Capítulo 5

40 4 0
                                    


En la mañana, antes de que saliera el sol, ambas chicas se despertaron con suficiente energía para ir a buscar a Topacio, pero no sin que antes Elina le dejara una carta a Bibble contándole que se iba y regresaría más tarde.

Las dos hadas pasaron toda la mañana caminando para llegar a la casa de Topacio, pues Mariposa se negaba a volar al lado de Elina si no era necesario, esto como una forma de respeto. Una vez llegaron, ambas esperaron a que las recibieran.

- Buenos días, les doy la bienvenida a mi casa – Saludó Topacio, de manera muy alegre, algo típico de ella – Por favor pasen – Les abrió por completo la puerta, invitándolas también a sentarse – Y bien, debo admitir que no es algo usual que un hada mariposa, y una sin alas vengan a mi casa, ¿A qué se debe esta curiosa visita?

- Mi nombre es Mariposa, soy la embajadora de Flutterfield, y por el bienestar de nuestro reino, necesito ver a un hada mariposa llamada Henna, es a quien tienen prisionera – Contesto mirándola directo a los ojos, algo poco usual en ella, producto de su inmensa determinación.

- Vaya padres más creativos – Pensó mientras intentaba disimular su risa, pues le parecía gracioso que un hada Mariposa llevará ese nombre – Lo lamento, pero esa clase de prisioneras no están al acceso de cualquiera, es un hada realmente peligrosa a lo que nos informaron.

- Comprendo, pero por órdenes del rey Carlos, Henna debe venir conmigo, pues puede ser de utilidad para la restauración de Flutterfield – Apretando sus puños sobre sus piernas, respira hondo – Me imagino que usted, como hada guardiana, comprenderá que las hadas al mando deben hacer todo por el bienestar de sus reinos, y Henna es la única que sabe cómo crear un arma que nos protejan de los Skeezites, y ya que Flutterfield es el único que lugar que sufre de su amenaza, entenderá la importancia que tiene su liberación.

- Muy bien – Topacio se levantó y caminó hacía una puerta – Siendo ese el caso, les pido que me sigan – Dijo mientras la abría, y bajaba por unas escaleras.

- ¿Enserio es tan grave la situación? – Preguntó Elina, desconcertada.

- Me temo que sí, por eso es que vine hasta aquí, la necesitamos, aunque muchos no quieran aceptarlo – Susurro lo último, bajando las escaleras con cuidado, hasta finalmente llegar al calabozo.

- Ella se encuentra hasta el final, pero te aviso que es un hada para nada simpática – Comentó Topacio, mientras le entregaba a Mariposa las llaves de su celda.

- Antes lo era – Dijo con melancolía – Escuchen, les tengo que pedir que suban, si algo sale mal, no debe de escapar. Elina, tu quédate en la puerta, sé que eres más fuerte que nosotras, y usted guardiana, ¿Podría quedarse en su sala? Si ni Elina ni yo podemos detenerla, entonces confió en que usted como guardiana si podrá – Ambas aceptaron e inmediatamente se fueron, no sin antes desearle suerte a Mariposa, dejándola sola y nerviosa, pero finalmente yendo hacía la celda de Henna.

- ¿Qué quieren? Aún no es hora la comida, y estoy ocupada – Gritó Henna, mientras leía un libro, pero al escuchar como la puerta se abría no pudo evitar quedarse helada al mirar de quien se trataba.

- Hola Henna – Contestó Mariposa, mientras entraba a la celda.

- Mariposa, tú ¿Qué haces aquí? – Preguntó atónita, pues no podía creer que eso estuviera sucediendo.

- Yo.... Vine a sacarte de aquí, Flutterfield te necesita – Dijo con gentileza mientras se acercaba.

- ¿Necesitarme? ¡Ja! Claro que sí, Flutterfield siempre me ha necesitado, pero después de desterrarme a esta vida, por mí que los Skeezites se los coman – Contestó con rencor, provocando el enojo de Mariposa, quien se acercó bruscamente a ella.

