Trazos de dolor y despedida.

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Completamente recuperada y con ánimo de reintegrarse a la escuela, tenía la expectativa de reunirse con sus dos buenos amigos, especialmente con Amane. Aunque era temprano, optó por esperar a los gemelos. A medida que transcurrían las horas sin su llegada, consideró la posibilidad de que estuvieran enfermos o enfrentaran algún inconveniente que les impidiera llegar ese día.

Finalmente, regresó a clases y el día escolar transcurrió con normalidad. Al concluir las primeras horas de clases, siendo la última en salir al descanso, decidió hablar con el profesor.

—maestro Tsuchigomori.

—si? Que pasa?

—Amane le dijo a usted que se sentía enfermo? O Tsukasa esta enfermo?

—.... —el profesor la miro con una expresión triste y seria a la vez, estaba claro que ella no sabía nada —para que lo necesitas? —dijo por pura curiosidad.

—tengo algo muy importante que hablar con él.

—ahora veo.... Yo también tengo algo importante que hablar contigo.

—no me lo puede decir más tarde? Solo quiero saber si Amane le paso algo.

—a eso voy... durante el tiempo que faltaste a la escuela, ocurrió algo inesperado, de una vez te digo que nada de lo que pasó es tu culpa o que tienes algo que ver en eso.

—que sucede? —estaba asustada.

—Tn... Amane y Tsukasa m-murieron hace una semana.

Experimentó un estado de shock al escuchar esa información, seguido por un zumbido en sus oídos. Su presión arterial se elevó significativamente, acompañada de latidos acelerados, respiración ansiosa y ojos abiertos y dilatados. Aunque las lágrimas tardaron en manifestarse, no pudieron contenerse, y su expresión facial reflejaba palidez y una sensación de frío intenso.

—no, eso no pueden ser...

—enserio, no sabes cuanto lo lamento, Tn...

Tomó asiento por un instante, dedicándose a procesar la magnitud de los eventos recientes. Finalmente, logró liberar la carga emocional acumulada y se vio abrumada por el llanto. El profesor, al percatarse de su estado, optó por gestos de consuelo, acariciando su cabeza y permitiéndole un momento en soledad.

Antes de retirarse, le dirigió algunas palabras de apoyo.

—si necesitas algo, estaré para ayudarte. —ella asintió.

Con brevedad, el profesor abandonó el aula.

Horas después, el timbre indicó el final de la jornada escolar y la vuelta a casa. Con notable lentitud, ella recogía sus pertenencias, manifestando una pérdida evidente de ánimo, anhelando únicamente regresar a su hogar.

—Tn... —dijo su maestro, ella voltea a verlo.

—dígame, maestro?

—tengo algo para darte...

Con un interés evidente, se aproximó a él y observó cómo sacaba una pequeña carta de su escritorio, la cual estaba adornada con corazones y pintada de color rosa.

—que es esto?

—Amane dijo que te lo enviara por correspondencia, es una carta para ti, debí dártela hace días, pero... mi trabajo me consumió, de verdad lo lamento.

—no se preocupe, profesor... muchas gracias —sonrió y seco sus lágrimas las cuales no tardaron en salir.

....

Al llegar a su domicilio, arrojó sus pertenencias descuidadamente en algún rincón de su habitación y se recostó en la cama. Sostenía con firmeza la carta, la cual se encontraba completamente desgarrada. Su única reacción fue llorar con intensidad, y resultaba comprensible dado que ambos mejores amigos habían partido de este mundo sin una explicación clara. Aunque el profesor le aseguró que no era responsable de la situación, persistía la incertidumbre sobre lo sucedido. Al observar el sobre por un momento, decidió romper la carta sin leerla, incapaz de soportar más el dolor emocional que experimentaba.

....






Continuará....






♤Último día para amarlo♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora