¿Pedir perdón?

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Katherine...

--Entonces es oficial--me dice Ruby mientras me veo en el espejo de los baños. Aún tengo los ojos rojos, aunque no es mucho. Se podría decir que es lo normal de siempre.

--Algo así--le contesto y me pongo brillo en los labios.

--¿Algo así? Aclárate chica.

--Aun no lo definimos Ruby.

--Bien pues tenemos que salir, una cita doble. ¿Qué te parece? --me pregunta Ruby emocionada mientras ella se pone rímel en sus largas pestañas.

--Esta bien, solo que tendrá que ser el domingo.

Cuando salgo de la escuela me dirijo a casa. Mamá como todos los días esta tirada, y como todos los días la levanto y la recuesto en el sillón. Voy a mi cuarto por las cosas que necesito para el trabajo y salgo. Arranco el carro y veo llegar a Alan. Me ve y me sonríe. No le contesto la sonrisa y me pongo en camino hacia mi trabajo.

***

--Así que lo volvió a intentar y tu padre se volvió a ir y después tú mamá tuvo un momento de paz--me resume todo lo que le conté a Javier. Asiento. No le conté que me haya confundido con mi hermana, eso es tanto vergonzoso como doloroso.

--Si--le contesto mientras me quito la mañanita y la dejo en el respaldo de la silla.

--Bien, ya que tuviste más diversión que yo estos dos días deberíamos de ponernos al corriente.

Me explica que haremos un comercial para la nueva cámara fotográfica profesional, de la que hice el spot, el cual les encanto. Y que ayer acababa de ver a la modelo. Así que el día de mañana necesitaba que lo acompañara por la tarde a la grabación del comercial para que yo también opinara.

En mi pequeño cubículo empecé a crear formas de cómo podríamos hacer el comercial:

Mostrando un paisaje. Demasiadas veces se hacía eso.

Con amigos. Muy utilizado y los demás creerán que cualquier joven tonto lo puede utilizar para arruinarlo. Con la familia. No me convencía demasiado.

Pero qué tal si la modelo iba a la deriva veía el mejor momento. Un paisaje hermoso, mientras veía que unos jóvenes se divertían mientras estaba la puesta de sol. Qué tal si veía a una familia disfrutando de una tarde de picnic. Tenía que capturar el momento, tenía que grabarlo para mostrarles a los demás que así es como debe ser la vida. Yo lo haría le sacaría fotos a la vida. A esos mejores momentos y los coleccionaría para que cuando estuviera triste solo bastara con verlos para alegrarme y descubrir que no todo es tan malo como uno cree.

Le presente la idea a Javier y le encanta.

***

Cuando llegue a casa mamá estaba bañándose. Me quede sorprendida. Fui a checar si su reserva de alcohol estaba vacía o algo por el estilo; y lo estaba. Pero todas las botellas estaban en la basura y vacías. No creo que se haya acabado cinco botellas en unas cinco horas.

Cuando salió del baño la intercepte.

--¿Qué te pasa? --le pregunte y ella sonrió tristemente.

--Necesito ayuda Katy--me dijo y después metió la mano a su bata y saco un papel--. ¿Por qué nunca me la enseñaste? --me pregunta. Se la arrebato y la hago bolita.

--No hacía falta. Ustedes ya lo habían decidido desde que nosotras éramos niñas.

--Podíamos haber hecho algo--me dice agarrándome de los hombros.

--Pero no lo quiso así. Quería que tú estuvieras conmigo al igual que papá. Al igual que yo.

--Lamento haberte echo un infierno tu vida--negué con la cabeza.

--Ya no se puede remediar. Ahora soy el infierno--me zafe de sus manos y salí nuevamente. Arranque el carro y marque el número de Sebastián.

--Hola guapa ¿Qué pasa? --me contesta alegremente.

--Te necesito. ¿Podemos vernos?

--Claro. ¿Estás bien?

--Si, mejor que nunca. ¿Puedo ir a tu casa? ¿Están tus papas?

--Okay. Si por supuesto que puedes venir y no, no están.

--Perfecto--me manda la dirección de su casa por mensaje y llego. Es una casa enorme. La escuela a la que asistimos es de paga. La mayoría de ahí tiene dinero. Pero el no solo tiene el dinero, produce dinero; metafóricamente. Su papá tiene su propio hospital y su mamá es una trabajadora social del mismo hospital.

Cuando llego toco el interfono y le digo que llegue y que soy yo. Abre la reja automática y entro en su gran casa. Cuando subo las grandes escaleras él está ahí esperándome en la gran puerta de vidrio oscuro. Cuando nos encontramos me abalanzo a besarlo.

--Wow, cada vez me sorprendes más--le tomo la cara con ambas manos y lo miro directamente a los ojos.

--Te necesito, ahora-- y el me entiende perfectamente y me lleva dentro de la casa.

Te voy a enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora