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En vez de perder el tiempo comprando regalos de último momento u horneando galletas dulces, los planes de festivos fueron otros, pues Heather nunca esperó pasar las Víspera de Navidad secuestrando a una Serpiente narcotraficante y arrojándola, prá...

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En vez de perder el tiempo comprando regalos de último momento u horneando galletas dulces, los planes de festivos fueron otros, pues Heather nunca esperó pasar las Víspera de Navidad secuestrando a una Serpiente narcotraficante y arrojándola, prácticamente, a los límites de la ciudad.

—¿Dónde estoy? —indagó Penny, cuando la bolsa fue quitada de su cabeza.

Heather se aferró a los lados de su chaqueta violácea, dándose cuenta que esta era la primera que participaba activamente en la pandilla, haciendo algo más que beber y dar sonrisas.

Ahora estaba en el oscuro espectro de la unidad sureña; esta era la parte más retorcida de su labor. Y, realmente  esperaba no tener que acostumbrarse a ello.

—En Greendale. —determinó el hijo de FP—. Tu nuevo hogar. —se agachó para quedar a la altura de la mujer que estaba de rodillas en medio de un bosque a las afueras—. Pero la verdad, Penny, me da igual a dónde vayas, pero no será a Riverdale, y no será con las Serpientes. —aseguró, mostrando su lado más dominante hasta ahora—. ¿Quieres vender droga? ¿Quieres extorsionar gente? Eso es asunto tuyo, pero en el lado sur, no, porque no pertenece.

Sin embargo, a diferencia de lo que Heather esperaba, la mujer había comenzado a carcajear con una expresión de contundente burla.

Se tensó, dándose cuenta que no sería tan fácil deshacerse de ella porque, si así lo quería, iba a volver, una y otra vez.

—Niño estúpido y arrogante. —escupió. Entonces, le enseñó el tatuaje de Serpiente que tenía en el interior de su antebrazo—. Nuestro código te prohíbe lastimar a uno de los tuyos.

—Ay, Penny, no sabes nada. —se burló, poniéndose de pie y quitándose la chaqueta—. Agárrenla.

Inmediatamente, Sweet Pea, Nick y Toni la tomaron de los brazos y el cuello, inmovilizándola lo más posible.

Heather, por inercia, cerró los ojos, pero aún así los gritos impactaron en ella, sentándole como una patada en el estómago. Esto no le gustaba.

—Esperen, ¿Qué...? —soltó Penny, forcejeando con desesperación. Esta vez, realmente aterrada—. ¡Suéltenme! ¡Quítenme las manos de encima!

Jughead sacó una navaja, demostrando que podía llegar a ser más sanguinario de lo que creerían después de todo.

Heather sintió cómo la bilis le subía por la garganta. No esperó que la situación se volviera tan violenta, pero, ¿qué deberían hacer sino?

—Ese tatuaje no te hace Serpiente.

—¡No me toques! —gritó, cuando la navaja tocó su piel y comenzó a arrancarle un doloroso trozo—. ¡No, no!

Entre los alaridos de dolor, los forcejeos y la sangre —su textura y olor—, Heather no lo soportó. Simplemente se alejó con pies torpes, siendo seguida por otros pasos que ignoró. Cayó de rodillas, vomitando de la repulsión, mientras Tara se lanzaba a sostenerle el cabello. Pero realmente no le importaba su propia suciedad ni los temblores que azotaron a su menudo cuerpo cuando a menos de un metro estaban mutilando y despallejando viva a una mujer diciendo que era lo correcto.

𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐫𝐨𝐥𝐥𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐤𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬¡! Sweet PeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora