𝐋𝐔𝐍𝐀 𝐍𝐎𝐕𝐀 - Khan × Heli

Capitulo XXI: El canto de la luna dolida.

Una noche tortuosa fue para los otros ocho integrantes de la manada, el dolido aullar del mayor penetraba en sus sensibles tímpanos como un taladro, lo cual no les permitió dormir un solo segundo aquella noche de luna menguante.

Todos conocen bien el sonido de un lobo que perdió a un ser querido, pero este era especial en su sonar, marchido, se escucha la culpa en ek doloroso alarido que retumba las paredes de la habitación, mas bien, el lugar en general.  Khan reclama con el llamado a un cachorro del que nadie estaba enterado, es demasiado extraño escuchar sus lamentos, incluso, terrorífico ¿Acaso Khan pensaba que tenía un hijo?

Najak trata de atar los hilos, pues Khan si lo había llegado a mencionar, ligado al nombre de Heli. Pero es literalmente imposible que eso suceda, su posible aventura no fue hace más de un mes ¿Cómo es posible que la manada se esté cayendo a pedazos confirme pasa cada día? Un líder débil como Khan no merece llamarse alfa, ¿Verdad? Pareciera una conspiración ancestral en contra del líder nato que por más que sufrió, lloro y sangro para defender a sus propios hermanos, se volvió vulnerable. Temeroso del olor del azufre que alguna vez su cuerpo desprendió y seguía sintiendo en el aire.

Rechazado, marginado, ecluido, abandonado, abusado. Monstruo.

Las etiquetas de toda su vida llegaron a su mente, el está temblando en su habitación, abrazando su cuerpo que cada vez se siente más delgado, sus costillas han comenzado a sobresalir y eso lo hace sentirse más enfermo de costumbre, débil, inútil.

Y por más que quiere culpar a Heli, no puede evitar sonrojarse con el simple nombre tocando en las barreras de su mente, ese vampiro ha entrado en lo más profundo de su ser y deshecho todo el valor que alguna vez tuvo. O eso es lo que una parte sentía.

Por otro lado, con Heli se sentía fuerte, protegido, listo para dar su vida por el, otra vez está fantaseando. Porque anhela tanto los brazos de aquel vampiro, esconderse en su cálida piel fría, muerta, que a la vez lo llena tanto de vida y emociones que para el en un momento resultaron desconocidas, suspira enamorado, pero el amor es venenoso cuando se trata de Khan y vomita.

De su cuerpo sale disparado el fluido de su interior, y se siente terriblemente miserable, ni siquiera fue suficientemente apto para que la comida se digiera bien, pero no puede dejarse dar por vencido, debe ser fuerte, hábil, un verdadero alfa. Khan siente que está muriendo, pero a la vez le encantaría morir en los brazos del hombre que ama, Heli.

Le duele tanto y recuerda la hermosa imagen que su cabeza tiene de Sooha, ahora le aterra, le da... Una sensación de odio profundo, asco, pero el miedo sigue ahí, su piel se eriza cuando gira a su órbita y ahora se ha desviado a una velocidad peligrosa para impactar con aquel vampiro estúpidamente valiente y sabelotodo que con una sonrisa lo tenía encadenado, como un cachorrito fiel y obediente.

— ¿Q-Qué estoy haciendo mal? M-Mi señor, ¿¡Qué estoy haciendo mal, padre?! — reniega al cielo con un largo aullido que desgarra sus garganta, sus cuerdas se doblan soltando aquel sonido tan desesperado.

El amor duele demasiado, pero amar a un vampiro como Heli lo hace aún más.

Khan se siente sucio al pensar en quedarse con el hombre que otra persona ama, pero no puede evitar pensarlo cuando su corazón, su instinto se han vuelto todos de Heli, el hombre que le salvó la vida y de alguna forma, lo catapultó a convertirse en el líder que debe de ser.

Pero el se niega a lastimar a Sooha, y a todos los que ama.

Es por eso que deja sus sentimientos de lado y decide seguir siendo aquel lobo del corazón roto, porque ese pulso destrozado es el más puro de los dos reinos.

Pero no todos los que gusten de blanco tienen un corazón puro.

Entre las prendas blancas, de falda pureza con las que ella en alguna vida se corono reina, la mirada rosada reluce en un profundo esplendor que ciega, pues así como es hermosa, su contraparte es malvada.

— ¿Está todo claro? — pregunta aquella mujer castaña que solo podía ver ella, con esa mirada malévola, pero falsamente inocente, de alguna forma, Sooha no tiene control de su cuerpo, está atada al control total de ella, a seguir su voluntad.

— Si, Selen. En la próxima luna llena, el aullido se silenciara, el lobo al fin volverá a la luna.