00. 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩𝙢𝙖𝙧𝙚𝙨

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Hace 10 años

—¿Tus papás estaban peleando otra vez? —Le preguntó Kaya a su prima al notar su bajo ánimo, mientras servía un té imaginario en su taza de juguete.

—Siempre es lo mismo cuando papá regresa de sus viajes, pero supongo que en unos días volverá a irse y todo volverá a la normalidad —Respondió Kenna, encogiéndose de hombros, revolviendo su té imaginario con una cucharita de plástico.

—Lo siento Kennie, pero puedes venir cuando quieras —Se levantó de su sillita para abrazarla.

Un golpe se escuchó en la ventana de Kaya. Ella se asomó a ver y una sonrisa iluminó su rostro. Abrió la ventana dejando a un niño moreno con rastas entrar.

Kenna frunció el ceño ¿Ese quién era?

—Kennie, este es mi amigo Usopp —Lo presentó Kaya, sin borrar su sonrisa— Usopp, esta es mi prima Kenna.

El niño la saludó tímidamente con la mano.

Kaya lo tomó de la mano y lo sentó en otra de las sillitas. Le dió una taza y le sirvió el té imaginario.

—Espera yo te conozco —Dijo Usopp, observando a Kenna con curiosidad—. Eres la hija de la señora que le llevaba remedios a mi mamá.

—¿En serio? ¿Cómo está ella?

—Murió hace algunos meses —Bajó la mirada. Kaya no tardó en rodear sus bracitos alrededor de él, consolándolo—. Pero esos remedios la ayudaron mucho.

—Lo siento mucho Usopp.

La puerta de la habitación de Kaya se abrió.

—Señorita Kenna, es hora de irnos —Indicó el chofer.

—¡Adiós Kaya, adiós Usopp! —Se despidió de ambos.

Los dos le dijeron adiós con la mano.

El chófer la dejó en la plaza del pueblo, como siempre lo hacía, ya que su casa estaba entre el bosque y los caminos eran muy angostos como para que el carruaje pasara.

Se despidió de él y comenzó a caminar hacia su casa, ya estaba oscureciendo.

Al llegar al umbral escuchó gritos adentro. Están discutiendo otra vez, pensó y de inmediato su buen humor recayó.

Al entrar pudo ver como su padre estampaba su mano contra el rostro de su madre, haciéndola caer al piso.

—¡Mami! —Gritó corriendo hacia su dirección.

Su padre, al notar la presencia de la menor, se encerró en su cuarto somatando la puerta.

A sus ocho años, fue la primera vez de muchas que Kenna vio un acto de violencia de su padre hacia su madre. Los había visto discutir una infinidad de veces, pero su padre nunca había usado la violencia.

Se agachó, para estar a la altura de su madre y pudo ver como salía sangre por su labio partido.

—Está bien linda, estoy bien —Murmuró, acariciando gentilmente su rostro.

Intentó ponerse de pie, haciendo una mueca de dolor. Kenna se levantó y la ayudó, llevándola a una silla de la cocina.

—¿Linda, puedes hacerme un favor? —Le pidió la mayor con una pequeña sonrisa.

La pequeña asintió, sentándose en otra de las sillas.

—¿Podrías ir a la despensa y traerme los recipientes de copaiba, lavanda, eucalipto, frankincense y helichrysum? También el recipiente en el que ves que siempre hago las mezclas.

𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐌𝐀𝐑𝐄𝐒- 𝗥𝗼𝗿𝗼𝗻𝗼𝗮 𝗭𝗼𝗿𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora