♠︎14¡!

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Ya había pasado una semana desde que Southside High School fue clausurada y, desde entonces, las cosas hubieron estado decentemente bien

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Ya había pasado una semana desde que Southside High School fue clausurada y, desde entonces, las cosas hubieron estado decentemente bien. Tensas, pero tolerables para la convivencia.

Heather estaba en las gradas, observando embelesada cómo Sweet Pea jugaba al baloncesto; ni siquiera sabía que él era bueno en ello, pero la manera en la que controlaba la pelota lo decía todo. Se sintió seducida por sus largas piernas expuestas debajo de los shorts de deporte, y por la camiseta grisácea que dejaba evidencia de su sudor. El cabello mojado también le sentaba muy bien a su sonrisa socarrona.

Entre tácticas, usó la oportunidad perfecta para empujar a Reggie Mantle contra el suelo de la cancha —como siempre, apelaba a su lado violentamente impulsivo—. Y, cada que podía, si encestaba, se lo dedicaba con guiños.

—Eres todo un campeón. —alegó, enredando los brazos alrededor de su cuello. No le importaba que estuviera sudado, es más, eso la excitaba—. Creo que te mereces una recompensa.

—¿Tú serás mi premio?

Sweet Pea no esperó a que contestara para quitarle el aliento con un beso.

Luego de una exhaustiva y aburrida clase de historia, les avisaron a las Serpientes que podrían asistir al evento del Día de Pickens sólo como seguridad, lo que apestaba, ¿Ponerlos a trabajar en un día festivo? Eso era una idiotez, pero nadie se quejó al respecto, no cuando sabían que eso era todo lo que el norte les permitiría. Claro que Heather creía que, más que incluirlos, el pueblo los estaba haciendo a un lado.

—¿Te vas a comer eso?

Los ojos de Heather dispararon fuego ante la pregunta de la morena de trenzas.

—Claro que me lo comeré. —refunfuñó, alejando el emparedado de pollo de la vista de su, ahora enemiga mortal—. Búscate tu propio almuerzo.

Tara chasqueó la lengua.

—Vaya que eres una egoísta cuando se trata de comida.

De pronto, Toni llegó echa una furia, lanzando el periódico sobre la mesa de la cafetería donde estaban sus amigas.

—Jones hizo que la historia que mi abuelo le confió sea un mensaje de venganza contra Hiram Lodge y todo el lado norte de Riverdale. —alegó, sentándose, brusca. Ni siquiera trajo comida para ella misma—. Es un idiota.

Heather tomó el periódico con ojo crítico, aunque no había que ser un editor experto para darse cuenta que aquel artículo armaría un alboroto.

—¿Se lo dijiste?

—Por supuesto que lo hice.

—Por supuesto que lo hice

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𝐂𝐢𝐧𝐧𝐚𝐦𝐨𝐧 𝐫𝐨𝐥𝐥𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐤𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬¡! Sweet PeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora