Cambiabo de perspectivas

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Tora.

--¿Se verdad se enojaron tanto? --pregunté mientras esperaba el bus junto a Alana.

--La verdad, en comparación de otras veces la... "pelea" que tuvieron fue bastante leve --respondió sin mucho interés mientras veía su teléfono--. Kara y Dai no son lo que podría llamarse hermanas ejemplares, la mayoría del tiempo lo máximo que hacen es tolerarle y ya --esto último lo dijo con un tono de gracia, al parecer le divertía la situación de esas dos.

Antes de irnos la del cumpleaños tubo una discusión con su hermana, nada muy grabe la verdad, aunque Nerida pareció ponerse mal por aquello, eso fue suficiente para que ella junto a Daiana se fueran temprano, aunque el padre de ésta última no parecía estar en desacuerdo con las acciones de su hija menor.

La de cabello castaño y yo simplemente nos fuimos un poco después, no sin antes llevarnos un poco de lo que quedó de la carne que hizo Kara.

--Si que trajiste bastante --dije mientras observaba los topers en sus manos.

Alana soltó una pequeña risa y solo asintió.

--Daiana y Neri no comen mucho que se diga, el padre de las dos buscapleitos es vegetariano y Kara se pasó más tiempo bebiendo que comiendo, así que sobró mucho y traje mucho --dijo mientras levantaba un poco los recipientes plásticos--. Además Kuma también querrá comer.

Alana parecía despreocupada la mayoría del tiempo, como si nada a su alrededor le importase lo más mínimo. Al verla dirías que solo piensa en sí misma y que nisiquiera topa a los demás, pero estarías de verdad equivocado.

Me acerqué un poco más a ella, apoyando mi cabeza contra su hombro, esto pareció sorprenderla un poco. No soy de demostrar mucho afecto en lugares públicos y eso la castaña lo sabía, por lo que volteó a verme.

--¿Pasa algo Tora? --preguntó--. ¿Te duele algo, te calló mal la comida o...?

Dejé salir un lijero suspiro, el cual dibujó una pequeña sonrisa en mi rostro.

--No pasa nada, es solo que... --aparté ligeramente la mirada--. Tu me calmas, es todo, me gusta estar así contigo --un leve rubor adornó mis mejillas.

En ese momento sentí como acercó una de sus manos a la mía, entrelazando nuestros dedos.

--lo mismo digo, cariño --la oí soltar un pequeño suspiro, para luego levantar la cabeza rápidamente--. Ya llega nuestro bus dulzura.

Rápidamente me incorporé, para luego acercarme un poco a la carretera.

--Ehm... Alana, ese no es --declaré al ver que el número del bus no concordaba con el que siempre solía tomar y el cual sabía que me tenía una parada cerca de mi hogar.

--Si es --dijo y levantó una de sus manos para llamar la atención del conductor--. Es el que yo escogí que tomaremos --en ese momento, y sin que yo pueda negarme, la castaña me sujetó del brazo y me llevó dentro del bus, para luego pagar nuestros pasajes.

Yo estaba tan confundido como irritado por las acciones de aquella chica, yo nisiquiera sabía dónde nos llevaría aquel transporte, pero ella parecía sumamente segura de sus actos que simplemente me dejé llevar.

Un Invierno Lleno De ColorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora