Cumpleaños.

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Neri.

--No se si le agrade mi regalo --dije mientras iba caminando por los pasillos de la universidad con Alana.

Daiana había faltado por... la verdad es que la de cabello negro solía auncentarse mucho, y casi siempre era por la misma razón, la cual en sus palabras era: "La cama me tiene como reen, si no cumplo con sus demanadas va a explotar la bomba".

--Te dije lo que deberías regalarle --mencionó la chica a mi lado, la cual por alguna razón había venido vestida con bermudas, camisa de béisbol y lentes de sol.

Por mi parte yo simplemente estaba con el uniforme de la institución, aúnque llevaba también la chaqueta de Daiana. --N-no creo que una foto mía "a-así" sea la mejor opción --le respondí, mirando la pequeña caja rectangular envuelta en papel de regalo que tenía en mis manos.

--Tu decides Ner, pero no descartes mi opinión --dijo entre risas, para luego sacar su teléfono y revisar la hora--. Que pereza... --murmuró con fastidio.

--¿Aún falta mucho? --pregunté.

--3 horas --responido, para luego teclear algo en la pantalla de su celular, asumí que estaba respondiendo un mensaje--. Vas a tener que adelantarte sin mi, chica, voy a tener que ir a recoger a alguien.

La miré un poco extrañada y pregunté: --¿El invitado? --murmuré con una pequeña sonrisa en mis labios, a la cual la castaña respondió revolviendo mi cabello.

--Niña metiche eres --dijo con una risa--. Pero si, es el bonito chico que conocí hace un tiempo --guardó su celular para luego alejarse de mi--. Nos vemos en la fiesta Ner, yo iré por mi galán.

Me despedí de ella con la mano y solo seguí mi camino.

Aquellas 3 horas que mencionó Alana se sintieron de verdad eternas, era como si de 3 pasaran a ser 9, y luego pasaran a ser 18. Enserió deseaba salir de aquel lugar y ir con Daiana.

Tenía la frente pegada al escritorio, pensando una y otra ves si mi elección de regalo había sido la correcta, sentía que si resultaba no gustarle me iba a dar un ataque. Con respecto a la fiesta, el padre de Dai y su hermana nos habían citado a mi y a Alana para la preparación de todo, yo había aceptado muy emocionada, porfin podría conocer a la familia de mi novia, además de que me gustaba decorar también.

Solté un fuerte suspiro cuando porfin atravesé las puertas de la entrada, sintiendo el ligero viento frío del exterior, mi transporte estaba por llegar y yo estaba por explotar de la emoción. No pasó mucho hasta que el brillante, moderno y bien equipado convertible de color negro se detuvo frente a mi, rápidamente me acerqué a abrir la puerta trasera y entrar.

--Parece que está muy emocionada damita --dijo el señor Alfons, el cual muchas veces hacia también labor de chófer cuando tenía tiempo libre--. ¿A donde?

--La dirección está en el GPS --me puse el cinturón y sostuve el regalo para Daiana con ambas manos--. Señor Alfons...

--Dígame --el encedió el auto y lo dirigió a la carretera, para luego encender la pantalla en el tablero y empezar a seguir las indicaciones que aparecieron en ella--. ¿Pasa algo con respecto al regalo para la señorita Daiana?

Negué con la cabeza, jugando con el listón que rodeaba la cajita.

--N-no... solo que... no se si lo que elegí le guste --murmuré.

Un Invierno Lleno De ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora