Me volví hacia la voz que había gritado mi nombre y me encontré con Andy y Ted caminando hasta nuestra mesa.
—¡Hola!
Andy me abrazó tan fuerte que me eché a reír de inmediato. Me sobrecogió el cariño que transmitía su gesto y me sentí abrumado. No sé por qué, pero me emocioné hasta las lágrimas.
Perdí el aliento y la apreté con más fuerza.
—Reggie, ¿te encuentras bien? El temporal ha sido peor de lo que se esperaba y estábamos muy preocupados por ti. Hemos pasado por la casa y al encontrarla cerrada casi obligó a Ted a echar la puerta abajo.
—¿Casi? —intervino Ted con una mueca burlona. Andy le dio un golpecito en el pecho—. Suerte que he visto las huellas de un coche alejándose por el camino y he podido convencerla de que habrías venido al pueblo.
—¿Seguro que estás bien? —insistió Andy—. Habrás pasado mucho miedo, solo en esa casa, nunca te gusto la soledad.
—Tranquila, estoy bien. Además, tuve una visita inesperada. —Me aparté un poco y miré a James. Se puso de pie de inmediato—. Él es mi amigo James. Ellos son Andy y Ted, viven en la isla, aunque supongo que ya los conoces.
—Hola de nuevo, Andy y Ted.
—Hola de nuevo James —se adelantó Ted, ofreciéndole su enorme mano.
—¡Estaban comiendo! Sentimos haberlos interrumpido —se lamentó Andy.
—No pasa nada. Pero Andy porque no nos acompañan.
—Sí, acompañanos Andy —me siguio James. Cosa que le agradecí con una enorme sonrisa.
No tuve que insistirles.
Ted buscó dos sillas libres y nosotros movimos nuestros platos para dejarles espacio en la mesa. Emma apareció con su libreta y esta vez su cara lucía una sonrisa amable. Mientras ellos pedían, James se inclinó para hablarme al oído.
—Antes me has presentado como el amigo de tu hermano. Ahora como tu amigo. ¿Debo emocionarme para la siguiente?
Me ruboricé y bajé la vista a mi plato. También mis defensas, que quedaron hechas escombros a mis pies. Quizá porque necesitaba descansar de su peso un rato. Quizá porque me estaba quedando sin motivos para mantenerlas. Quizá porque el velo que separa el rencor del perdón es muy fino. Porque es sencillo imaginar qué harías en esta o aquella situación, vivirla en tu mente; pero cuando la sientes en la piel, cuando ocurre, no tienes idea de cómo vas a reaccionar. Porque entre el blanco y el negro hay muchos tonos de gris. Puede que hasta colores.
—Eso depende de muchas cosas —respondí en voz baja.
—¿Qué cosas?
Lo miré de reojo y me encontré con su cara muy cerca de la mía. Le sostuve la mirada. El corazón me latió más rápido.
—¿De verdad crees que voy a ponértelo tan fácil?
—Me decepcionaría que lo hicieras.
—Y yo jamás haría eso, ¿verdad? Es más, pretendo que te sientas muy orgulloso de mí.
Sonrió y en su mirada había algo más. Algo que había suplicado ver en el pasado.
—¿Y cómo ha estado tu trabajo, James? —preguntó Ted.
—Bien, estoy esperando a que me lleguen más proyectos.
—Que bueno, ya que eres un tipo creativo. ¿Has diseñado algo que conozcamos?
—No, pero espero que en algún futuro puedan ver algo de mi trabajo.
James empezó a hablar de su trabajo y de todos los proyectos en los que quería involucrarse. Lo escuché a medias, porque me distraía el movimiento de sus labios al pronunciar las palabras, la elegancia de sus manos al gesticular y me perdía en el sonido de su risa profunda. Entonces comentó algo que acaparó mi atención, un plan en el que estaba trabajando para mejorar la vida en las reservas de las Primeras Naciones con nuevas viviendas, escuelas y la reforma de los edificios públicos. Todo de un modo desinteresado.
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James Potter y otros desastres
FanfictionRegulus Black tendra que tomar desiciones importantes en su vida y reencontrarse con personas que penso nunca volver a ver.