Dai.
--¿Es por parte de tu padre verdad? --me preguntó la abuela de Nerida. Ésta me dedicó una pequeña mirada y yo simplemente asentí--. ¿Y a que se dedica el?
Dudé unos segundos en responder, para luego ver a la rubia a los ojos.
--E-es ingeniero civil, pero solo trabaja desde casa --contesté mientras tomaba el tenedor del lado izquierdo de mi plato, sintiéndome aliviada de que no hubiera de esos tenedores pequeños que salían en las películas.
Nerida al verme también empezó a comer, en ese momento me di cuenta de que nunca la había visto comer algo que no sea el almuerzo de la universidad, cosas comos sandwiches, pizzas y demás platos baratos que podían hacerse en masa para alimentar a muchos individuos en poco tiempo. En ese momento caí en cuenta de lo versada en términos de gracia y modales que era ella, su forma casi perfecta de sentarse, el cómo tomaba aquellos cubiertos de plata, incluso la forma que cortaba su carne y se la llevaba a la boca, era como ver a un princesa en toda regla.
Ella notó el cómo la veía y bajó la mirada al instante, rápidamente el rubor se apoderó de sus mejillas.
Yo simplemente solté una ligera risa, casi como si fuera un susurro, y empecé a comer.
--¿Y que hay de tu madre? --preguntó aquella mujer de cabello plateado, al parecer yo había olvidado a la abuela de Nerida por un momento y en el instante que hizo aquella pregunta mi cerebro reparó en su existencia.
Yo dejé el tenedor a un lado del plato y bajé la mirada un poco.
--E-ella... --cerré con fuerza mi mandíbula, tragandome la sensación que presionaba con fuerza en mi pecho--. Ella murió en un axidente cuando yo era pequeña.
Las dos personas sentadas en la mesa reaccionaron al instante con lo que dije, Nerida rápidamente me observó tan sorprendida como preocupada, dejando sus cubiertos a un lado.
--Lamento haber preguntado --se disculpó la mujer mayor--. Mis más sinseras condolencias --pude notar la sinceridad en su voz--. Debió ser una gran madre.
--Gra-gracias, y si lo fue --murmuré para luego tomar el tenedor y enrollar en el varios espaguetis para luego llevármelos a la boca. Sinceramente el sabor me había sorprendido--. Está super bueno.
La abuela de Nerida respondió solo con una sonrisa, pero no podía ignorar la forma en que la rubia me veía, era muy claro que quería decirme algo, y también estaba claro para mi que era aquello que quería decirme.
Yo simplemente seguí comiendo al igual que ella, era la primera ves que me sentía así mientras estaba con ella, siempre me hacía sentir tranquila, calmada y como si no hubiera ningún problema a nuestro alrededor. Pero ahora, y teniendo en cuenta que no podíamos hablar del todo bien debido a la presencia de su abuela, me sentía incomoda.
--Que aburrido.
Oír aquello venir de la mujer de cabello plateado me sorprendió enserio y dejé de comer.
Ella apoyó su cabeza en la mano donde aún sujetaba su cuchillo y dijo: --Pensé que traer a la novia de mi nieta y hacer el acto de señora amenazante sería al menos un poco gracioso, pero sinceramente esto es muy... meh --dejó salir un resoplido de aburrimiento--. ¿No piensas lo mismo Neri?
Mis ojos rápidamente fueron a los de Nerida intentando buscar alguna respuesta de la actitud de su abuela.
--Da-Da-Dai no es mi no... novia --dijo esforzandose bastante más de lo que yo podría imaginarme--. Y... y no creo que se a-aburrido... --esta desvío la mirada--. Aúnque lo más divertido fue venir aquí --pude ver su pequeña sonrisa luego de decir aquello, provocando que mi mente regresara a aquel momento bajo ese semaforo. Cuando volteó a ver a su abuela, ésta estaba riendo a carcajadas.
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Un Invierno Lleno De Color
AcakUn día como cualquiera en la universidad llegó una joven que, en los testimonios de muchos estudiantes y profesores, parecía que estuviera proyectando luz de arcoiris de cada uno de los poros de su piel. Una chica rosa y perfecta seria la descripció...