Enjuaga y repite, chico

Tic, tac, chico

3 Semanas para el principio del fin

Ya no sueña con caminantes; no lo ha hecho desde hace bastante tiempo. Eran, o serán una simplemente realidad de la vida, algo que se debe evitar, lo cual era o será bastante fácil viendo cómo ha crecido (Los tiempos van a matarlo) en un paisaje apocalíptico e infernal.

En ocasiones, se haría cargo de un par y no se daría cuenta de ello hasta después, ya que los movimientos son tan familiares y rutinarios.

En cambio, sus sueños o pesadillas son de que alguien abriendo a su madre y la escuche gritar hasta que ella lo mira con una decepción inimaginable y le dice que lo odia. Le dice que él la mató, lo cual hizo, puede sentir el peso del arma en su mano, el aroma de la sangre y ese algo de la placenta de donde Judith fue extraída. Otras veces, son de estar encerrado en un vagón de tren, ahogándose con gases lacrimógenos mientras ve cómo arrastran a su padre por el cabello gritándole.

Se trata de despertarse en la casa de Hershel y no tener idea de dónde está o con quién está mientras lo sujetan mientras le quitan una bala. Son de ver a Judith siendo secuestrada por hombres que ni siquiera conoce y a él paralizado por sus gritos, incapaz de ayudar.

Pero luego está el más recurrente. Es estar boca abajo en el suelo y sentir el peso de un hombre absolutamente repugnante encima de él, agarrándolo, empujándolo hacia abajo mientras él lucha y llora como si fuera un niño. No sabía entonces lo que esos hombres querían de él, sólo había luchado contra ello instintivamente, pero ahora lo sabe. Y por alguna razón, a pesar de todo, ese es el terror que más lo atormenta.

Tal vez fue porque a lo largo de los años descubrió que los humanos y su brutalidad realmente lo asustaban mucho más que los caminantes.

No habla sobre eso. No habla sobre la soledad que se instalo en él cuando su padre perdió la cabeza en la prisión, no habla sobre la ira burbujeando bajo su piel cuando perdieron a Hershel, cuando perdieron la prisión solo porque su padre decidió jugar al granjero. No habla sobre la desesperación que sintió, la repugnancia sobre él que nunca se ira cuando estaba boca abajo con el peso de Joe. De el miedo constate en su corazón cuando su padre le dijo que "Nunca más estaría a salvo". No habla de como la esperanza escapo de él en aquel vagón o de la frustración en Alejanxandría esos primeros días.

No habla de sus pensamientos sobre Negan, no de su constante letanía de querer matar al bastardo. No, de como, una jodida parte de él, respeto al bastardo hasta que se dio cuenta que era un imbécil que terminaría muerto en su cama por la navaja de uno de sus Salvadores.

No habla de su padre y de como sus decisiones les hicieron perder a tantos solo por no poder mantener la cordura, por no poder escuchar lo que le decía... por tantas otras cosas.

Él guardo todo eso en una parte de su mente y siguió adelante hasta que fue mordido.

Ya no sueña con caminantes, no ahora, aquí en su habitación con cortinas de dinosaurios, sueña con el miedo que sintió cuando se disparo, solo, sin nadie ahí, a pesar de que fue lo que pidió. Y eso lo hace reír sin alegría, porque una sola vez su padre lo escucho y fue para dejarlo morir solo.

La burbujeante soledad y furia parece ser demasiado para este cuerpo. Lo mantiene despierto, planeando como hacer la granja aún más segura. Con las ideas de Merle sobre bunkers subterráneos en caso de tener que poner a salvo a quienes no puedan defenderse. Piensa en que quizás, esta vez, su padre no tiene que ser el único en tomar las decisiones y, por ello, no pierdan a tantos como antes. En que esta vez, no tenga que disparar a su madre, a Shane, no tenga que perder un ojo, no tenga que morir solo.