Trigésimo primer capítulo

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—¡¿Pero que demonios significa esto?! —preguntó Terry furioso mientras aventaba un florero el cual era más antiguo que el propio castillo Grandchester.

El informe semanal que recibía por parte de los guardaespaldas que custodiaban a su hija era muy diferente a todos los anteriores.

Si bien Terry y Candy se habían sorprendido porque su primogénita les había mentido descaradamente y se había instalado en Gloucestershire en lugar de Francia como les había hecho creer, ambos sabían que Analia tenía una buena razón para engañarlos de esa manera.

Durante meses habían leído el mismo informe, que Analia no salía para nada de su casa, ,(habían investigado y descubrieron que efectivamente la casa era propiedad de Analia), además vivían con ella dos personas más, Arabella Andley la prima de Candice, y la sirvienta de Arabella, Emily.

—¡Mi niña está embarazada! —exclamó Candice al ver la foto de su primogénita dónde hacia constar de su avanzado embarazo—. ¡Nuestra hija está embarazada Terry, vamos a hacer abuelos!

—¡No puede ser! —exclamó el duque horrorizado porque a pesar de ya no ser tan prejuicioso como antes aún había unos pocos prejuicios y uno de ellos eran que su nieta no podía estar embarazada sin casarse.

—¿Quién puede ser el padre de mi nieto? ¿Será Stefan? —se cuestionó Candice.

—¿Y de quién más va a ser? —le respondió Terry gritando. El hombre estaba furioso como pocas veces en la vida—. ¡Ese bastardo, cuando lo encuentre juro que me las va a pagar!

—¡Soy muy joven para ser bisabuela! —opinó con vanidad Eleanor y se pasó por el espejo que se encontraba en la sala—. ¡Oh cielos me estoy volviendo vieja! —dijo la actriz al ver sus canas.

—¡¿Y eso que importa en este momento?! —le preguntó Richard enojado—. ¡¿Qué no ves que tu nieta está esperando el hijo de un plebeyo?!

—¿El hijo de un plebeyo? ¡Ja! Creo que es muy tarde para preocuparte que tus descendientes sean descendientes de plebeyos también —ironizó Eleanor olvidándose de sus canas y su bisnieto—. Terry es mi hijo y yo soy una plebeya, tus nietos Analia y Anthony son hijos de Candice una plebeya, así que puedes estar seguro que la sangre Grandchester ya no están pura como antes.

—¡Eleanor tú no sabes que…?

—¡¡¡Ya basta lo dos!!! —los paro Terry—. ¡Me da igual tu ridícula sangre Grandchester padre, y tú estúpido miedo a la vejez, Eleanor! ¿Qué no se dan cuenta de lo que se verdad importa?

Los gritos del señor de la casa alarmaron al menor de los Grandchester quien junto a la fiel ama de llaves y Nana de los niños Grandchester; Peige, llegaron hasta la puerta del estudio y ahí escucharon toda la conversación.

—¡Se suponía que entre Analia y yo había confianza! —inquirió Terry tirando al suelo todas las cosas de una estantería, cuando los objetos impactaron con el sueño Candy, Eleanor y Richard se sobre saltaron—. ¡¿Por qué no me dijo que estaba embarazada? ¿Por qué no tuvo la confianza de decirme sus problemas?! ¡¿Por qué?!

—Mi amor por favor tranquilízate —suplicó Candice a su marido, en los 21 años que llevaban de matrimonio nunca lo había visto así de furioso como estaba ahora.

—¡Y Sullivan culpándome por la desaparición de su hija! —ironizó Terry y golpeó varias veces con sus puños el escritorio de madera, sus nudillos sangraron por los golpes—. ¡Pero voy a delatar a esa alcahueta de Gabriella! ¡Yo que le abrí las puertas de esta casa, la quise como una hija más y le di mi bendición para que formará oficialmente parte de nuestra familia, alimente, acobije y crie a una víbora traicionera!

La heredera de los Grandchester Donde viven las historias. Descúbrelo ahora