Encuentro con Carlos

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Brandon Perez, el decano de la universidad, se encontraba en la entrada, caminando de un lado a otro con nerviosismo mientras se secaba ocasionalmente el sudor de la frente.

Diez minutos más tarde, una larga limusina Lincoln se detuvo bastante cerca.

Brandon trotó hacia el vehículo y esperó respetuosamente a que saliera el distinguido invitado.

Luego, inclinó la cabeza apenas la puerta se abrió desde adentro. "Señor Hilton, es un honor tenerlo aquí. En nombre de todos los maestros y estudiantes, me gustaría agradecerle su inversión de mil millones de dólares a nuestra universidad".

Carlos estaba vestido con un elegante traje negro hecho a la medida. Su rostro inexpresivo no hacía más que resaltar la autoridad, confianza y elegancia que exudaba.

Los cambios drásticos en el manejo de los negocios, tanto en el país como en el extranjero, solo podían atribuirse a ese hombre tan talentoso. De hecho, cada una de sus decisiones impactaba el producto bruto interno de varios países.

Carlos asintió con indiferencia.

Brandon se enderezó mientras se apartaba el cabello de los ojos con una sonrisa débil y nerviosa.

"Señor Hilton, ¿cuáles son las últimas noticias sobre el plan de construcción del edificio de enseñanza? ¿Hay algo más que necesite modificarse?", preguntó Brandon cautelosamente.

Carlos observó su rostro con atención antes de volverse hacia Emmett. "Que alguien haga un seguimiento del proyecto. Quiero asegurarme de que toda la inversión se utilice exclusivamente en la construcción y en el costo de enseñanza".

Brandon no pudo evitar ruborizarse cuando se dio cuenta de que Carlos había intuido que planeaba malversar los fondos.

"Sí, señor", contestó Emmett respetuosamente.

"No se preocupe, señor Hilton. Yo cooperaré con el señor Cooper, pero primero déjeme mostrarle el campus". Haciendo todo lo posible por mantener una expresión tranquila, Brandon dio un paso al costado y estiró un brazo para indicarle a Carlos que lo siguiera.

Sin agregar una palabra más, este atravesó el enorme portón del campus.

Mientras tanto, Karen no dejaba de maldecir en el camino de regreso, ya que no habían podido ver al decano.

Pero estaba decidida a volver a su oficina en otro momento. De repente, vislumbró desde la distancia una multitud de estudiantes alborotados.

"¡Mira! ¡El señor Hilton está aquí!".

"¡Ay, Dios mío! ¡Es el señor Hilton!".

"¡Dios mío! ¡Es más guapo que la mayoría de estrellas de cine!".

Tanto los estudiantes como los miembros del personal se estaban apiñando en el corredor. Karen se volvió hacia adelante con curiosidad, y no tardó en ver a Carlos. El decano lo estaba siguiendo como si fuera un hombre muy importante.

"¡Debbie, el decano está allí!". Sin pensarlo dos veces, Karen agarró la mano de su amiga y corrió hacia la multitud.

No obstante, como no esperaba que ella la jalara, Debbie perdió el equilibrio y chocó contra uno

de los guardias de seguridad antes de caer en los brazos de un hombre.

De repente, un incómodo silencio inundó el ambiente.

Debbie era bastante popular entre los estudiantes, ya que era conocida por ser la belleza del campus.

La multitud estalló en un murmullo de voces.

"¡Ay! ¿Por qué no pensé en eso? ¡Yo también quiero abrazar a mi príncipe azul!".

"Debbie es verdaderamente increíble. Admito mi derrota. ¿Puedo ser la segunda en abrazar al príncipe azul?".

"¡No! Debbie es la chica de mis sueños. ¿Cómo es posible que se arroje a los brazos de otro hombre?".

Todos empezaron a susurrar entre ellos. Consternada, Debbie abrió mucho los ojos cuando levantó la cabeza y se encontró con el hermoso rostro de Carlos.

En el momento en que se miraron, ella sintió como si le hubiera caído un rayo.

'¿Qué está haciendo aquí?', se preguntó mientras se soltaba a toda prisa.

Estaba molesta con el destino por ponerla en encuentros tan incómodos con Carlos, especialmente después de que le pidiera el divorcio.

"¿Está bien, señor Hilton?", preguntó Brandon. Había palidecido de miedo cuando vio a una estudiante chocar contra él.

"Sí, estoy bien".

Carlos le lanzó una gélida mirada a Debbie y se arregló ligeramente la camisa arrugada. Su disgusto era muy evidente.

Ella no pudo evitar enfurecerse ante su arrogante y engreída expresión.

¿Cómo se atrevía a tratarla con tan poco respeto?

"¿Qué sucede contigo?", espetó Brandon mientras la señalaba. "Eres muy imprudente. Apúrate y...".

"¡Señor Perez!", lo interrumpió Karen antes de que él pudiera terminar de hablar. "¡Por favor, revise todas las pruebas antes de emitir un juicio! No fue culpa de Debbie. ¿Por qué obtuvo un demérito?".

"Discutiremos ese asunto más adelante. No arruinen la visita del señor Hilton", replicó Brandon con el ceño fruncido y les hizo una señal para que se quitaran del camino.

Sin embargo, Karen no permitiría que la menospreciaran. "¿Por qué tenemos que hablarlo más adelante?", preguntó alzando la voz. "¡Creo que es un buen momento para que conversemos aquí y ahora!".

"¡Tú!". Brandon no esperaba que esa chica armara un escándalo en público. Entonces, se volvió hacia Debbie con una expresión avergonzada y le hizo un gesto para que detuviera a Karen.

Sin embargo, ella esbozó una sonrisa con una mirada indiferente. "¡Yo también quiero saber por qué recibí un demérito!".

"Tú...". Brandon estaba colérico, pero no se atrevía a perder los estribos frente a Carlos. "¡¿Qué pasó, Paul?!", preguntó volviéndose hacia su asistente.

"¿Qué? Fue su orden, ¿no?", contestó él. Estaba tan asustado que se secó el sudor de la frente mientras se defendía.

"¿De qué estás hablando? ¿Cómo te atreves a echarme la culpa?", espetó Brandon, fulminándolo con la mirada.

Paul tuvo ganas de arrancarse el cabello. "¿No fue usted quien le pidió a Terence que me dijera que Debbie merecía un demérito?".

Nunca Nos Separaremos Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora