22 Sus pasados

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Han pasado meses desde la última vez que ví a Margot y Bernabé. Con parte del dinero compraron un terreno enorme que han ido reacondicionando, están salvando miles de vidas de animales, en paralelo Margot termina su carrera de veterinaria y solo aceptaron el dinero en modo de prestamo asi que cada mes depositan en mí cuenta dinero que me van devolviendo. No ocuparon todo lo que les ofrecí, solo lo justo y necesario.

Úrsula me acaba de dejar en la casa de Nova, quién está regando afuera mientras me esperaba. La relación entre ellas no ha mejorado, también le dejé en claro que no podía estar con ella si no estaba Úrsula otra vez, ya que la calentura entre las sábanas está siendo demasiado frecuente y muchas veces no es ella quién inicia el manoseo.

Estábamos plantando un árbol de manzana verde en su jardín cuando ella me miró y con una gran sonrisa me dijo: "Creo que te amo Alex", "yo sé, que te amo Nova".

—¿No entiendo porqué aún se marchita? Lo he regado, lo hablo, lo he cambiado de lugar y simplemente sus hojas se secan.

—¿Quizás simplemente no quiere prender?

—Mi amor tengo mano verde, si quisiera plantar una planta que crece en Alaska, la pondría y prendería.

—Entonces hay que traer un manzano de Alaska —me mira mal—. Escucha yo lo cuidaré mientras no estás, ve y cuándo vuelvas quizás haya prendido y hasta tenga manzanas.

Ella se marcha luego de no querer irse en realidad, mira por última vez el árbol y se va de viaje. En tres días llega Úrsula que por cuestiones de su empresa viene a Suiza en vez de que yo vaya a Inglaterra. Para su mala o buena suerte una tormenta de nieve azota el país y Nova no vive exactamente cerquita del pueblo o civilización, así que toca llamarle a Nova para pedirle autorización que Úrsula pueda quedarse.

—Hola amor —responde de inmediato— me alegra escuchar tu voz ¿Cómo estás? me enteré hay una tormenta por allá, hasta el aeropuerto está cerrado.

—Por eso te llamaba —se escucha el ruido de la cocina, gente gritando órdenes de mesas y de pronto el ruido de acaba cuándo ella sale al parecer afuera— Úrsula me vino a dejar a casa y está demasiado feo afuera para que se vaya ¿puede quedarse?

Me siento cómo un niño pidiéndole permiso a sus padres, pero esta es su casa y por respeto tengo que preguntarle, aunque la rubia me insistió en que no lo hiciera.

—Se hizo un silencio del otro lado— Bueno, yo tampoco dejaría que ella se fuera con una tormenta afuera, así que no dejes que salga así —noto preocupación por ella de su parte y eso me alivia—, pero en cuánto la tormenta pase, que se largue.

—Iba tan bien— Gracias amor y Nova, te amamos, adiós.

Sí, usé el plural, porque es algo cierto, aunque ella siempre lo obvia o ignora, respondiendome te amo en singular.

—Me iré entonces.

—Te quedas porque ya hablé con Nova —su expresión pasó a sorpresa— ella me dijo que si que te quedarás, que si ella estuviera tampoco te dejaría salir así —claro omití la parte de, se larga apenas la tormenta pase.

—No debiste Alex, no quiero ponerla en compromiso, ella no me quiere en su casa, de hecho tolera que venga o esté acá unos minutos por ti. Mejor me marcho.

—Úrsula por favor no te vayas, si sales, nos vamos las dos.

—¿Y si nos pasa algo?

—¿Y si te pasa algo?

—Está bien, me quedo, pero apenas disminuya la tormenta me marcho.

El primer día casi termina y la tormenta de nieve no aflojó precisamente, y la ventisca parecía querer derrumbar la casa. En este tiempo la observé a ella e imaginé lo que habían sido antes, cuándo estaban juntas, con Úrsula caminando yendo y viniendo por la casa cómoda, no como ahora, que se maneja con una sutileza del mejor ladrón del mundo, evitando tocar y dejar huella de su paso por el lugar.

La chica oscura se enamoró de ellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora