Capítulo XLIV

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Esta noche era el baile de invierno y Marceline, a pesar de tener un vestido, no quería ir. Durante estos días, Bonnibel la había evitado e incluso fingía que la ojiverde no existía. Phoebe le había regañado, pero Marcy no entendía el por qué (La Abadeer no era muy inteligente, ¿tú me entiende?) Al parecer la chica también la evitaba y solo la miraba desde lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Fionna a su lado le acariciaba la espalda y Patience intentaba animarla.

— Vamos, Marcy. Fue tu culpa. —le dijo, y Marceline la miró con mala cara. Patience se hizo hacia atrás —. Tú fuiste la que dijo la mentira de que no la amabas.

—Cierto, Marceline. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante, y tú le echaste esa bomba —Fionna, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar —soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso —comentó Patience, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco —dijo Fionna, apoyándola, aunque comenzó a sonreír cuando vio a su chica acercándose.

Phoebe, vestida con una blusa y unos jeans, al ver a Fionna mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Phoebe le hizo un cabeceó a Patience como saludo y luego miró con reproche a la ojiverde. Marceline se encogió ante esos ojos rojos. (Pupilentes wazaaa).

—Eres una gran idiota, rarita —soltó, mientras Marceline bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo —se defendió, cruzándose de brazos, y Phoebe la observó como si fuera idiota.

—¿Eres ciega? —preguntó, un poco indignada, y luego volteó a ver a su chica—. Amor, ¿tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

(Yo creo que se cayó de la cuna)

—Ella siempre ha sido así —Fionna se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Phoebe.

—Ya, déjenme —intentó irse pero, a los poco segundos, aquella chica de primero la llamó.

—Hola, Marceline —la saludó, con una sonrisa brillante, y Marcy apenas si se mostró feliz.

—Hola. —se iba a ir cuando Loren la tomó de la mano —. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh —estaba un poco nerviosa, y su piel blanca le hacía parecer un tomate en estos momento.

Marceline, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían entretenidos.

—¿Tú... necesitas? —intentó ayudarla, y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

—¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno? —preguntó, un poco tímida, y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Marceline parpadeó.

—Bueno... yo... en realidad —se calló al ver a Bonnibel cerca de ellas, con el ceño fruncido.

Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama. (Traigan palomitas)

Marceline no respondió, seguía mirando a Bonnibel. La pequeña de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Marcy, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos oscuros.

—¿Vas conmigo, Marceline? —le preguntó, un poco preocupada, ya que allí estaba Bonnibel, y no la miraba con buena cara.

—Yo... claro —respondió, mirando otra vez a la pelirosa, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

Rivales | Bubbline | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora