Antes del Fin

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Carl Grimes va a convertirse.

Sentado sobre un tronco podrido rodeado de árboles a su alrededor, Carl aprieta su herida con una mano temblorosa y quiere darse una palmada en la espalda por durar tanto, por haber dado un dedo medio a Negan para salvar a su familia. Aún así, Carl hubiera querido poder meter ese estúpido bate por el culo del imbécil.

Ignora esa voz en el fondo de su cabeza que grita No, no, no... yo no. No puedo morir así

Porque después de todo lo que ha pasado, ¿cómo puede ser este el jodido final?

Sobrevivió a todo cada cosa que este jodido mundo le lanzó: recibió dos disparos, perdió un ojo y mató a más caminantes y personas de las que puede contar. Ahora, la mordedura de un caminante en su estómago arde como el infierno y sabe que no hay forma de sobrevivir a esto.

Y una parte de él esta jodidamente enojada por ser mordido de esta manera tan patética.

La fiebre está empezando a aparecer. Siente la pistola fría y pesada en la mano. Sabe que las cartas que dejo a Rick, Michonne, Judy y Daryl son, en ultima instancia, una maldita broma. Pero Carl solo quería dejar salir toda la mierda que llevaba dentro antes de morir.

No le queda mucho tiempo, lo sabe , sabe que este es el final, pero lo único que todavía puede pensar es ¿Cómo pudo pasarme esto a mí? Siempre pensó que sería una persona la que lo mataría algún día: algún imbécil como el Gobernador, como esos caníbales de Terminus, como el jodido Negan. aun quiere poder meter ese bate por el culo de ese idiota.

Ni un maldito mordisco de caminante.

Carl en verdad se daría una patada así mismo si no fuera por el hecho que va a matarse en un momento.

Carl debería haber sido mejor que esto. Pero basta un segundo. Ha visto que esto le ha sucedido muchas veces, a amigos y familiares, o a personas a las que le alegraba ver muertos, pero nunca pensó que le sucedería a él. Y tal vez debería haberlo hecho, pero podía cuidar de sí mismo y pensó que eso era suficiente. Cuando se despertó esta mañana, la muerte era lo último que tenía en mente.

Pero así es como funciona, ¿verdad? Todo el mundo está bien hasta que deja de estarlo.

Carl mira fijamente hacia el bosque.

Puso cara de valiente ante Rick, su padre, ante Daryl... pero ahora está temblando: los hombros encorvados por un dolor que es más que físico y la respiración entrecortada por la fiebre.

Carl tiene miedo. Está aterrorizado y ¿quién no lo estaría? Pero también está enojado: consigo mismo, con el mundo, con ese maldito caminante que lo mordió. No sabe si quiere gritar o llorar, pero sabe que nunca parará si empieza. En cambio, permanece en silencio, con los labios apretados con tanta fuerza que duele.

Rick, su padre se fue, pero todavía está cerca; Carl no quiere que escuche más de lo necesario. Rick nunca verá a Carl así de destrozado, resbalándose del tronco para arrodillarse derrotado en el suelo del bosque. No será testigo de los llantos de Carl, de sus gritos; no lo escuchará enfurecerse contra esta tragedia injusta, esta broma enfermiza.

Esa es la última decisión que tiene que tomar, como Rick lo recordara y Carl decide mantenerse fuerte. Elige el silencio, elige soportar su dolor solo para que su familia no tenga que hacerlo.

"La gente va a morir", le dijo Rick una vez, y Carl se pregunta si su padre alguna vez consideró la posibilidad de que su hijo muriera antes que él.

Vuelve la mirada hacia abajo y sus dedos se aprietan alrededor del metal oscuro del arma cargada. Esta pistola le salvó la vida tantas veces, y ahora será lo que acabe con ella.

Poético, jodidamente, poético.

Si fuera una persona diferente, podría haber rezado, pero Carl sólo se burla amargamente ante la idea. Si Dios existe, debe ser un hijo de puta cruel y retorcido, un imbécil peor que Negan, para dejar que los muertos caminen y el mundo se desmorone, para que los niños mueran y los monstruos vivan.

Se lleva el arma a la sien y su brazo derecho desaparece en el punto ciego del ojo que le falta.

Mira los árboles, las hojas verdes ondeando a la luz dorada de la tarde.

Es lo último que verá.

Respira por última vez; a pesar de sus mejores esfuerzos, su visión se vuelve borrosa y parpadea para contener las lágrimas.

Carl apoya el dedo en el gatillo y un recuerdo le viene espontáneamente a la mente. Prácticamente puede oír la voz de Rick, y tal vez esté empezando a alucinar, pero escucha sus palabras de todos modos:

Nunca pongas el dedo en el gatillo a menos que lo digas en serio, Carl. Nunca apuntes con un arma a algo a lo que no quieras disparar.

No quiere disparar, eso es seguro, pero no tiene otra opción: tiene que hacer esto, porque de ninguna manera se permitirá convertirse en uno de ellos. Un caminante. No obligara a Rick, a Michonne o Daryl a acabar con él. No se dejara vivo para lastimar a Judy, su Judy.

Carl estabiliza su mano por última vez.

Rick, papá, Judy, te amo.

...y aprieta el gatillo.

Enjuaga y repite, chicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora