Capítulo 8 - Una pequeña competidora

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Una criada se encontraba haciendo su trabajo, ordenando y clasificando varios materiales que se iban a usar para una fiesta, hasta que de pronto una chica irrumpió, abriendo la puerta abruptamente.

"¡Jefa!"

La chica que entró estaba repleta de sudor y apenas podía respirar.

"¿Qué? ¿Sucedió algo importante?", respondió de forma indiferente la criada mientras continuaba haciendo su trabajo.

"¡Ella ha aprendido a hablar!", exclamó alterada la otra criada.

Por un momento, al escuchar esas palabras, la criada que ordenaba cosas se quedó paralizada, pero luego soltó una pequeña carcajada y siguió con su trabajo.

"¿Estás segura de que no es ninguna exageración?"

"¡Lo vi con mis propios ojos! Fui a esa mansión para confirmar los rumores, y no mentían. Esa niña camina, ¡y hasta es capaz de negociar! Sabe decir varias palabras complejas para su edad, aunque es algo cruel...", dijo la criada esto último en un tono triste.

"¿Cruel?"

Esto llamó la atención de la criada que estaba ordenando.

¿Qué tipo de crueldad podía hacer una niña de 2 años?

¿Hacer dibujos malos?

¿Hacer mucho ruido cuando uno intenta dormir?

"¡Dijo que era más ruidosa que una cocina!", exclamó la criada, llevándose la mano a la cabeza.

Mientras la criada que daba esta noticia dramatizaba y fingía estar llorando. La otra criada se detuvo y empezó a analizar la situación.

No pasó mucho tiempo hasta que llegara a una conclusión.

Estaban en problemas.

El conde, que actualmente tenía 3 hijas y 5 hijos, les había asignado una mansión a cada una de sus 2 últimas hijas recién nacidas, pero esta mansión en concreto había recibido bastantes recursos debido a la ayuda de cierta persona.

El problema que se generaba ahora era que esas dos niñas habían nacido al mismo tiempo, así que estaban 'compitiendo' entre ellas por la atención de su padre.

El padre de las niñas era conocido por reconocer a personas talentosas y oportunidades al instante, como también por ignorar a aquellos que no fueran útiles.

¡Esta situación era peligrosa!, ¡tenía que hacer algo!

En un principio se había pensado que la niña que le habían asignado a ellas tenía alguna especie de don, ¡pero resulto ser mentira!

¡La niña no hacía nada!

Solo comía y dormía como también a veces lloraba cuando no le prestaban mucha atención.

¿Qué habían hecho mal?

Al inicio la niña parecía que iba a poder hablar, pero por alguna razón lo había dejado de intentar.

Varias criadas, e incluso ella, habían tratado de conseguir algún avance, pero la niña, aparte de comer o dormir, le encantaba jugar a veces con los juguetes que tenía en su cuna.

Además... ¿En serio la niña de la otra mansión era capaz de caminar?

¡La niña que les había tocado cuidar a ellas odiaba incluso el intentar gatear! Siempre lloraba si no la cargaban y la supervisora optó por esperar a ver si esta situación mejoraba.

Pero ahora, ¡ya no tenían tiempo!

En los planes originales para la niña de esta mansión, era esperar que, a los 3 años, pudiera decir algunas palabras y aprender a caminar por sí misma, ¡pero Aria había cambiado demasiado rápido las reglas de juego!

A este paso, esta mansión quedaría en el olvido y la niña tendría un futuro sombrío en donde como máximo podría aspirar a asistir a la fiesta de su padre, a desearle un feliz cumpleaños.

Todos estos pensamientos empezaron a molestar mucho a la criada que estaba calmada.

Sin darse cuenta de que su compañera la había ignorado, la otra criada había terminado su dramatización.

La criada ruidosa preguntó: "Jefa, ¿qué hacemos?"

Saliendo de sus pensamientos, la otra criada rápidamente contestó: "Tendremos que discutir con la supervisora de acá para idear un nuevo plan. Gracias por investigar"

"¡A tu orden! Para eso estoy, jefa. Asegúrate de hablar bien de la superior de mí", dijo en un tono juguetón la criada.

"Sí, ¿tienes alguna tarea pendiente?"

"No, aproveché todo mi descanso para confirmar información. ¿No soy genial?"

La criada pensó que recibiría un halago por sus esfuerzos, pero pronto sus manos sintieron otra cosa.

"Serás aún más genial si me ayudas con estas tareas"

Sacando un pedazo de papel que tenía anotado varias tareas, la criada que recibió esto se quedó en shock.

"¿Tengo que hacer todo esto...?"

"Te lo compensaré, Laurie"

Laurie hizo un puchero al escuchar esas palabras, pero después de respirar profundamente, se dio media vuelta.

"¡Nos vemos en otro momento! Comenzaré mi turno más temprano..."

Laurie salió de la habitación dando pisotones feroces.

"Tan ruidosa como una cocina... ¿Se llamaba Aria esa niña? Maldición. Tendré bastante trabajo desde hoy..."

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