Culpa y confrontación.

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Amane y Tsukasa discutían con frecuencia, siendo Tsukasa el miembro más problemático de la familia. Aunque su madre lo veía como un angelito, Amane era considerado insignificante. Cuando Tsukasa tenía accidentes, Amane era culpado injustamente. Por estas razones, Amane evitaba estar cerca de Tsukasa, ya que este siempre se involucraba en problemas sin que nadie tomara medidas al respecto.

En cierta ocasión, Amane, evidentemente atemorizado, abandonó apresuradamente su hogar, dirigiéndose sin rumbo fijo hacia el bosque, mientras Tsukasa lo seguía con una expresión alegre, portando un insecto perjudicial en sus manos. Dada la fobia de Amane a los insectos, esta situación resultó particularmente aterradora para él. A pesar de que Tsukasa mostraba una actitud más relajada, similar a la de un niño pequeño frente a ciertos temores, el episodio provocó disturbios dentro de la casa, causando daños materiales. La confrontación continuó en los alrededores del bosque, donde Amane, sin salida aparente, llegó a la orilla de un lago. En un rápido desenlace, Tsukasa, el hermano menor, tomó el brazo de Amane, instándolo a tocar el insecto. A pesar de su resistencia inicial, Amane, en un gesto rápido, arrojó a su hermano menor al río, liberándose así del mencionado insecto.

Tsukasa irrumpió en una risa sonora al salir del agua, mientras Amane, visiblemente fatigado, lo asistió para regresar a casa y secarse antes de la llegada de su madre. Posteriormente, el hermano menor se sumergió en un baño, mientras Amane, el hermano mayor, se ocupó de organizar la vivienda. A continuación, se retiró a su propio espacio, optando por ignorar a su hermano, expresando claramente su desagrado por pasar tiempo con él.

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A la mañana siguiente, Tsukasa evidenciaba síntomas de malestar, sugiriendo una posible enfermedad. La madre de ambos hijos no dudó en reprender a Amane por la situación de Tsukasa, lo cual generó irritación en este último.

— Todo lo que le pasa a Tsukasa no es por mi culpa. Es su responsabilidad y la tuya —habló enojado.

— ¡No me hables así! No irás a la escuela, te quedarás a cargo de Tsukasa y se acabó —respondió la madre.

— ¡No me quedaré! Es problema de él si falta a la escuela. Porque no solo no se muere —replicó Amane, expresando su descontento.

El ambiente se tornó silencioso y denso. La madre, sin realizar comentario alguno, optó por ignorar la situación. Tomó su bolsa y, antes de abandonar la casa, depositó un beso en la frente del hijo menor, mientras que Amane no pronunció ni una despedida. Dirigió su mirada hacia su hermano en la cama, profundamente dormido, y le ofreció una disculpa.

— Lo siento...

Amane tomó la decisión de cuidar a Tsukasa durante ese día, lo que implicó su ausencia en clases. Durante el cuidado, Tsukasa adoptó un comportamiento infantil, mientras Amane se encargaba de alimentarlo, bañarlo y administrarle la medicación, aunque esto último provocaba molestias, ya que su hermano a veces lo perturbaba.

Por la tarde, el timbre de la residencia de los gemelos resonó. Amane, anticipando la llegada de su madre, se dirigió a abrir la puerta y sonrió al ver a su mejor amiga.

— ¡Tn! ¿Qué haces por aquí?

— Amane —su rostro reflejaba preocupación y su tono de voz lo confirmaba—, ¿por qué no te presentaste en la escuela hoy?

— ¿Oh? Bueno, estuve cuidando a mi hermano...

— ¿Él está bien? —la preocupación de TN se enfocó más en el menor, desconcertando a Amane, quien supuso que su visita no se debía a él, sino a Tsukasa.

— Hoy amaneció con fiebre y calentura. Ayer tocó un gusano "venenoso" y se enfermó.

— Pero, ¿él va a estar bien?

— ...Sí, Tn.

— ¿Puedo pasar a verlo?

— Claro, pasa adelante.

TN ingresó a la casa, mostrando una mayor preocupación por Tsukasa que por la propia ausencia de Amane en la escuela. La situación dejó a Amane intrigado y algo desconcertado, o, eso era lo que creía.

En ese momento, Amane adoptó una actitud más distante hacia ella, permitiéndole el acceso para visitar a Tsukasa. Los dejó solos en la habitación y se retiró hacia la sala. Al ver a Tsukasa en la cama, TN expresó su preocupación y cuidó de él hasta tarde. Ella se encargó de Tsukasa por la tarde, mientras que Amane asumió la responsabilidad en la mañana, sin interrumpir la llegada de TN. En última instancia, ella no acudió para obtener información sobre Amane, lo cual lo irritó.

A las 6:00 de la tarde, Amane permanecía en la sala cuando escuchó a TN detrás de él.

— Amane, debo irme. Gracias por permitirme cuidar a Tsukasa.  ayudé en algo?

— Claro, me ahorraste una tarde aburrida con mi hermano.

— Jajaja, Amane, no hables así de tu hermano —comentó divertida, aunque su sonrisa se desvaneció al notar a Amane desinteresado—. ¿Estás bien?

— Ah, sí... —respondió de manera cortante.

— ¿Estás molesto conmigo?

— ¿Ya te vas? Mi madre está por venir y si te encuentra, me matará.

— No me iré hasta que me digas qué tienes —cruzó los brazos, observándolo seriamente.

— Suspiró — Me molestó que vinieras a ver a Tsukasa, ¿vale?

— Me preocupé porque... —fue interrumpida.

— ¿Por qué no jugaste con él hoy?

— Me lo encuentro en la entrada todos los días junto contigo, me preocupé por no verlos a los dos.

— Pues ya nos viste, ahora largo... —su actitud fue infantil y grosera, impidiéndole hablar, ni siquiera quería verla, motivado por sus celos.

— De acuerdo, nos vemos mañana, Amane...

Ella salió de la casa, Amane relajó su ceño. Realmente se sentía mal por cómo la trató, culpó a su hermano en voz baja y continuó cuidando de Tsukasa.


Continuará.




♤Último día para amarlo♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora