Naruto: una historia distinta

Capítulo 5

La misión al país de las olas
El zorro

—Bien, Naruto, duerme tranquilo, te llevo en mi espalda hasta que te recuperes por completo— dijo Kakashi y lo subió a su espalda. Habían confrontado a Tazuna y el les comentó la situación del país de las olas además de intentar chantajearlos, pero aún así y con todos los riesgos, decidieron seguir pues, Kakashi podía lidiar con Zabuza y con suficiente ayuda de sus alumnos, hasta podrían reclamar su cabeza más tarde —Descansa, Naruto, te lo mereces— dijo alegremente…

El rubio cerró sus ojos y cayó en un sueño profundo. Al abrir sus ojos nuevamente, estaba de pie frente a una gigantesca jaula roja, en lo que parecía ser una enorme sala de alcantarillado. La iluminación amarilla antinatural le dió un aire extraño pero no le dió tanta importancia. Si ésto era un sueño, aunque sea no era de esas pesadillas habituales dónde veía un Sharingan reemplazando la Luna y la aldea de la hoja en ruinas —Bien… a esperar supongo— afirmó y se cruzó de brazos, sin nada que hacer, se acercó a la jaula sin percatarse de un papel que tenía el Kanji para sello en el.
Se adentró en el interior y llegó a distinguir lo que a su gusto parecía un futón naranja de pelaje, raro pero no se quejó, se estiró y se recostó con tranquilidad para luego mirar a las afueras de la jaula —Es demasiado monótono— se quejó.

—Entonces lo puedes cambiar si así te parece, humano— retumbó una voz grave, extremadamente cerca del rubio.

Se le heló la sangre por momentos y levantó la vista, vió una enorme cabeza de zorro con orejas de conejo al parecer, pelaje naranja brillante y ojos cerrados, pero apostó a qué se trataban de ojos rojos de pupila rasgada —Kyuubi… así que… ¿Ésto es el sello?— cuestionó aún mirándole.

El zorro abrió sus ojos —Así es, aquí es donde tú querido cuarto hokage me encerró, por suerte no me dividió— decidió ver el lado positivo de las cosas —¿Aunque sea puedes cambiar el lugar a un bosque? Creo que solo debes pensar en cambiarlo— explicó y ofreció.

Naruto no quería tener una mala relación con la bestia, pero tampoco deseaba ser su amigo, no del todo… pero tener una buena relación significaba llegar a un acuerdo y un acuerdo sería ganar más poder, regla de tres, simple, buena impresión más relación neutral por un favor igual a caerle bien. Pensó e intento moldear el sello a algo similar a un bosque… un destello y todo cambio. Similar a las afueras de la Hoja, valle boscoso con ríos y demas, el sello estaba en forma de collar y el zorro se había levantado, mostrando una figura humanoide hasta cierto punto, pero con características de Zorro y conejo por igual —¿Algo así?— le preguntó Naruto, tragándose su miedo por la titánica figura frente a el.

El zorro le miró y asintió —No eres prepotente ni dominante como Mito, tampoco eres escandalosa como Kushina… eres un Anti–Uzumaki— mostró su ácido sentido del humor mientras reía ligeramente —Pero me agradas, has hecho más que nadie en mis milenios de vida— afirmó y se desperezo.

—¿Tus anteriores carceleras?— preguntó Naruto curioso.

—De hecho, tu madre y tu tía bisabuela— explicó el zorro mientras se recostaba —Tampoco hubiera querido estar dentro de Tsunade, tiene un carácter de mierda— dió su genuina opinión.

Naruto asintió y comenzó a digerir la información que le soltó el Kyuubi, si su saber no estaba errado, su tía bisabuela era la esposa del primer Hokage, se quedó callado apreciando las vistas y comenzó a moldear un poco más el entorno, añadiendo pequeños montes a lo lejos y creando una especie de ciclo día/noche para más placer del zorro —Estamos encerrados juntos, por eso es que quiero que estés cómodo, siéntete libre de merodear— le dijo el rubio con media sonrisa, sintiendo un tirón en todo su ser —¡Oh! De seguro estamos llegando al país de las olas, sí puedes ver algo, disfruta de la película, si no, cuando tenga tiempo, vemos cómo le hago— dijo mientras se desvanecía en la nada.

Kyuubi negó con la cabeza, sabía que había un interés detrás de su amabilidad pero… ¿Para qué quejarse?. Recibió un mejor trato que el que recibió en siglos. A caballo regalado no se le mira el vientre… ¿Así era el dicho?.
No importa, tal vez y éste humano era distinto…