- Pues te felicito, tus deseos se hicieron realidad, eso es justo lo que les sucedió a docenas de personas, ¿Y sabes qué? Tuve que ver cómo eran devorados, así que no te atrevas a decir eso frente a mí – Replico con la voz entre cortada, tomándose un momento antes de continuar – Intente de todo, enserio de todo, pero no conseguí crear el helios, necesito que lo hagas tú, para que así todos podamos volver a casa.

- ¿La reina Marabela murió? – Mariposa contestó asintiendo – Lo lamento Mariposa, lamentó que hayas tenido que pasar por eso, pero te lo dije, ellos me condenaron a esto, ¿Por qué habría de ayudarlos?

- Porque es como en realidad eres, un hada que busca crecer, que es ambiciosa, pero que ama el reino donde nació y creció, y siempre ha querido que todos estén a salvo – Tiró su diario en la cama, provocando un evidente sonrojo en Henna.

- ¿¡Leíste mi diario!? – Gritó avergonzada.

- Solo unas páginas, tranquila, no leí ni la mitad, pero fue lo suficiente para entender cómo es que eres realmente. No eres el hada sociable que todos adoraban, pero tampoco eres una asesina que desea que todos perezcan – La sujeto de ambas manos – Te lo pido Henna, necesito que me ayudes, que nos ayuden a todos, te necesito – Henna se quedó en silencio unos segundos, pero en un solo movimiento se soltó.

- Y dime, ¿Dónde has estado tú todo este tiempo? Nunca he recibido una visita, y no la esperaba de esos ineptos, pero ¿De ti? Eras la única chica que consideraba mi amiga. Comprendo el que me hayas desafiado, pero ¿Abandonarme, dejar que me pudriera aquí sola? – Dijo conteniendo las lágrimas – Al final resultaste ser igual a ellos, y eso es una enorme decepción, así que te pido que te vayas.

- Sé que lo que hice estuvo mal, debí buscarte antes, pero ahora estoy intentando enmendar mi error – Contestó Mariposa.

- ¿Enmendarlo o buscando una solución para todos aquellos que me dieron la espalda?

- ¿Crees que tengo permitido estar aquí? Tuve que desobedecer las ordenes de Carlos para venir aquí, escaparme del castillo corriendo el riesgo de que al volver pueda ser exiliada, volar hasta aquí yo sola pese el cansancio, le metí al hada guardiana de este lugar acerca de que tenía ordenes de llevarte conmigo, y aun así, estoy lista para enfrentarme a quien sea para suplicar tu perdón, ¿Y tú crees que no estoy haciendo nada por ti? – Mariposa comenzó a llorar desconsoladamente, entre la rabia y el dolor de recordar a todas las hadas que vio morir, cargando con sus muertes – Por favor Henna, solo no quiero ver a nadie más morir sin poder hacer nada al respecto, sino quieres hacerlos por ellos, está bien, pero te lo ruego, te necesito.

- Yo... - Henna suspiro resignada, acercándose a Mariposa para limpiar sus lágrimas – Esta bien, lo hare, pero deja de llorar, no quiero verte así. Pero tengo dos condiciones – Afirmó.

- Esta bien, si puedo cumplirlas, las aceptare – Dijo mientras intentaba controlar las lágrimas, pues sentía que Henna estaba demasiado cerca.

- La primera, es que sea yo quien abogué por mí. Si lo que dices es cierto, entonces estas cometiendo traición, y no quiero que sufras un castigo por ello – Dijo mientras una extraña sensación recorrió todo su cuerpo mientras tocaba las mejillas de Mariposa, mirando su lindo rostro de cerca. De repente reacciono y sacudió su cabeza alejándose – La segunda es que me darán una casa donde quedarme, no quiero salir de un calabozo para entrar en otro.

- Si eso es todo, entonces no tendremos ningún problema – A punto de abrir por completo la puerta para que ambas salieran de ahí, se detiene en seco, para regresar con Henna y abrazarla con fuerza. No pronunció ni una sola palabra, porque ese sincero abrazo hablaba por sí solo, "Lo siento".

True LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora