nuevamente.

—Margot soy Alexandria, soy Alex tu amiga.

—No sé quién eres.

—¿Qué te han hecho? —miro sus pupilas y luego su cuerpo e intento buscar rastros de algun tipo de abuso. Pero el único abuso que encuentro es el de la drogas—Magui ven conmigo.

—¡Oye no me toques! No te conozco rarita, mantente lejos.

—Seguiré viniendo —me paro y me subo al auto con ellas de nuevo— ¿Qué posibilidades hay de que me quede aquí? No voy a dejarla en ese estado.

—No podemos quedarnos contigo, tenemos...

—No necesito niñera, déjenme al guardia y listo. Hagan lo que tengan que hacer —se miran y se quedan calladas— perdón, es solo que... no voy a dejarla así aquí.

—Vendremos a verte seguido, no te acerques a ella y no vengas sola. Sino te subiré en el primer avión a Inglaterra —dice la rubia.

—Tengo un hotel a medía hora de aquí, ya llamo para que les preparen la habitación —acota la pelirroja— la condición es que siempre nos mantengas al tanto y jamás te separes del guardia. No querrás vernos enojadas Alexandria.

Dejamos a roja en el aeropuerto y Úrsula vuelve momentáneamente conmigo al hotel, pasamos el día y por fin puedo tenerla cerca otra vez y ahora con más calma. Se mete a bañar y luego me meto yo,  salgo y ella está terminando de secarse el pelo, abre las piernas y me hace seña de que me siente al medio, lo hago y me desenreda el pelo, para secarlo luego con el secador. Deja el secador a un lado cuando termina me corre el cabello del cuello y lo besa abrazándome.

—Te deberían llevar presa por andar robándome el sueño, no tienes una idea de cuánto te he extrañado.

—Yo también te he extrañado muchísimo —giro para besarla—. Es raro estar con una sin que esté la otra, siempre me siento incompleta.

—Lo sé y de verdad nadie desea tanto cómo yo, bueno quizás tú, que las tres estemos juntas, pero no se puede.

—Por ahora.

—Se muerde el labio inferior— No pararas hasta conseguirlo ¿Verdad? —asiento con la cabeza dándole besitos cortos por todo el rostro— si lo logras, me caso con ustedes de inmediato —rio— hablo en serio Alex, si las tres podemos estar juntas, no dudaré en hacerlas mis esposas. Aunque sea de manera simbólica la poligamia a nivel legal no está avalada en muchos países.

—¿Acaso no me vas a preguntar al menos si quiero casarme?

—Tranquila mí amor, te lo propondré cuándo sea el momento —ríe—. Estás muy ansiosa por ser mi esposa.

—Que boba, sabés de lo que hablo.

—Lo sé ¿Qué piensas hacer con Margot?

—Por lo pronto intentar que ella recuerde algo ¿No sabés porqué no recuerda? Digo eras miembro de esta ¿Organización, empresa, agencia? ¿Cómo fuiste a dar con algo así?

—La verdad que no, no lo sé. Y es cómo un tinder de ricos, solo que de alguna manera te aseguras de conocer bien a la persona antes y luego haces contacto. Y no me arrepiento de haber entrado ahí, te conocí, estás conmigo ahora, de alguna manera me unes a Nova y es lo que importa.

Cenamos y nos acostamos, Úrsula está demasiado cansada por el viaje algo que no ha dicho, pero se le nota en la cara. Caí en la cuenta en que conozco mucho más de ellas que ellas de mí ¿Me seguirán queriendo cuando sepan que en realidad soy una sin techo? Me da un poco de vergüenza que sepan cómo vivía, que a veces me pasaba días sin comer, que muchas veces trabajé lavando platos y limpiando restaurantes, que me daba un baño superficial en baños públicos, y que lavaba mí ropa a mano para no gastar en lavandería, cada moneda contaba. Cuándo vi dónde vivía Nova, me sentí pequeña y una intrusa en una casa en la que yo jamás podría pagar, menos aún podría haber soñado alguna vez que dormiría junto a la dueña de esa casa en su cama, entre sus brazos y que a ella le gustaría mi olor, el mismo que por años había espantado a quienes tenía cerca, aunque para ser justas, es la primera vez en mucho tiempo que estoy bien limpia, bien alimentada y bien dormida.

La chica oscura se enamoró de ellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora