¿que pasaria sí..... fueras una princesa sacrificada para el villano del cuento?
eras la princesa de un reino próspero, pero pequeño, todos vivían en paz hasta que tu padre tuvo la genial idea de empezar a conquistar tierras pegadas al suyo para ex...
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Vil te jalo hacia él y te sujeto con firmeza por la cintura con su mano helada, no vaya a ser que cambiaras de opinión a última hora y escaparas una vez que aceptastes el trato, iba a mantener bien sujeto su premio, tú por tu lado te sentias avergonzada e incómoda por la cercanía con un completo extraño al que acabas de conocer, pero no podías negarte o todos sufrirán las consecuencias, no te quedo de otros que dejarte llevar por la deidad invernal.
Salieron por los mismo ventanales por los que Vil entró en forma de ventisca, los cuales daban al jardín principal del palacio, para tu sorpresa había un gran trineo completamente blanco con algunos detalles y decoraciones en tonos dorados y lavanda, además de que no estaba tirado por caballos o renos, si no por osos polares de gran tamaño y apariencia muy agresiva, que le gruñeron a la pobre chica asustandola más.
-Tranquila, no te atacarán a menos que yo les de la orden- Dijo Vil acercándote más a él para darte seguridad -¡Polaris! ¡Antares! ¡Comportense! Ella no es comida para ustedes, es mi recompensa- Ordenó con firmeza y los animales dejaron de gruñis y fijaron su vista al frente, Vil aprovecho para cargarte como si nada y subir ambos al trineo.
-¿Y el cochero?- Preguntaste tímidamente.
-No lo necesito, ellos saben el camino- Te respondio friamente y sin mirarte -¡Andando! ¡De regreso al reino invernal!- Exclamó el Dios del invierno y los osos empezaron a correr a toda velocidad para salir del palacio y el reino, dejando atrás todo lo que conocías.
Tú te tuviste que abrazar a Vil con mucho fuerza, ya iban iban tan rápido como el viento y sentías ibas a salir volando del trineo, mientras que la deidad invernal solo soltó un ligero bufido de queja, olvido lo frágiles que son los humanos, a pesar de que hace mucho tiempo él fue uno...
-Tranquila, no saldrás volando por los aires- Dijo sintiendo como te abrazabas más a él -Este trineo es tan rápido como una tormenta de nieve, así que está encantado para que nada en su interior salga despedido, no hace falta que te aferres tanto- Explicó con calma, pero aun así no lo soltabas, hasta estabas empezando a temblar -¿Por qué tiemblas así? ¿Aún sigues asustada por los osos?- Pregunto arqueando una ceja ya mirándote de reojo, notando como una fina capa de escarcha comenzaba a cubrirse.
-Hace... Mucho frío... Está helado- Dijiste tratando de no tiritar por el frío
-... De verdad que los humanos son muy frágiles, no aguantan nada- Se quejo el oji-amatista con un tono ligeramente molesto, pero aun así extendió su gran capa de piel y te cubrió con esta hasta controlar la temperatura corporal de su cuerpo para que fuera más cálido -¿Mejor?- Pregunto esperando que eso fuera suficiente.
-Si.. Si mucho mejor- Dijiste tímidamente mirando de reojo a la deidad, de verdad que es hermoso, ningún humano sería tan guapo como él, ni siquiera él, ese princesito de pacotilla, es es así de hermoso
-¿Por qué me miras tanto? Acaso te enamore a primera vista- Te pregunto Vil en tono burlón.
-¡No! ¡No es eso!- Dijiste sonrojada y desviando la mirada a otro lado mientras que la deidad solo soltaba una ligera risita burlona, después de eso decidiste mirar el resto del camino el paisaje mientras el trineo iba a toda velocidad, era casi como volar... Era tu última despedida al reino donde naciste y te vio crecer...
Mientras en palacio aquel sirviente que te desperto y te hizo ir como sacrificio a aquel salón tocaba con insistencia las puertas de la oficina del rey
-Su majestad le prometo que ya es seguro, la nieve se está derritiendo y la hielo también, cada vez hace más calor- Dijo el sirviente frustrado de la actitud de su soberano
-¿Estás seguro?- Preguntó temeroso el rey asomando un poco la cabeza por la puerta entreabierta
-Puede comprobarlo por usted mismo si no confía en mí- Dijo el sirviente cruzándose de brazos
El rey no quería salir en un principio, pero él mismo podía notar como la temperatura del castillo se volvió más cálida, por lo que al fin salió de su escondite y se dirigió casi que corriendo al salon que preparó para el sacrificio de su hija, se sintió satisfecho al abrir las puertas de par en par para descubrir que no había señales de su hija.
-¡¡SIII!! ¡¡EL PLAN FUNCIONÓ!!- Gritó el rey extendiendo sus brazos en forma triunfal al cielo -Por un momento creí que esa niña irreverente montaría toda una escena y el Dios del Invierno vendría por mi cabeza, pero parece que al fin asume una de sus funciones de princesa... Salvar a su querido padre y por ende al reino- Dijo el rey sintiendo un alivio tremendo, hasta estaba sonriendo de por la paz interior que esto lo trajo
-Pero... Es la princesa heredera... Ella sería la siguiente reina- Contra dijo el sirviente sintiéndose terrible por lo que fue obligado a hacerte, quiso advertirte pero fue amenazado de muerte y que su familia tambien pagaria si abría la boca
-Que tonterias dices, bien lo dijo mi suegro que en paz descanse, no hay nada peor que el gobierno de las mujeres, por algo me puso al frente a mí y no a su hija- Dijo el rey como si nada -Además sin ningún otro miembro directo de la familia real para heredar me deja a mi como único gobernante, al fin soy libre de tener las esposas y amantes que me dé la gana para engendrar un heredero, de hecho estoy obligado a hacer eso- Explicó el egoísta hombre ganándose más la desaprobación del sirviente -¡Oh pobre de mí! Tener que engendrar un heredero a la fuerza es tan triste- Volvió a hablar con tono triste, pero tan fingido que daba asco
-... Su majestad... Se le olvida algo... - Dijo uno de sus consejeros que también estaba ahí para ver si el sacrificio de la princesa fue aceptado.
-¿Ah sí? ¿Qué?- Dijo ya molesto el rey de que le interrumpan la celebración.
-Recuerde que el reino de los Medaldolce nos iba a ganar en la guerra anterior... Y para traer la paz... Usted comprometió a la princesa con el príncipe para detener la guerra.... Ahora que no hay princesa.... La guerra continuará... - dijo este consejero con cara de molestia.
Tras escuchar eso el rey se quedó mudo y empezó a sudar frío mientras con un feo escalofríos le recorrían la espalda, el príncipe Floryan fue muy claro con que sólo lucharía si la mano de la princesa ____ le era concedida en matrimonio, esto sera volverá un problema... Ya que el príncipe Floryan es conocido por ser un salvaje sanguinario con cara de ángel.
