La boda parte 2

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Le di un trago a la segunda copa de champán de esa noche, pero no parecía estar teniendo el efecto que yo necesitaba, no sentía nada de nada. Bueno, sí que estaba sintiendo algo, náuseas y un ligero mareo que podría deberse a que no había sido capaz de probar ni un solo bocado en el banquete de la boda.

Me removí en la silla y sonrió, devolviéndole el gesto a Pandora que me estaba viendo en ese momento. Tenía mi sonrisa de que hermosa noche no es una pena que pronto acabará, o bueno esa era la sonrisa que se esperaba que pusiera el hermano del novio y el mejor amigo del otro novio.

Esa mesa repleta de fotografías seguía torturándome. Se había adueñado de mis pensamientos repletos de preguntas, más de las que ya tenía. Aparte sentía que había personas que hacían falta esta noche y que les hubiera encantado estar. Pero tenía que parar con esos pensamientos.

El grupo que amenizaba la fiesta empezó a tocar una versión de Good Old Fashioned Lover Boy de Queen. Sirius y Remus salieron a la pista de baile envueltos en un cálido aplauso. Lance una sonrisa a los dos, se veían radiantes y hermosos juntos. Remus miraba a Sirius con tal adoración que me pregunte si alguna vez había existido un hombre más enamorado que él.

Sentí que me picaba la nariz y tenía lágrimas acumuladas en los ojos por alguna tonta razón cursi.

Vi a Barty en el bar, conversando con Evan que obviamente era su pareja. Y se miraban de lo más hermoso, se notaba que Barty estaba muy enamorada de Evan. Después en la pista estaba Pandora bailando con Peter, Dorcas estaba bailando con Marlene y Mary con Lily.

Aparte la vista de ellos y la clavé en mis uñas cortas

Entonces lo sentí. Un estremecimiento que me obligó a volverme. El estómago me dio un vuelco, como cuando caes al vacío de golpe. James pasó junto a mi mesa en dirección a la barra, y como siempre estaba radiante como el sol. Era incapaz de apartar mis ojos de él y estaba aterrorizado de que nuestras miradas chocaran.

A lo largo de la tarde creí ver su silueta varias veces, pero al parpadear se había esfumado. Así que no tenía la seguridad de que si realmente se encontraba allí o si solo era una mala jugada de mi mente.

Lo observé. Vestía un esmoquin clásico sin corbata y unos gemelos como único complemento. Si soy sincero, estaba muy guapo. Me fijé en él y pensé que cuatro años podía ser bastante, pero James seguía igual. El pelo estaba un poco mas largo, lo que hacia que se le viera mejor; los ojos de color cafe pero siempre teniendo un brillo especial, la piel bronceada, la mandibula marcada y las manos grandes. La nuez que se movía con lentitud al tragar, la pequeña cicatriz que tenía debajo del mentón, la curva de su boca... No podía ver todos esos detalles, pero los había memorizado tantas veces que ni el paso del tiempo había logrado que los olvidara.

Pero todavía sentía el resentimiento, después de 4 años todavía seguía ahí.

-¿Más champán, caballero?

Levanté la vista al camarero que se había detenido a mi lado y me percate que me había bebido toda la copa sin darme cuenta de que lo hacía. Negué con un gesto y me hundí en la silla, frustrado conmigo mismo por sentirme mal. Porque por el amor de Dios era una fiesta y yo estaba empezando a dar pena.

El problema se origina en que me costaba divertirme cuando todos mis sentidos estaban alerta. Como cuando caminas por una calle oscura y nunca te vuelves para mirar atrás, ya que tienes la sensación de que a tu espalda hay alguien.

-¿Quieres bailar?

Mire a Avery y arquee una ceja con desdén. Estaba molesto con él por haber permitido que Walburga lo sentara en mi mesa, también por que seguía fingiendo que continuamos juntos y porque se comportaba como si yo fuese un pobre niño que no sabe lo que es mejor para él. Y, sobre todo, estaba enojado conmigo por no saber cómo decirle que quiero que me deje en paz.

James Potter y otros desastresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora