((☕))' 𝐎𝟐𝟎

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Mi cabeza quedó en blanco por segundos que me parecieron eternos, tragué saliva, mi corazón disminuyó sus latidos y aun así, con un gran nudo formándose en mi interior, lo seguía viendo. 

Supuse que estaba bien, ¿Verdad?

Al fin y al cabo, yo sabía que William tenía novia.

Mi corazón no debería estar doliendo como mil infiernos y aún cuando sabía el porqué, me negué a aceptarlo.

Tragué duramente mi saliva como si de esa manera, ese dolor se pudiera amortiguar. Aunque solo conseguí que empeorara.

Esa imagen estaba ocurriendo delante de mis narices, y a mí se me escapaba una estúpida lágrima.

Tonta Catherine.

Debía estar feliz por él. Si William era feliz, yo también lo era.

Pero mi felicidad estaba muy lejos en esos momentos. Solo quería largarme de ahí y gritar, gritar como nunca antes lo había hecho. Y en cambio, estaba ahí parada en contra de mi voluntad, con mis pies sin dignarse a moverse.

La vista se me nubló, y me negaba a aceptar que eran por las lágrimas. ¿Por qué lloraría? ¿Por ser una estúpida que se ilusiona?

No, claro que no. No iba a desperdiciar lágrimas por algo que no debería. Por algo minúsculo que no debería darme importancia.

Miré el cielo en un torpe intento de guardar mis sollozos.

Mis pies seguían sin moverse y eso me hacía más miserable.

No quería dar pena, lo odiaba. Pero cuando él volteó y se dio cuenta de mi presencia, es innegable el hecho de que sintió pena por mí. Aún cuando lo niegue, lo sé.

Sólo ahí supe lo que mi cegada mente nunca me dio a conocer, él lo sabía todo.

Él sabía que disfrutaba esa visitas en la madrugada.

Él sabía que me ruborizaba cada vez que me decía cosas .lindas

Él sabía de mis celos sin sentido.

Él sabía que me gustaba.

Y con esa sonrisa socarrona adornando su rostro, lo entendí todo.

Solo estaba jugando conmigo.

Tal como todos estaban haciendo.

William estaba consciente de mis sentimientos hacia él, y solo se burlaba de ellos. Solo se burlaba de una chica que soñaba en un mundo paralelo estar a su lado.

Quería creer que todo era un sueño sin gracia alguna, quería creer que él no era esa clase de persona. Pero, con aires de lástima mirándome mientras la abrazaba, caí en cuenta de mi triste realidad.

Mi corazón empezó a palpitar con fuerza en cuanto nuestras miradas se unieron, y lo más cobarde que pude hacer fue mostrarle mi dedo medio, lo único que pude hacer fue largarme lentamente.

Me adentré a la fiesta con pasos tristes, yo estaba triste. Cuando no desearía estarlo.

Pero al parecer que haya arruinado mi día no le pareció suficiente. Al parecer quiso destruirme más de lo que ya estaba alcanzándome a la fiesta.

Mientras que mi corazón seguía rompiéndose por él, a William le parecía mejor idea verme más miserable.

—¿Ya te vas? La noche recién está comenzando. —espetó con inocencia, simulando que nada hubiera pasado minutos atrás.— Y si es así, por favor, avísale a tu chico que te lleve.

𝐂𝐎𝐅𝐅𝐄𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora