Electricidad.

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Neri.

--Bu-buenas noches --me despedí de Daiana mientras ésta estaba por entrar al cuarto para invitados. No podía verla a los ojos, la pena y los nervios me lo impedían, no podía hablar correctamente por el temblor en mi voz y apenas podia estar de píe debido a que los huesos de mis piernas habían sido reemplazado por gelatina. Y por la gloria del cielo, de verdad quería bersarla otra ves.

--Buenas noches Neri --dijo con un tono aparentemente calmado, pero el brillo en esos bellos ojos avellana, el rubor constante en sus mejillas y la forma en que sonreía, todo idicaba lo contrario a calma--. Bi-bien... debería ir a la... --señaló la cama detrás de ella.

Yo simplemente asentí y di medio paso hacia a tras.

--L-lo mismo yo --solté una pequeña risa--. Ten lindos sueños --le di la espalda con intención de irme.

--Tu estarás en ellos --pude oír su risa--. Claro que serán lindos.

Intenté aguantar, de verdad te lo juro, sabes que yo respeto esa casa y a mi abuela, además de a todos los que trabajan allí, pero me fue imposible, no podía aguantar y mucho menos con ella tan cerca de mi. Antes de darme cuenta ya estaba sujetando el cuello de su camisa, besándola de una forma más íntima que aquel beso en el invernadero, pude notar al instante su sorpresa, pero yo simplemente seguí. Sentí por primera ves su lengua en mi boca, moviéndose de una forma erotica junto a la mía, sentía su agitada respiración, sus rápidos latidos y como la temperatura de su cuerpo aumentaba poco a poco.

--Ne-Neri... --murmuró entre suspiros--. A-alguien podría...

--Los cuartos están insonorizados y a éstas horas no hay nadie despierto --la interrumpí hablando bastante rápido, sin temblor en mi voz--. Te... nesesito Daiana --dejé salir junto a un pequeño suspiro.

Al percatarme de su mirada sorprendida y perpleja yo solo la llevé dentro del cuarto y cerré la puerta, asegurandola para no recibir ninguna visita inesperada. Al voltearme vi a la chica de cabello oscuro y piel trigueña sentada en la cama, su amplio pecho subía y bajaba debido a la agitación, su rostro estaba enrojecido, sus labios perfectos y suaves parecían reflejar la luz del cuarto, era hermosa, más que hermosa.

--¿D-de verdad quieres seguir Neri...? --preguntó.

Mis nervios, miedo, inseguridad, todo desapareció cuando le di aquel beso, cuando pude sentir su boca con la mía. No, no solo quería seguir, nesesitaba seguir, la nesesitaba a ella.

Me acerqué a Daiana, sujetando la parte trasera de su cabeza con mis manos, para luego liberar su cabello rebelde de aquella cola de caballo.

--¿Tu lo quieres? --la vi directo a sus bellos ojos avellana, pudiendo ser la única en mirar más allá de todo aquello que Daiana le mostraba a los demás.

Noté como ella contuvo su voz, y luego simplemente rodeó mi cintura con sus manos y me acercó más a su cuerpo.

--Más que nada en esta vida --susurró mientras dejaba que me sentase sobre sus piernas.

Le dediqué una ligera sonrisa y luego solo uní sus labios con los míos, invadiendo su cálida y deliciosa boca con mi lengua, sintiendo como la suya intentaba seguirme el paso. Me separé de ella y la hice recostar su espalda sobre el colchón, mirando su bella figura desde arriba.

--Intentaré ser suave Dai --murmuré mientras empezaba a desenredar aquella corbata alrededor de su cuello.

--¿E-esa no debería ser mi linea? --dijo nerviosa.

Un Invierno Lleno De ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora