La boda parte 1

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- ¿Aún estás en la cama? ¿Tienes idea de la hora que es?

Abrí los ojos de golpe y apareció ante mi vista la silueta de una persona. Parpadeé y me aparté el pelo enmarañado de la cara. Pandora y Dorcas se encontraban a los pies de mi cama, cargando con unas bolsas repletas de cosas. Las miré, confundido y tratando de hacer que mi cerebro funcionara.

- ¿Qué haces?

- Llevo las cosas que necesitamos llevar para lo de hoy en la noche - contestó Dorcas con el ceño fruncido

Era cierto, me habían dicho varias veces a lo largo de la semana, pero mi oído selectivo se empeñaba en filtrar y desechar toda información que no me pareciera tan interesante. Me incorporé hasta sentarme en la cama. Los colores del amanecer ya habían pasado de largo y una luz brillante y luminosa se colaba por la ventana.

- ¿Qué hora es?

- Son las doce, Regulus

Mierda, a las doce. Me levanté de un golpe.

- !Oh por Dios¡ Sirius y Remus me mataran. Les prometí que llegaría temprano.

Salté de la cama, me di una ducha y me vestí a toda prisa. Todavía me estaban esperando pero no iba nada arreglado. Bebí un insípido café que hizo Barty y salimos hacia la casa de Effie. Todos tuvimos que ir un poco incómodos en el auto de Evan por que llevábamos los trajes y vestidos para la fiesta.

Tuvimos un poco de dificultades porque nos confundimos de dirección y luego nos desviamos y había mucho tráfico para nuestra mala suerte ese día. La residencia de los Potter se encontraba a las afueras del lugar, como a treinta y cinco kilómetros del centro. Era mágico, o siempre lo pensé así, había un lago y un bosque a los alrededores.

Cuando llegamos, pasamos por el control de seguridad y nos aproximamos a la casa bajo un cielo azul salpicado por nubes. Era el día perfecto para una boda en el jardín.

La entrada estaba atestada de vehículos de la organización, el catering, la floristería y un grupo musical

- Vaya fiesta la que habrá hoy - dijo Barty

Sonrei y asenti con la cabeza

- No podíamos esperar menos de mi hermano, es un día especial ya que hoy se casa con el amor de su vida

- Estoy emocionada, las bodas siempre son demasiado románticas - dijo Pandora

Bajamos del coche y empezamos a caminar a la casa. Cuando me acercaba más sentía como si me estuviera ahogando así que intenté calmarme antes de entrar a la casa.

Todos entraron pero yo me quedé allí, de píe frente a la puerta principal, alargando el momento para evitar entrar en la casa. Era una construcción demasiado bonita, la había diseñado Monty como regalo de bodas para Effie. Era cálida y hermosa, siempre había pensado así.

Pero ahora sentía que hacía falta algo o bueno alguien.

- ¿Reggie vienes? - Dijo Dorcas

Entré con decisión. El vestibulo estaba lleno de personas a las que nunca habia visto en mi vida, todas llevaban uniforme que era un pantalon negro y una camisa blanca. Iban de un lado a otro dirigidas por una mujer que conocíamos bastante bien.

- ¿No me vas a saludar, baby Black?

Estuve a punto de responderle algo sobre que no me dijera asi pero no quería ser grosero, de todos modos llevaba ya casi medio año de no verla

- Claro que sí te voy a saludar Mary. Te extrañe.

- Oh, claro que me extrañaste - Vino hacia mí con sus tacones repicando en el suelo de madera y abrió los brazos. La abracé de inmediato, ella siempre me había dado muy buenos abrazos.

- Y veo que vienes con toda la pandilla - dijo con una sonrisa, y después fue a saludar a cada uno de mis amigos

- Ustedes dos - dijo señalando a Pandora y a Dorcas - Marlene y Lily ya las están esperando arriba suban ahora - Dijo y les señalo donde tenían que cambiarse, después se volteo a vernos de nuevo

- Ahora ustedes tres siganme. Los instalaremos en la habitación de Remus ya que él así lo pidió. Los peinaran y maquillaran allí, y mi ayudante, les explicará cómo será la ceremonia y el lugar que tendrán que ocupar cada uno, ¿Entendieron?

- Si, claro - respondí de inmediato

Remus Lupín había sido uno de mis mejores amigos desde que lo conocí, así que cuando me pidio ser su padrino dije que si de inmediato.

- No entiendo por que no habían podido asistir a los ensayos, es demasiado importante - Suspiro con dramatismo - Bueno, no importa solo les pido que no cometen errores. Sabes la bruja o tu madre como quieras llamarla trajo a la prensa por alguna razón, aunque le habíamos dicho que no habría, pero ahora ya no hay nada que hacer. Así que por favor no se confundan.

- Prestaremos atención. Te juro que deseo que todo salga bien para Sirius y Remus.

- Lo se, lo se. - dijo con una sonrisa antes de irse y dejarnos solos

Se alejó y yo me quede inmovil junto a las escaleras que ascienden al primer piso, como un animalito asustado. Cerré los ojos con fuerza, tomé aire y subí deprisa no sin antes decirle a Barty y a Evan por donde ir y así yo poder quedarme atrás de ellos.

Encontramos el pasillo desierto y empezamos a caminar por él. La puerta del estudio de Monty estaba abierta y frené en seco. Contuve el aliento. No sé cuánto tiempo permanecí inmóvil, mirando la puerta en espera a que él se asomara en cualquier momento. Volví a respirar cuando Barty se dio la vuelta para verme, así que me convencí de que él ya no se encontraba allí.

Hacía ya tiempo que no entraba a ese cuarto. Mire para los lados verificando que Barty ya se había ido y traspase el umbral. La madera del suelo crujió bajo mis pies, aunque yo solo podía oír los latidos de mi corazón retumbando en mis sienes. Me obligue a controlar mi respiración para seguir.

Mire a mi alrededor como la primera vez que estuve aquí. Mi mente se llenó de destellos del pasado, de imágenes y recuerdos preciados. Me ví a mi mismo corriendo hacia el escritorio, donde trabajaba Monty. Siempre lo encontraba leyendo algo nuevo. Entonces yo no sabía que él se iba a ir pronto y no entendía porque debía de apreciar esos momentos. También recuerdo que mi padre venía mucho aquí, antes del accidente y de que pasara todo eso, siempre entraba con una queja nueva y Monty con su paciencia siempre lo escuchaba.

Me moví entre aquellas paredes con el pecho encogido. Cada mueble, cada rincón, despertaba nuevos recuerdos, algunos más borrosos que otros, que pensaba que ya había olvidado. Surgían como chispas. La sonrisa cálida de Monty, las muecas que hacía mi papá. Sus plantas y el olor a café. Las risas de ambos. Las retuve en mi mente y sonreí, pese a que esos recuerdos me hacían morir un poco por dentro.

Es curiosa la capacidad que tenemos para sentir dolor y felicidad al mismo tiempo, tanta que en realidad cuesta ver donde acaba una sensación y empieza la otra.

Avancé hasta una mesa junto a la ventana en la que estaban algunas fotografías. Marcos de distintas formas y tamaños estaban ahí. Vi retratos de James y de effie, por supuesto. Fotos del cumpleaños 18 de Sirius y de mi cumpleaños número 15. Una donde Effie, Monty y mi papá están riendo. Y todas las navidades que pasamos juntos.

Y todo era tan hermoso. Y mire la foto otra vez donde mi papá se estaba riendo y era tan guapo y joven. Se parecia mucho a mi.

Reí al contemplar todas esas escenas que no recordaba. Y entonces me di cuenta. De que esos momentos nunca volverían a pasar y que esta habitación ya no tenía dueño. Cerré los ojos y me mordí el labio hasta hacerme daño y sentir el sabor de la sangre. Prefería esa sensación a la que se agitaba un poco más abajo, dentro de mi pecho. Una que me desbordó, antes de que escuchara como Evan me empezaba a llamar por el pasio.

Respire y salí de la habitación.

James Potter y otros desastresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora