♠︎03¡!

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Al abrir la puerta de la casa, se encontró con una Alice realmente enfadada

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Al abrir la puerta de la casa, se encontró con una Alice realmente enfadada.

—¿Dónde estuvista? —la joven tragó en seco; estaba acorralada—. Porque en tus clases de ballet no.

—Salí con unos amigos.

—¡Tú no tienes amigos! —acusó, cuando, en realidad, no sabía nada de la vida de su sobrina—. ¿Crees que las clases de ballet me salen gratis? ¿Por qué tú repentina rebeldía? —no recibió respuesta, lo que la molestó mucho más—. ¡Vete a tu cuarto! No cenarás.

Heather rodó los ojos y acotó la orden, sabiendo que, durante la noche, buscaría los restos de comida. Daba igual; Alice Cooper no arruinaría el buen día que acababa de tener.

A la mañana siguiente, Alice misma la alcanzó hasta su escuela, dejándola en la entrada con una advertencia de que, si no iba a sus clases de ballet, se tendría que atener a las consecuencias. Sin darle mucha importancia, se adentró en los pasillos, siendo interceptada por Verónica.

—Ten, una camiseta para apoyar al Círculo Rojo. —ofreció, amigablemente, aunque, para Heather, la pelinegra no tenía nada de agradable—. Es nuestro nuevo movimiento.

—Dirás el movimiento de tu novio.

—Sí, ¿y qué? —contraatacó, ya poniéndose a la defensiva.

—Sólo decía. —murmuró, acomodando mejor el bolso en su hombro—. Y no, gracias, no me uno a movimiento radicales.

La rubia pasó por su lado, queriendo continuar con su recorrido cuando escuchó:

—Qué hipócrita eres. —la risa seca de Verónica la fastidió—.  Pues, después de todo, eras prácticamente una Serpiente, ¿no?

Se volteó a verla de mala gana.

—Métete en tus asuntos.

Sin esperar respuesta, siguió su recorrido hasta la sala de descanso de Riverdale High School. Se acercó a una de las máquinas expendedoras, cuando, otra molestia andante llegó a arruinar su día.

—Oye, Smith, ¿cuándo me aceptarás una cita? —preguntó de manera altanera, haciendo reír a sus amigos llenos de testosterona—. Soy todo tuyo, cuando quieras, linda.

Heather retiró el paquete de galletas saladas de la máquina y se dispuso a salir del lugar, no sin antes decir:

—Vete al diablo, Reggie.

El resto del día no fue para nada interesante, sin embargo, ya no soportaba esas rutinas, no si no tenía a ninguno de sus verdaderos amigos a su lado.

El resto del día no fue para nada interesante, sin embargo, ya no soportaba esas rutinas, no si no tenía a ninguno de sus verdaderos amigos a su lado

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𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐫𝐨𝐥𝐥𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐤𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬¡! Sweet PeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora