Después de aquella clase, Bonnibel había salido corriendo, prácticamente. Marceline no la pudo ver debido a que estaba en el entrenamiento de animadoras. Se lamentó puesto que en verdad quería verla, pero no pudo borrar la enorme sonrisa de los labios y sus amigas la veían, felices. Sabían que algo había ocurrido.
Al llegar a la casa, sus padres le habían preguntado la razón de su felicidad y ella no contestó, sólo les dio un guiño cómplice y fue hasta su habitación. Durmió escuchando música y casualmente todas las canciones de amor le recordaban a ella. Realmente Marceline se sentía en las nubes.
A la mañana siguiente, vistió una camiseta manga larga y sus short favoritos, colocándose un gorrito para cubrirle el cabello despeinado. Salió feliz para la escuela y en el aparcamiento se encontró con sus amigas. Fionna la saludó con el mismo entusiasmo, casi desbordando corazones en por los ojos.
—Buenos días, Campbell, ¿cómo despertaste? —preguntó, alegremente, mientras caminaba con sus amigas.
Cake y Patience las observaron, entretenidas.
—Todo bien, Abadeer. La vida es hermosa, ¿no lo crees? —preguntó, amarrándose el cabello en una coleta.
Sus mejillas estaban rojas por el frío mientras sonreía, en el mismo estado bobalicón que Marceline.
—La vida siempre es bella —respondió, y las dos se sonrieron.
—¿Qué les sucede hoy? —preguntó Patience, con una alegre sonrisa, mientras entraban en la escuela.
—Parecen más enamoradas de lo normal —comentó Cake, señalando las sonrisas tontas.
—No comprendo qué hablan —dijo Fionna, haciéndose la desentendida.
—Yo tampoco -comentó Marceline, siguiéndole el juego.
Fueron hasta el casillero de la rubia, acompañándola.
—¿Seguras?
—Bueno, en realidad... —comenzó Fionna, sonrojándose, y se mostraba tímida —. Phoebe... bueno, ella me dijo algo importante.
Todas sus amigas la miraron, expectantes. Marceline le hizo señas para que continuara.
—Sucede que... durante este mes la he visitado varias noches a su casa, porque prácticamente es mi vecina del frente. —dijo, y sus amigas asintieron. Marceline aún recordaba cuando, en primer año, Fionna había llegado aterrorizada de que la chica que las fastidiaba viviera frente a ella. Ahora era divertida la situación —. Ella últimamente siempre me pedía ayuda con los deberes, pero ayer no lo hizo. Me extrañó mucho y me quedé en la ventana, esperando a que llegara.
—Qué acoso, Fionna. —dijo Marceline, riéndose, y su amiga le dio un golpe amistoso en el hombro —. Sigue, sigue.
—En fin. Ayer, anoche, ella llegó tarde y parecía haber estado tomando, sin pensarlo fui hasta su habitación y entré por la ventana. —tomó un respiro, ya que parecía muy nerviosa con sólo recordarlo —. Y bueno, sí lo estaba. Hablamos, la cuidé, le di un baño y no sé en qué momento terminamos besándonos.
—Aww, que tierna, ¿no quieres ser mi novia? —preguntó Cake, logrando avergonzar a la ojiazul.
—Cállate.
—Anda, continua —la apremió Patience, desesperada por saber los detalles. (El chisme)
—Ya.... era un beso muy, vale.... muy intenso y terminamos de alguna manera en la cama... ¡No es lo que piensan! —se defendió al ver los ojos malignos de sus amigas. Marceline carcajeó y Fionna enrojeció —. No hicimos nada. Ella simplemente me besaba y de un momento a otro comenzó a llorar, me pidió perdón muchas veces y dijo que lamentaba haberme tratado mal en los últimos años —dijo, con una sonrisa tonta en sus labios, al recordar lo hermosa que se veía Phoebe aún toda llorosa y borracha.
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Rivales | Bubbline | Adaptación
RomanceMarceline Abadeer comienza la secundaria sintiendo las burlas del grupo de los populares, entre un grupito de chicas que la fastidian conocerá a la porrista Bonnibel Bubblegum. Desde el primer encuentro entre ellas se desatará una gran rivalidad y g...