*NARRA SABRINA*
Entré de nuevo en casa y cogí aire antes de tirarme al sofá junto a João.
-¿Qué quería? -preguntó éste dejando el móvil.
-Creo que invitarme a cenar -murmuré mirándolo.
-¿Crees? -sonrió confuso.
-Ha dicho que quería hablar cosas del trabajo -negué con la cabeza-. Pero vamos a hablarlas en un restaurante.
João reprimió una risa.
-Pobre, ahora me da pena -me miró poniendo pucheros.
-¿Qué? -fruncí el ceño-. ¿Por qué?
-No sé. Porque sabe que le vas a decir que no y está buscando excusas para verte... -se encogió de hombros.
Lo analicé durante unos segundos pensativa y él alzó las cejas.
-¿Cuándo piensas irte de mi casa? -pregunté entonces.
El portugués sonrió inocente y después cogió mi mano chocándola con la suya varias veces.
-Podríamos ver una película o algo -sugirió entonces.
-¿En serio? -lo miré incrédula.
Asintió como diciendo que no teníamos nada mejor que hacer.
-Vale, pero yo la elijo -cogí rápido el mando.
-Eres una niña repelente te lo juro -aseguró mirándome mal.
-¿Has escuchado alguna vez hablar sobre las medias de abejita? -pasé por alto su comentario.
Suspiró rodando los ojos y luego me miró.
-No, ¿Qué es eso? -se interesó.
Yo sonreí y después de darle un medio abrazo con ilusión, comencé a explicarle lo que significaba, a la vez que ponía la película de "Yo antes de ti".
Esa fue nuestra tarde, hasta que miré la hora y vi que quedaba poco para que Gavi me recogiera.
-Venga, levanta que tengo que ir a arreglarme -intenté levantar a João.
-No -se cruzó de brazos como un niño pequeño-. ¿Cómo puedes hacerme esto?
-¿El qué? -lo miré entre extrañada y divertida.
-Es la película más triste del mundo -aseguró con carita de pena-. Y encima yo no tengo a nadie que me regale medias de abejita.
Solté una carcajada y lo miré con ternura.
-Yo puedo regalarte medias de abejita -le seguí el rollo.
-Tú no me sirves -rodó los ojos.
Volví a reír y le tendí de nuevo la mano.
-Venga, niño -lo levanté cuando me correspondió.
-Que sepas que me voy a casa triste por tu culpa -aseguró mientras nos dirigíamos a la puerta.
-¿Pero te ha gustado o no? -pregunté al frenarnos.
Él se limitó a asentir de nuevo con pucheros y yo sonreí. Acto seguido le di un abrazo, haciendo que mi cuerpo quedara envuelto por el suyo y dejé un beso sobre su pecho.
-Que vaya bien la cena, ya me contarás -besó mi pelo.
-Mhm, gracias -sonreí a modo de despedida.
-No te lo folles, a ser posible -abrió la puerta.
-¡João! -le di un empujón.
Soltó una risita y yo negué con la cabeza.
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latidos compartidos
FanficTodos en algún momento de nuestra vida encontramos a alguien con el que conectamos casi al instante, y sentimos como si lo conociéramos desde siempre. A partir de entonces haces todo con esa persona: ríes, lloras, creces, discutes, cuidas, maduras...