♠︎07¡!

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Heather estaba teniendo un día de mierda porque, de hecho, no la dejaban visitar a sus amigos que estaban detenidos

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Heather estaba teniendo un día de mierda porque, de hecho, no la dejaban visitar a sus amigos que estaban detenidos. Y, cuando llegó a la casa Cooper hecha un remolino de frustración, tuvo que aguantarse un regaño de Alice sobre sus salidas nocturnas y la rebeldía que estaba manifestando. Tal vez dijo más cosas, pero la mente de Heather disoció en busca de alguna idea para salvar a sus amigos del injustificado trato que se les daba.

En la noche, dio vueltas en la cama hasta que el insomnio la incitó a ir en busca de ayuda real.

—Sé que tú y yo no somos amigos, pero en este momento no conozco a nadie que se preocupe por las Serpientes y sus derechos como tú. —las palabras salieron atropelladas apenas Jughead abrió la puerta de casa móvil, teniendo una expresión de total confusión—. Toni me dijo que te uniste para guiarnos y para que ya no haya violencia en las calles... Bueno, espero que ella no se haya equivocado al confiar en ti porque ahora soy yo la que debe confiar. —se sinceró, buscando más calor en el abrigo que llevaba puesto; era una noche muy helada para sólo tener un pijama debajo—. Te necesito, necesito que me ayudes a sacarlos de prisión; quiero que detengamos a esta guerra con el norte.

—Dalo por hecho. —aseguró Jughead, luego de unos instantes de asimilarlo todo—. Te prometo que lo haré.

Se hizo a un lado, dejándola pasar.

Cuando Heather lo hizo, se sorprendió de encontrar allí a un pelirrojo muy conocido.

—¿Qué...?

—Archie esta aquí para apoyarnos. —le dijo, suspirando—. Tall Boy nos ha traicionado. —Heather abrió sus ojos de par en par del asombro—. Hizo un trato con los Diablos y, ahora, quieren que nos unamos a ellos para vender Jingle Jangle.

—¡Por supuesto que no! —manifestó, indignada. Su familia no podía verse involucrada en tan sucio negocio—. No podemos permitirlo.

—No, y es por eso que debemos hacer algo al respecto. —siseó, poniendo las manos en su cintura—. Porque, cuando nuestros amigos salgan de prisión, no quiero que se encuentren con este lío.

—Entonces... resolveremos un problema a la vez, ¿no? —preguntó, sabiendo la respuesta.

—Somos Serpientes. —Jughead sonrió—. Debemos proteger a los nuestros.

A la mañana siguiente, fueron a la prisión a ver a el Rey de la Serpientes, FP Jones, quien les dio la fantástica idea de proponer una carrera para solucionar los problemas entre pandillas y evitar que la situación escale aún más al punto de también profundizar los conflictos con el lado norte. En resumen, estaban en un sensible punto de quiebre y tenían que asegurarse de mover cautelosamente las piezas de juego.

Si se aceptaba hacer esa carrera y ganaban, los Diablos y su estúpida droga se marcharían y ya no generarían los problemas que hicieron que arrestaran a sus amigos.

𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐫𝐨𝐥𝐥𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐤𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬¡! Sweet PeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora