Capítulo 18 - Privacidad.

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La hora del baño había terminado y, como Aria le había dicho a María que tenían que volver a la habitación, ella obedeció y ambas regresaron.

Al entrar por la puerta, María notó en seguida que habían cambiado las sábanas y habían limpiado el desastre que ellas habían dejado.

Por su parte, Aria fijó la mirada en la comida que habían puesto en la mesa de madera.

¡Sopa!

Había dos platos de sopa, y sin pensarlo dos veces, Aria fue, agarró el suyo y se sentó en la cama a comerlo lentamente, soplando con cada cucharada que agarraba para no quemarse la boca.

María inspeccionó la habitación y, efectivamente, estaba impecable.

¿Quién la había limpiado?

Esta pregunta se hizo pedazos cuando María vio cómo Aria ensuciaba la cama al comer.

Adiós, limpieza perfecta.

Se lamentó María, pero al sentir cómo su estómago gruñía, agarró su sopa y se sentó en la cama, igual que Aria, para comer.

Mientras comían, una duda vino a la mente de María, por lo que preguntó:

"¿Por qué comemos aquí?"

"Porque el comedor me da asco", contestó Aria mientras tomaba otro sorbo de sopa.

¿Asco?

María pensaba que la razón era porque eran prisioneras, pero por la actitud relajada de Aria... parecía que era un capricho de ella.

Aria ciertamente era una niña extraña, pero gracias a ella se había mantenido con vida a pesar de que estaban en una situación... extraña.

¿Qué buscaban los vampiros?

Por todo lo que había pasado antes, parecía que ellos obedecían a Elizabeth y Elizabeth obedecía y cuidaba de Aria.

Entonces... ¿qué papel iba a tener ella en todo esto?

Si mañana iba a venir un instructor y Elizabeth iba a estar sirviendo a Aria... ¿dónde quedaba ella en todo esto?

"Aria...", dijo María mientras bajaba su cucharada.

Aria puso su atención en ella, pero de reojo notó que ni siquiera había acabado la mitad de su comida.

"¿Qué pasará conmigo?", preguntó María tratando de no sonar preocupada, pero ciertamente tenía miedo.

Todavía podía recordar la forma en que Elizabeth la había mirado cuando creyó que estaba secuestrando a Aria.

La forma en cómo acabó con aquel oso...

Qué miedo...

"Nada", respondió Aria luego de tragar y después siguió comiendo.

¿Nada?

¿Cómo que nada?

"Eh... ¿podrías repetir lo que dijiste?"

"Dije que nada. No te va a pasar nada", respondió Aria antes de meter la cuchara en su boca.

¿Cómo que no le iba a pasar nada?

¿Tan irrelevante era...?

María no sabía si sentirse aliviada o menospreciada.

Pasados unos segundos, María recuperó la compostura y preguntó:

"Aria, ¿Podrías... especificar más acerca de que no me pasará nada...?"

Aria, como si fuera lo más obvio del mundo, respondió:

"Que seguirás siendo mi criada y estarás conmigo en todo momento"

"Ya veo", respondió María automáticamente, pero al analizar lo último que dijo Aria...

¿Estar con Aria... en todo momento...?

"Oye, Aria"

"¿Qué?", preguntó Aria mientras fruncía el ceño.

¿Por qué no la dejaba comer tranquila?

"¿Qué quieres decir con que debo estar contigo en todo momento?"

"Eso. Tienes que estar conmigo en todo momento"

"¡Pero es imposible que estemos en todo momento juntas!", respondió María alterada, ya que parecía que Aria no entendía su punto.

¿¡Acaso no conocía la privacidad!?

Fue entonces cuando María recordó que Aria todavía era una niña, a diferencia de ella que ya tenía 16 años.

¡A Aria le daba igual que la ayudaran a hacer sus necesidades!

Era imposible que Aria la entendiera.

¡Todavía no entendía el concepto de la vergüenza!

"¿Por qué?", preguntó Aria extrañada.

María, sonrojada al pensar cómo explicar ese tema, optó por otro argumento para intentar convencer a Aria:

"¡Porque no podemos dormir juntas!"

"Pero si lo acabamos de hacer", contestó Aria de inmediato.

¡Mierda!

¡Se le había olvidado!

Sin más ideas en su cabeza, María dijo:

"¡Bañarnos! ¡No podemos bañarnos juntas! Porque..."

"¿Y qué hicimos hace unos minutos?", preguntó Aria antes de que María siguiera desarrollando su argumento.

¿Cómo es que Aria era tan buena contraargumentando?

María, sin más opciones y con mucha vergüenza, dijo:

"Sí, pero... me refiero a ir yo sola al baño a hacer... a hacer pipí..."

Lo había dicho...

¡Lo había dicho!

María se quería morir de la vergüenza ahora mismo, pero esperaba que eso fuera suficiente para convencer a Aria de que no podían estar siempre juntas.

¡Ella ya era toda una adulta, no una niña!

"¿Y por qué no lo hiciste después de que yo lo hice?", preguntó Aria extrañada, derrotando así a María, ya que no sabía qué más decir.

Además...

Tenía demasiadas ganas de ir al baño como para pensar en algo más.

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⏰ Última actualización: Apr 22 ⏰

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