Capítulo 3

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- Mariposa, buenos días – Saludo Catania – anoche Carlos y yo íbamos a hablar contigo, pero me mantuve ocupada y no pude acompañarlo, ¿Hablo contigo?

- Sí, algo así – Contestó avergonzada – No, realmente eso no fue lo que paso – Agacho la cabeza, pues era incapaz de mirar a Catania a los ojos, hasta que esta ultima la tomo del mentón, forzándola a levantar la mirada.

- Mariposa, esta bien, me imagino que fue lo que sucedió, pero no me molesta. Carlos y yo compartimos sentimientos hacía ti, y aun que admito que desearía ser yo la que haya estado contigo, me alegro de que al menos uno de los dos haya podido gozar de un momento intimo contigo – La abrazo con delicadeza, logrando desaparecer una parte de la culpa de Mariposa, quien correspondió el abrazo.

- No fue lo correcto. Aun que haya sido en momentos distintos, me enamore de ambos, y esos sentimientos siguen vigentes, pero no están bien – Interrumpió el abrazo, apartándose de Catania – tú y Carlos están comprometidos, lo que sucedió anoche pone en riesgo la unión entre las hadas de cristal y las hadas mariposa.

- Lo sé – Contestó Catania – por eso es que sé con toda certeza que, tanto el beso que te di, como el que tu y Carlos hayan pasado la noche juntos, fue cosa de una sola vez. Aún así, creo que es necesario que los tres hablemos juntos de esto.

- Por supuesto – Mariposa observaba detenidamente su bolsa, pues sabía que aun que le doliera, en ella se encontraba la solución a tan embarazosa situación – ¿Tienes tiempo ahora?

- Sí, pero no es mucho. Vamos, busquemos a Carlos juntas.

Ambas volaron por gran parte del castillo, evitando a los sirvientes que claramente las buscaban, siendo un breve pero divertido momento, brindándoles el que quizás sería su último momento de tranquilidad e intimidad. Finalmente, encontraron a Carlos en la biblioteca, quien de inmediato sonrió al verlas.

- ¿Qué haces aquí? – Pregunto Catania – Casi siempre a esta hora estas con mi padre.

- Necesitaba aislarme de todo – Contestó con una voz suave – Fui al altar de mi madre que hicieron en su honor, necesitaba verla – Respiro profundo para acercarse a ellas – A todo esto, ¿Me buscaban?

- Sí. Antes que nada, quiero que sepas que ya sé lo que ocurrió entre ustedes anoche, así que no tienes nada de qué preocuparte. Mariposa y yo estamos aquí para que, de una vez por todas, resolvamos este conflicto.

- En realidad, no es exactamente cierto – Interrumpió Mariposa – Escuchen, ambos tienen que saber que, desde hace bastante tiempo, estoy enamorada de ambos, pero por miedo de arruinar la amistad que había entre ustedes, no me confesé a ninguno, pues sabía que sienten lo mismo que yo; sin embargo, eso no cambia la situación, y nunca lo hará, así que ya he tomado mi decisión – Dijo con firmeza – Para evitar que una situación así se repita, debo irme de aquí, al menos hasta que se realice la boda.

- Mariposa, ¿De qué hablas? – Preguntó Carlos quien, en un instante, se puso pálido ante sus palabras – No es necesario llegar a eso. Estamos los tres aquí, podemos resolverlo sin tener que alejarnos.

- Desgraciadamente, no es así – Abrió su bolsa, y le entregó a Carlos el papel que había adentro – Catania, ¿Recuerdas cuando te hable de mi plan de usar el trabajo de Henna para que Flutterfield vuelva a poder ser habitable sin riesgos?

- Sí, pero no encontraste ninguna pista de como fabricar el veneno para lograrlo – Contestó extrañada y confundida.

- Así es, pero buscando entre los archivos de toda Fairytopia, encontré donde se encuentra Henna – Catania se acercó a leer el papel que sostenía Carlos, en el cuál se encontraba la ubicación de la prisión donde Henna se encontraba – Aparentemente la reina Marabela avisó incluso a los reinos más remotos sobre su peligro, y en la capital de Fairytopia la encontraron, y aprisionaron.

- Mariposa, ¿En verdad piensas ir por ella? ¿Piensas pedirle ayuda después de lo que le hizo a mi madre? – Preguntó Carlos con un enojo evidente – Ella intento asesinarla, iba a dejar que los Skeezites nos comieran, ¡Esta demente! ¿Cómo puedes pensar en ir a verla? – Replicó elevando cada vez más la voz.

- Sé que estas en contra de esto, pero piénsalo, si me voy, podría conseguir la forma de crear el veneno y usar los cardos para poder mantenernos a salvo, así evitaríamos las disputas por las hadas de cristal que no están de acuerdo porque las hadas mariposas vinieran a vivir aquí; y, además, así evitaremos conflictos por nuestra situación.

- ¡No! Definitivamente no puedo aceptar esta ridícula idea – Afirma mirando a Mariposa a los ojos – Yo soy tu rey, y te prohíbo rotundamente que emprendas este viaje – Carlos salió de la biblioteca, dejando en claro que era su decisión final.

- No te va a detener lo que dijo, ¿Verdad? – Mariposa negó con la cabeza, provocando que una lagrima cayera por la mejilla de Catania, quien se acercó, y sin dudarlo, la beso intensa e inconteniblemente – Por favor, cuídate mucho, y regresa con nosotros.

- Prometo hacerlo Catania – Tomo sus mejillas con delicadeza, robándole un corto, pero cariñoso beso de despedida, partiendo de la biblioteca.

True LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora