¿Hacemos un trato?

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Katherine...

Frente a mi esta Sebastián con su sorprendente sonrisa.

--Buenos días.

--¿Qué haces aquí? --salgo de la casa y noto que el carro de Alan aún sigue estacionado en su lugar. No tomo importancia y comienzo a caminar. Sebastián comienza a seguirme, pero yo no aminorizo mi paso, hasta que me detiene por el brazo.

Me paro y lo miro con furia en los ojos.

--¿Qué quieres Sebastián?

--Quería hablarte de lo que pasó el otro día--ay no, aquí vamos de nuevo. Se me borra mi sonrisa y yo también me pongo seria--. Otro descubrimiento del año--me dice con su habitual sonrisa y cara burlona.

--Deberían de darte el premio nobel--le contesto fríamente.

--Si. Bueno es que no eres como las demás chicas.

--Guau, lo descubriste tu solito ¿no es así?--le doy vuelta para alejarme de él pero me detiene.

--No me refería a eso, bueno tal vez si pero no. Me refiero que la típica chica quiere una pareja y una relación seria y tú no--llama mi atención así que asiento para que continúe--. Quieras lo que quieras me gustaría intentarlo.

--Hagamos un trato. Nada de celos ni demasiado romanticismo.

--El primero que se comience a enamorar es el que deberá dar por terminada la relación. ¿Trato hecho?--me dice él muy decidido. Que fácil. Le tiendo la mano y cerramos el trato.

Me da la mano y me jala.

--¿A dónde me llevas? Tenemos que ir a clases.

--E iremos. Pero te llevaré.

Me subo a la monstruosidad de moto. Es completamente negra y la llanta trasera me asusta pues es tan grande como las dos llantas juntas de un carro normal, y ciento que si muevo en falso mis pies puede agarrármelos y destrozármelos. Esta moto es diferente a la primera en la que me subí, la otra era más pequeña y se veía tan linda. Era color crema y sobre todo no me asustaba. No soy conocedora de motos, pero por lo que veo es muy cara y cualquiera que la viera se sorprendería.

Cuando llegamos a la escuela veo a Ruby besándose con un chico. Si estuviera con Alan ya le hubiéramos dicho: "la víctima número quince". Y me doy cuenta de que no veo por ningún lado su carro. Tal vez se descompuso y tuvo que llevar otro.

--Por cierto, ¿Cómo sabias donde vivo?

--Ruby me lo dijo--me lo dice así sin más. Claro como no se me ocurrió que mi querida amiga se lo haya mencionado. Pero sobre todo me sorprende que se acordara ya que tiene demasiado tiempo que la invité a casa.

Cuando nos reunimos con Ruby nos presenta a su "victima". Se llama Cristian.

El día transcurre lento y Sebastián me va a recoger a todas las clases. Excepto a la que nos toca obviamente. Y es en esa clase cuando por fin veo a Alan. Me levanto y voy a su lugar ya que porque al llegar se fue directo a su asiento al lado de Carolina, sin saludarme.

Cuando llego a casa encuentro a los padres de Alan con maletas.

--Buenas tardes--los saludo como siempre, como si ellos no escucharan todo lo que pasa en mi casa. Y lo que más me agrada de ellos es que se mantienen a raya. Nunca me hacen preguntas incomodas ni nada por el estilo. El señor saca dos maletas enormes.

--Buenas tardes Katy--me saluda la señora muy alegremente.
--Buenas tardes señora--le contestó con una amplia sonrisa.

Sin más preguntas, ni palabras ellos siguen en lo suyo y yo entro a la casa. Como lo había pensado, mamá esta tirada en el suelo, pero aún no se ha quedado dormida. Así que la ayudo a levantarse.

Me preparó mi comida como siempre agregando los lugares como siempre. Y me sorprende que mamá va y se sienta conmigo en la mesa. Ocupando un lugar.

--¿Me puedes preparar algo a mí también mi niña? --me dice dejando su botella a medio terminar a un lado de ella. Me entra una alegría inmensa y le sirvo a ella un plato de espagueti.

Aún quedan dos lugares vacíos, pero no me importa. Uno ya se llenó.

Como amenamente con mamá y me pregunta cómo me fue en la escuela. Quiero reventar de alegría.

¿Cómo puede ser que haya regresado? Terminamos de comer y lavo los platos. Llamo a Javier y le explico que hoy es un día de los buenos. Él se alegra al igual que yo y me vuelve a decir que no hay problema que falte a trabajar. Mamá se va a sentar al sillón a ver la tele y la sigo. Me recuesta mi cabeza en su regazo y me acaricia la cabeza suavemente. Da otro sorbo de su botella y me habla al oído:

--Te he extrañado tanto mi niña Jade--me dice y me sigue acariciando la cabeza. Y se me salen lágrimas silenciosas. Cree que soy Jade. Por eso paso tiempo conmigo. Ha estado tan ebria que no se ha dado cuenta que no soy ella.

Mamá se queda dormida y ya son las nueve de la noche. Se oye un carro y luego risitas. Me acerco a la ventana para ver quién es. Tal vez los señores Rosendi decidieron no irse pero no son ellos. Es Alan y viene con Carolina. Dejo caer la cortina y me ocupo de mamá. La recuesto en el sillón y la cobijo. Subo a mi cuarto y destiendo mi cama.

Me recuesto y pongo en el reproductor una nana para dormirme. Mis ojos se comienzan a cerrar esta vez sin lágrimas y se me escapa una última sonrisa. Hoy no llorare.

Mis ojos se abren de golpe. Ems la una y media de la mañana según mi reloj. Escucho los rechinidos de una cama y los gemidos de ambos. Carolina grita como loca y me tapo la cabeza con la almohada pero aun así se escuchan los gritos de ambos. Y se me sale una lágrima. ¿Por qué? Tal vez me duela que mi mejor amigo haya sido un completo idiota conmigo en la mañana y ahora se está tirando a su novia técnicamente a un lado de mí. Comienzo a llorar, pero trato de ser silenciosa. No me gustaría que Carolina se enterara que mientras ella tenía sexo, yo lloraba. Creí que esta noche no lloraría, pero lo hice. Volví a dormir con lágrimas en los ojos.

Te voy a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora